12. Quédate conmigo

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En los últimos días no había podido dormir bien, aunque lo intentaba resultaba inútil, por alguna extraña razón en cuanto cerraba sus ojos imágenes del pasado acudían a su mente como fotografías en movimiento. Hacía tiempo que no tenía esos recuerdos, los había abandonado junto con todo lo demás el día en que decidió escapar junto a Harry y James. 

Por cuatro años no había hecho otra cosa más que asegurar el bienestar de su familia, ahora Harry y James eran su nueva familia, se habían vuelto lo más importante para ella, lo más valioso y por ello quería darles la vida tranquila y pacífica que se merecían. 

Hasta entonces habían tenido un estilo de vida nómade, siempre en movimiento. Escapando de todos lados, huyendo en la noche cual ladrones, quemando evidencias a su paso y ocultándose siempre entre las sombras. Eso no era precisamente una buena vida.
Al contrarío de lo que la mayoría podría pensar, escapar con un bebé era mucho más sencillo que hacerlo con un niño pequeño. Un bebé obedecía, se cargaba en brazos y se adaptaba a cualquier lugar. Pero con el tiempo James fue resistiéndose cada vez más a las huidas, sabía que era cuestión de tiempo antes de que el niño pidiera explicaciones, las cuales no podían darle, no aún.
Fue por ello que lo arriesgó todo, moviendo muchos contactos familiares, quedó a deber unos cuantos favores y finalmente lograron asentarse. El lugar era pequeño y humilde, pero era lo más privado y alejado que había podido encontrar, allí habían estado viviendo su nueva vida el último año.  

Todo parecía ir de maravilla, pero una extraña sensación la abordaba desde hacía un tiempo, una especie de angustia que no la dejaba tranquila, como si nuevamente tuviera el fuerte impulso de huir, de escapar de nuevo. Sabía que su instinto no fallaba, los había mantenido con vida y a salvo los últimos años, sin embargo no podía exigirle a James y a Harry que abandonaran el único lugar al que habían podido llamar hogar solo por un presentimiento.
Aun así no se relajó, siempre estaba alerta, siempre esperando, preparada para el momento en que algo sucediera y de ser necesario, volver a huir. 

°°°

Cuando Pansy finalmente dio con la localización del omega y la beta no se apresuró a correr tras ellos, sabía que debía ser cuidadosa, de otra forma lograrían escapar y todo el arduo trabajo que habían estado haciendo los últimos años se iría por la borda. 

Paciente y tranquilamente esperó por una buena oportunidad, sabía que sería la única y debía aprovecharla al máximo.
Para que su plan tuviera éxito necesitaba de cierto alfa dominante que se había echado al abandono luego de la pérdida de su familia. Lo cierto era que a Pansy le costaba mucho trabajo sentir empatía por el resto de las personas, sin embargo al ver a su amigo en ese estado deplorable pudo sentir como su congelado corazón se contraía levemente. Un alfa como Draco Malfoy, imponente, intimidante y desafiante convertido en un motón de mierda, no era algo que disfrutara de ver. 

Cuando un alfa perdía a su compañero, una parte de su alma lo abandonaba también, el daño era mucho mayor cuando había un vínculo de por medio. Sabía lo doloroso que era para él e incluso lo difícil que sería sacarlo de ese estado, pero aún así Pansy no conocía el significado de la palabra rendirse.  

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(Ref cap 5 en "Prófugo")

Cuando supo que Draco Malfoy estaba de vuelta todas sus sospechas se volvieron certezas, su instinto jamás fallaba, esos malos presentimientos seguramente le estaban advirtiendo. 

En esos momentos deseaba con todo su corazón haberlos escuchado, haber tomado a James y a Harry y huir a toda prisa como siempre lo habían hecho. No quería verlos sufrir, no podía soportar que los lastimaran de nuevo frente a sus narices. Aun seguía fresca en su memoria aquella imagen de Harry moribundo suplicándole por ayuda, esos terribles recuerdos jamás se irían. Pero ya era demasiado tarde, Harry había vuelto a sentir la conexión por su alfa enlazado y separarlos solo podía causar más dolor. Lo único que deseaba era que esta vez eligiera sabiamente, pensando en el futuro de ambos, James merecía todo lo mejor y no podía arriesgarse a que sufriera con él. 

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