Atsumu Miya es un nómada digital a tiempo parcial cuando la señal del internet es buena y también el padre soltero de tiempo completo de Senri Miya, un niño encantador de ojos dorados y cabello rizado que para tener tan solo ocho años conoce más est...
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—Dios, ¿quién entiende el algoritmo de las redes sociales? Un día puedo estar yo intentando hacer el paso de Anitta, la diosa brasileña, y tener apenas unas cuantas vistas a pesar de que tengo un culo de infarto, y al otro te paras tu sobre un escenario, cantas la canción más cliché del mundo, y te haces viral.
—¿Qué tan viral?
—Así de viral.
Atsumu se quiere morir.
Bueno, quizá solo está exagerando.
Solo son 12 mil vistas.
Nada a comparación de los millones de visualizaciones que tiene, por ejemplo, Bella Poarch solo por hacer caras y gestos en Tiktok. Es nada en comparación, incluso, de los que hacen cualquier tontería o algún trend de baile estúpido.
Mira a Tooru que lo está fulminando poderosamente.
Ups, creo que ha dicho eso en voz alta.
—Bueno, son apenas 12 mil vistas. Nada alarmante—responde Takeru a lado de Tooru mientras sostiene el teléfono de su tío y termina de chupar uno de sus dedos embarrados con yema de huevo.
—Si tú lo dices.
Atsumu sigue queriendo morirse.
12 mil vistas son 12 mil vistas...¡¿Pero en pocas horas?! Claro que recibe más cuando sube sus covers a su canal de Youtube pero la diferencia es que ahora él no tenía como propósito subir nada, y tampoco es como que haya publicado él por su propia voluntad pero no encontró manera de decirle a Kanoka que lo eliminara luego de que lo publicara en su perfil de Tiktok.
¡Él ni siquiera tiene Tiktok!
¿Eso es bueno no? Sino le habría pedido su usuario o algo así.
No tolera su propia voz, al menos no ahorita que son las 8 de la mañana y tiene una cara de querer morirse. La mitad por sueño y un poco de resaca y la otra mitad porque está ansioso.
Luego de lo Mattsun, la improvisada reunión se alargó más de lo esperado. Debido al calor del momento y a las pocas copas que se bebió —todo con medida porque Senri estaba con él— subió a cantar unas 6 o 7 canciones más. Ni siquiera lo recuerda.
Cada que lo hacía y la luz de los reflectores le daba de lleno en toda la cara, una vibra extraña se apoderaba de él. En todos los casos siempre buscaba entre la audiencia —que fue aumentando a pesar de que era entre semana— a su hermoso y maravilloso hijo.
Senri estaba sonriendo.
Estaba divirtiéndose en compañía de Kanoka, Terushima, Mattsun y él.
Por un momento le preocupó que estuviese forzando al niño a estar ahí solo porque él llevaba tiempo sin divertirse de ese modo pero todo estaba marchando tan increíble en ese momento que le tranquilizó saber que Senri lo estaba disfrutando también.
