6. Nuestra casa de nuevo está en llamas

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Llegan a Santa Mónica a eso del mediodía.

Se demoran más de lo usual porque tanto padre como hijo han quedado noqueados y drenados por completo por la fiesta del día anterior.

Takeru y Tooru les hacen toda una divertidísima sesión de fotos a los Miya luego de haberles rayado el rostro con rotuladores negros.

Atsumu y Senri prácticamente cayeron sobre el sofá más grande de la sala cuando despidieron a todos y comenzaron a recoger un poco las cosas. Entre todos ayudaron aunque claramente la mayor parte lo hicieron los trabajadores que contrataron para armar ciertas estructuras.

Ni Takeru ni Tooru tuvieron corazón para levantar al par y decirles que fueran a dormir a sus habitaciones porque apenas ambos se dieron un baño cayeron rendidos en la sala. Pues aunque los 4 pretendían tener una super noche de películas, sus pilas se agotaron casi al mismo tiempo.

Despertar a Senri no fue tanto problema como fue despertar a Atsumu aunque Tooru, que viene como conductor designado en la Range color perla —decidió dejar el convertible en casa— está más que satisfecho y feliz de que ese hubiera sido lo más difícil al completar esa tarea.

—Fue tu idea, ¿verdad? —pregunta Atsumu mientras salen del restaurante familiar en el que acaban de desayunar.

Van caminando por el estacionamiento. Takeru y Senri vienen un poco más atrás jugando en el scooter del mayor.

Claramente solo les dio tiempo, al salir, de coger algunos snacks de la casa de Tooru porque iban retrasados así que tuvieron que pasar a desayunar algo rápido. A Sadayuki tiene una media hora aproximadamente que le informaron que ya estaban en Santa Mónica pero que se demorarían un poco más porque Senri se moría de hambre.

—¿Eh? ¡Ay! ¡Estúpido, mi brazo, idiota! —vocifera Tooru, haciendo drama como siempre.

Atsumu le ha dado un golpe. No tan fuerte como para arrancarle el brazo pero tampoco tan suave como para que se considere una caricia. Así se lleva de rudo con él a veces.

—Nada de estúpido. Tú tuviste qué ver con que tu tío nos invitara a venir a sus oficinas ¿verdad? —Tooru se sigue tallando el brazo mientras lo mira con un fingido puchero de dolor—. Tooru —lo llama en tono de advertencia.

—¿No puedes simplemente pensar que es una señal del destino? —Atsumu se le queda viendo unos segundos antes de suspirar y rodar los ojos. Lo sabía. Tooru no es discreto para nada—. Bueno, ya. Puede que le mencionara sobre el cumpleaños de Senri y que estarían en LA.

—O sea que sí tuviste algo que ver —ante el tono de reproche Tooru se indigna aunque Atsumu no puede enojarse verdaderamente con él por los gestos exagerados que hace. Es muy chistoso.

—¿Tan mala imagen tienes de mí?

—Sí, Toto. De ti espero todo.

—Ok, eso es grosero —la indignación ahora es real ante el tono medio serio del rubio pero Tooru tampoco puede enfadarse de verdad. No con Atsumu.

No cuando sigue haciendo esa expresión de miedo e indecisión.

Bueno, sí podría, porque Oikawa cree que ya ha pasado muchísimo tiempo para que Atsumu comience a pensar en él pero tampoco quiere arruinar el buen ambiente y la buena disposición que el rubio tuvo al aceptar él mismo la invitación de su tío. El día anterior apenas y tuvieron tiempo para hablar acerca de la discusión que tuvieron. No quiere arruinar nada esta vez.

—Tsumu —Atsumu mantiene la vista al frente.

Es un poco extraño escuchar que lo llama así. La persona que más lo hacía en el pasado era Osamu, al que hace bastante tiempo no ve de hecho.

There's no way 【Haikyuu-SakuAtsu】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora