Cap. 16 Nuevo Comienzo

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༺═───────⊰❪ NUEVO COMIENZO ❫⊱───────═༻

❛16 • Punto de vista de Judy Hopps •

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—¿Cómo mierda nos encontró? ¡¿Cómo?! —vociferó furioso, exteriorizando su confusión y frustración tras perder una propiedad junto a una considerable cantidad de personal.

El enano no podía reprimir su sentir. Caminaba de un extremo a otro mientras presionaba su frente con una de sus manos, como si así fuese a dilucidar la problemática y detener su agobiante desesperación.

—Habíamos evadido a la Policía por años...—detuvo su paso frente a un ventanal para buscar la calma con un poco de aire fresco—. No existe otra explicación...—negó, dejando a los demás en ascuas.

—¿Qué quieres decir? —preguntó el más joven de los cuatro, quien lucía despreocupado.

Volteó el cuerpo y arrastrando los pies se dirigió a Tailderson— Alguien nos traicionó, principalmente a mí.

Los dos zorros árticos se vieron a los ojos, contrariados.

—No puede ser posible...—se lamentó el moreno—. ¿A caso no temen por su vida? —echó la cabeza atrás y miró hacia el techo un tanto meditabundo como si fuese a obtener alguna respuesta desde arriba.

El pelinegro soltó una risa indolente en medio de los presentes.

—Garrelson, nosotros somos inalcanzables para los policías —le recordó el implacable poderío que los sustentó por años—. Su peor pesadilla.

Nunca antes habíamos visto al lobo con una actitud arrogante.

—¡Cómo puedes ser tan fresco! —exclamó el melánico zorro.

—Tenemos poder, dinero y el control... ¿Lo olvidaron?

—Sí, efectivamente...

Tailderson rodó los ojos y chasqueó la lengua—. Tengo la respuesta, McRage —habló, apuntando su atención en el ojiverde.

Al notar como él le plantó la vista, me invadió una intensa sensación desagradable.

Estamos condenados...—pensé, temerosa.

Miré a Nick por el rabillo del ojo y me percaté de su nerviosismo; dejó de parpadear y acercó la copa de agua hasta su boca, simulando beber para distraer su mente y contener el ligero temblor de su cuerpo.

Lentamente llevé una mano hasta la suya y entrelacé nuestros dedos, con la única finalidad de brindarle soporte con mi contacto.

—Wilde no me dejará mentir, ¿cierto? —dibujó una tétrica sonrisa y esperó una contestación—. Ya me enteré —levantó ambas cejas y engrandeció los ojos, como un completo maniático.

Dio un pequeño sorbo y dejó el cristal en el portavaso del sofá—. Depende, ¿qué sabes?

—Sé que golpeaste a Campbell aquel día —habló, restándole importancia—. Es fácil de deducir.

El ojiverde frunció los labios sin comprender cuál es la finalidad de tomar su nombre en un caso que no compete, sin embargo, no pudo soltar palabra alguna al ser suspendido por un indignado blanquiñoso.

—¿Qué estás diciendo? —intentó levantarse del sillón, pero su igual le retuvo, por lo que optó por apoyar ambos codos sobre sus rodillas y apretar sus puños.

Su impotencia se reflejó en sus facciones; la vergüenza de ser delatada lo dejó como un verdadero perdedor.

—Lo que sucedió fue por descuido de Campbell —le apuntó con el dedo índice—. Es el único tarado que se le ocurre secuestrar conejas por puro morbo.

Instinto Erótico {Nicudy}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora