Cap. 37 Caótico Tormento

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༺═───────⊰❪ CAÓTICO TORMENTO ❫⊱───────═༻

❛37 • Punto de vista de Nicholas Wilde •

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La infinita oscuridad había acaparado mi percepción, únicamente podía distinguir el ligero resplandor de las estrellas sobre el firmamento y aunque lo que veía se encontrara nublado a causa de mi distorsionada visión sabía que estaba ahí, pues la brisa fría de la noche rosaba la piel de mi rostro como si fuese una punzante caricia.

¿Qué está pasando conmigo? —las ideas son vagas, mi mente se encuentra turbada.

El solo hecho de buscar respuestas me generaba un ligero malestar en la cabeza.

Pero al percatarme que mi cuerpo se encontraba recostado sobre el cemento procuré incorporarme y mientras retraía mis piernas y me impulsaba, mayor era el adormecimiento, ya que parte de mí no respondía a cabalidad.

Comencé a desesperarme.

Con una mano masajeé cada parte de mi cara, desde mis ojos para recuperar mi visión hasta mis mejillas para retomar mi calor corporal.

Judy

Las fuerzas se apoderaron de mí y con determinación pude ponerme de pie, notando al instante mi desalineada vestimenta. La camisa ya no poseía un color beige uniforme, ya que ahora traía marcas de suciedad y así como el pantalón, la tela se encontraba ajada.

Una vez erguido pude verificar que me encontraba entre escombros.

Inmediatamente rememoré lo acontecido.

—Maldito infeliz —murmuré, conteniendo mi creciente enojo—. Desgraciado.

En medio de la persecución el zorro ártico intentó dirigirme hacia la muerte.

Agudicé el olfato a tal punto de detectar un sinfín de aromas entremezclados entre sí, pudiendo detectar con mayor énfasis la proximidad de un sujeto en particular.

Y antes que él pueda alcanzarme, ya me estaba dirigiendo a su encuentro.

A paso lento pude ubicarme a su tras y con el mayor sigilo lo alcancé—. ¿Qué quieres de mí? —susurré casi cerca de su oreja.

La sonrisa burlona del lobo acaparó su rostro.

Se volteó con mucho pesar y se detuvo, enfrentándome con su presencia—. Eres un buen elemento, ¿por qué desapareciste? —cuestionó, achinando levemente los ojos mientras fingía meditación—. Tu ausencia es sospechosa.

Sus palabras me trajeron desconfianza, pero no dejé de mirarlo fijamente, optando por igualar su postura.

—¿Por eso me persigues?

Tailderson siempre me causó intriga, pues al ser relativamente joven sabía manejarse con cautela dentro de dos organizaciones criminales.

—En realidad no esperaba volverte a ver —se retractó—. Pero ya que estas aquí, no iba a permitir que te escaparas.

Al disimulo palpé por encima de mi ropa con angustia al no tener nada que me sirva para defenderme. Me encontraba desarmado.

—Fuiste muy útil —precisó, intentando ser ameno, ya que mi silencio no era bien percibido por él.

Fruncí los labios mientras el pelinegro extendía su mano esperando concretar algo—. Únete a mí.

—No pienso volver.

Instinto Erótico {Nicudy}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora