CAPITULO 24: Bienvenida al infierno

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-No Constantine no puedes venir-se negó Charles mientras se colocaba una chaqueta encima de su sudadera y tomaba las llaves de su auto-. Te quedarás aquí con Senna.

Volteé hacia el perro, quien dormía patas hacia arriba sobre el sofá-. No me quedaré aquí, déjame acompañarte.

Charles bufó-. Eres cabeza dura, tengo que hacer cosas y no quiero que estés metida.

Me acerqué hacia él y tomé su brazo-. No me va a asustar.

Lo miré a los ojos de forma penetrante y Charles suspiró-. Está bien, pero ponte algo abrigado y unos lentes de sol, no quiero que te vean el rostro.

Sonreí con satisfacción y rápidamente corrí a vestirme como me había pedido.

Luego ambos nos dirigimos hacia la cochera en donde se encontraba su auto y allí abrió el maletero frente a mi. Pude notar que había tres bolsos negros, se acercó a uno de ellos y al abrirlo me encontré con bolsas de lo que parecía ser cocaína.

Tragué saliva y charles volteó hacia mi aun inclinado en el maletero-. ¿Todavía quieres venir?

Sacudí mi cabeza y firmemente respondí-. Si.
Si quería estar con Charles, tenía que estar dispuesta a todo. Y refiriéndome a todo es...A TODO.

Ambos nos montamos en el vehiculo y Charles comenzó a conducir en silencio. No quise poner música ya que el momento era tenso y yo estaba demasiado nerviosa y hundida en mi asiento como para realizar algún tipo de movimiento.

Pensar que había kilos de cocaína en el maletero de Charles me revolvía el estomago y que él sea el encargado era peor. Cualquier mala maniobra y sería el fin.

La mano de Charles viajó hasta mi pierna y realizó leves caricias en ella, creo que pudo notar mi nerviosismo-. Seguro que arrepienta luego de esto.

Mordí el interior de mi mejilla y me mantuve en silencio mientras observaba por la carretera mojada a causa del clima medio lluvioso. Charles mantenía su mandíbula presionada y observaba por el espejo retrovisor cada unos cuantos minutos.

Nos adentramos en la zona oeste y Charles disminuyó la velocidad.

Luego de unas cuantas vueltas entre los vecindarios, Charles detuvo el auto frente a una casa-. Pase lo que pase, no levantes la mirada, ¿Me oíste?

Asentí algo asustada y bajé mi mirada. Charles salió del auto y aguardé unos cuantos minutos, luego oí como se abrió el maletero del auto y una conversación con otro hombre era casi inaudible, pero era presente en aquel momento.

Supe que estaban bajando los bolsos por el movimiento del auto mientras que mi mirada permanecía baja. A los pocos minutos Charles ingresó en el auto otra vez. El motor rugió y salió de allí a toda velocidad.

Elevé mi mirada y Charles maldijo mientras observaba el espejo retrovisor. Giré mi cabeza hacia el espejo lateral y pude ver la presencia de 4 autos negros siguiéndonos. Volteé hacia Charles-. ¿Quiénes son?

-Hijos de puta-respondió Charles-. Gente que quiere joder a Verstappen, por lo tanto a mi también.

Tragué saliva y Charles presionó el acelerador mientras yo presioné mis ojos. Mis manos se clavaron en el asiento e intenté mantener la calma ante la persecución que estábamos presenciando. Charles comenzó a doblar entre calles mientras la Ferrrari derrapaba en cada esquina y a pesar de que confiaba ciegamente en su conducción, sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho.

Una esquina, dos esquinas, tres esquinas y en la cuarta, Charles logró perderles el rastro-. ¿Estás bien Constantine?

Asentí intentando permanecer calmada.

Charles frenó repentinamente en lo que parecía ser bar y volteó hacia mi-. Necesito que conduzcas a esta dirección-rapidamente colocó una dirección en el GPS.

-¿¡QUE¡? ¿Y tu?-abri mis ojos con terror mientras veía a Charles bajarse del auto para darme el asiento.

-Yo iré luego, no te preocupes, ahora vete rápido-ordenó.

Me coloqué en el asiento del conductor y presioné el acelerador para conducir a donde Charles me había indicado. No quería llorar, pero estaba aterrada, temía que algo le sucediera, todo esto era una jodida locura de la cual no puedo creer que él tenga que vivir a diario.

El GPS me iba indicando por donde ir hasta que finalmente el destino era un Motel viejo y algo tétrico.

Mi celular sonó con un mensaje: "Habitación 3"

Bajé del auto rápidamente y me dirigí hacia la habitación que Charles me había indicado en el mensaje, una vez que ingresé, cerré la puerta con seguro y esperé a su llegada.

Me mantuve sentada en aquella cama con el teléfono entre mis manos la media hora que Charles tardó en tocar la puerta de aquella habitación.

Me reincorporé rápidamente, destrabé la puerta y rápidamente envolví mis brazos alrededor de su cuerpo. Charles imitó mi acción meintras me empujaba dentro de la habitación y cerraba la puerta tras él-. Estoy bien, tranquila.

-Joder, creí que no regresarías...-confesé asustada-. ¿No te hicieron daño?

Charles negó-. No, estoy bien. Nada sucedió. Estoy comenzando a acostumbrarme a que esto me pase.

Eché mi cabello hacia atrás-. Charles...esto es demasiado, no puedes seguir así.

-No tengo opción, Cons-elevó sus hombros con indiferencia y dejó caer su cuerpo a su cama-. Es una jodida mierda, una vez que entras...

-Tiene que haber una forma-permanecí mi mirada sobre él-. Quizás si hablo con Nicole...

Charles se reincorporó rápidamente-. Ni se te ocurra. Nicole esta completamente desquiciada, quien sabe que pueda hacerte.

-¿Entonces?-elevé una de mis cejas y permanecí con mis manos en mis caderas esperando alguna solución al gigantesco problema en el que estaba metido,

-Bienvenida al infierno, ángel-sonrió de costado y tomó una almohada para colocarla encima de su rostro.
Aquella frase me había hecho recordar demasiadas cosas.

Dejé caer mi cuerpo sobre la cama junto a él y cerré mis ojos. Todos mis músculos comenzaron a relajarse y él pareció estar pasando por lo mismo. Nuestras respiraciones se volvieron pesadas y lentas. Poco a poco la adrenalina comenzó a irse siendo reemplazada por un sueño profundo.

De camino a casa y esta vez mas tranquilos, Charles y yo pusimos algo de música. Música tranquila para poder relajarnos luego de la situación estresante que habíamos vivido.

-¿Qué hay de tu padre y Pierre?-cuestionó.

Elevé uno de mis hombros-. Todavía no he hablado con ninguno de los dos, de todas maneras quiero que vengas a casa, me importa una mierda lo que diga mi padre.

-No puedo Constantine-parecía bastante seguro acerca de su respuesta.

Extrañada volteé hacia él-. ¿Por qué? Se que mi padre quizás le cueste un poco aceptarte después de todo lo que ocurrió...pero hablaré con él.

El semáforo se puso en rojo y Charles frenó frente a él-. Hay algo que no te he dicho.

Tragué saliva y frunci mis cejas-. ¿Qué?

-Tu padre aceptó ser mi abogado a cambio de algo-Charles volteó hacia mi y todo su rostro se endureció-. Me dijo que me iba a representar solo si yo me alejaba de ti. Ese fue el trato el cual yo lo cumplí...hasta que regresaste.

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A pesar de todo |CHARLES LECLERC|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora