CAPITULO 31: A pesar de todo

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-Creo que siempre lo extrañaré...-comenté con cierto destello de melancolía en mi voz.

Pierre volteó hacia mí y sonrió de lado, su rostro estaba naranjoso por el atardecer frente a nosotros que comenzaba a desaparecer poco a poco-. Lo sé, pero no tienes que pensar en eso. Tendrás otro mejor.

Asentí, un tanto insegura-. Pero...él era especial, sabes-presioné mis labios y observé como el sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas-. Pero no cambiaría esta paz por nada.

-Yo tampoco-concordó el castaño-. Necesitábamos estar lejos de todo eso, necesitábamos alejarnos. Por el bien de todos.

-Creo que podremos comenzar una vida aquí, ¿No crees?-mordí el interior de mi mejilla y observé el anillo dorado que yacía en mi dedo anular.

Pierre sonrió-. Claro que podremos, ¿Acaso dudas?

-Es que...aún tengo miedo.

Los fantasmas del pasado aún me atormentaban, estaba segura que lo harían de por vida, pero valía la pena el intento, tenía que...¿Acaso tenía otra opción?

Pierre volteó todo su cuerpo hacia mí, tomó mis hombros y juntó nuestros cuerpos en un abrazo-. Cons, tienes todo lo que siempre has querido, sé que extrañas ese jodido auto pero...-Ambos comenzamos a reírnos ante mis estúpidas ideas que había planteado con anterioridad sobre la dichosa Ferrari que tanto aprecio le tenía pero, no podían juzgarme, esa Ferrari tenía un lugar en todos nuestros corazones-. Sé que lo que necesitas para ser feliz está por delante, tienes que dejar todo lo demás atrás.

Ambos volteamos nuestras miradas y lo vimos, se veía tan concentrado en el garaje de aquella pequeña casa que habíamos rentado con nuestros ahorros en el sur de Islandia, se encontraba intentando reparar un auto de un vecino el cual le había pedido ayuda para hacerlo funcionar, él amaba hacer eso y parecía que le iba bien.

Pierre empujó levemente mi hombro, incentivándome, sonreí y comencé a correr hacia Charles.

El ojiverde al verme, soltó la herramienta y sonrió-. ¿Por qué tan contenta?

Todo mi cuerpo se abalanzó hacia el suyo en un abrazo-. Pues...porque nos casamos en 3 días. ¿Acaso no es ese un motivo suficiente?

Charles sonrió y unió nuestros labios en un beso, un beso que duró por siempre.

Sí, ésta vez no tuvo fin. En realidad, ellos jamás tuvieron un fin.

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Increíblemente hemos llegado al final de esta historia de dos temporadas, y me cuesta poner en palabras lo que significa para mí haber podido concluirla.
Llevo aproximadamente 13 años escribiendo sin poder terminar ninguna historia y ésta es la primera que logré hacerlo.
Creo que no me queda más que agradecer a todos los que estuvieron leyendo, comentando y votando todo éste tiempo, los que valoraron ésta historia y los que me regalaron su tiempo, lo cual es algo muy valioso para mí.

Ésta historia la escribí en un momento muy doloroso de mi vida, el cual todavía estoy tratando de superar, así que le tengo muchísimo aprecio porque mientras había cosas que dolían, ésta historia me ayudaba a olvidar esas cosas.
Espero que si están pasando por un momento similar, ésta historia los pueda sacar un ratito de esa nube y transportarlos a mi mundo donde todo eso no existe, y solo existe una historia de amor.

Gracias, por valorar mi historia, eso me lleva a que me valoraron a mi y mi arte.

Y sobre todo gracias a la persona que me inspiró todo éste tiempo, Charles!

A pesar de todo |CHARLES LECLERC|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora