16.

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ANHELO


La casa se sentía tan tranquila durante el día. Los asistentes a la fiesta se habían quedado dormidos en los sofás, en los dormitorios adicionales, y se acurrucaron en el suelo con mantas y cojines.
Gimiendo, con resaca, Yoongi andaba arrastrando los pies por la casa, arrojando botellas de cerveza y latas vacías en una enorme bolsa de basura negra cuando Jeon y yo bajamos las escaleras.

—Bueno, maldita sea. —Hizo una pausa cuando nos vio, parpadeando rápidamente—. ¿Es lo que creo que es? —Señaló nuestras manos, nuestros dedos entrelazados. Yo solo sonreí.

—Tranquilo, amigo —dijo Jeon—. No empecemos rumores inoportunos, ¿eh? —Pero guiñó un ojo cuando nos dimos la vuelta, y escuché a Yoongi murmurar: De ninguna manera...

El pobre Taehyung había pasado la mañana en el baño, sintiendo las secuelas de todas sus bebidas. Se arrastró hasta el coche delante de mí, murmurando que necesitaba algo grasiento para el desayuno y mirando a Jeon de reojo.

—¿Estás seguro de que no quieres venir con nosotros? —Dije, mientras Jeon me acompañaba por la acera hacia el coche. El aire de la mañana era fresco y ventoso, así que me había dado su enorme y suave sudadera con capucha para que me la pusiera. Cayó sobre mis manos y bajó hasta mis muslos.

—Necesito ayudar a Yoongi con la limpieza. —Se volvió hacia mí cuando llegamos al coche, abrazándome. Inhalé profundamente, cerrando los ojos por un momento. Todavía olía tan bien—. Además, no creo que Taehyung esté lo suficientemente cariñoso conmigo para eso.

—Oh, el lo superará.

—Eventualmente —sonrió, dejando un beso en mi frente mientras se separaba de mí—. Pero desayunar, en otro momento, parece una buena idea.

—Bien. ¿El próximo fin de semana, entonces? —No quería dejar sus brazos. Su cercanía trajo recuerdos parpadeantes de la noche anterior: la intensidad, la pasión, la brutalidad. Se me puso la piel de gallina.

—Suena bien para mí. —Me dio un manotazo en el trasero mientras me alejaba—. Sé bueno ahora.

—Oh, no sé nada de eso. —Hice una pausa, mi puerta medio abierta.
Taehyung estaba gimiendo desde el asiento del pasajero, jurando que nunca volvería a beber—. Es difícil ser bueno.

—Supongo que tendré que seguir enseñándote entonces —dijo, con un suspiro exagerado—. Que dolor.

Sonreí dulcemente, moviendo mis dedos hacia él.

—Adiós perdedor.

Él sonrió, su tono de advertencia.

—Jimin...

Tenía que saber en lo que se estaba metiendo. Él podía manejarme, pero eso no significaba que fuera a ponérselo fácil.

—Lo siento lo siento. Puedes castigarme la próxima vez —bajé la voz, lo suficientemente alto como para que él lo escuchara—. Amo.





[...]






Los días pasaron en un santiamén, aún mis recuerdos no se disipaban al pensar en esa noche. Después de ese día no podía cerrar los ojos sin pensar en Jeon. Parecía que había grabado su tacto en cada parte de mi cuerpo, no podía estar cachondo las veinticuatro horas del día.

Joder no.

-¿sigues pensando en lo mismo eh?-. Taehyung habló con su típico chicle escandaloso-. Ya supéralo.

Rodé los ojos.

No podía, por supuesto que no. Me negaba a olvidar lo necesitado que me volvía por una polla o básicamente por su polla, sin embargo no era la emoción solo de "follar" había mucho más en esa palabra, se resumía en deseo, lujuria, adrenalina y dolor.
Mi ganas no se irían solo follando y eso lo tenía más que claro. Había dicho que me castigaría la próxima ves no?

Bueno, estaba muy ansioso por llegar a la "próxima ves"

Carraspee al mismo tiempo que alejaba mis pensamientos, estar con ganas de tener a Jeon entre mis piernas me dificultaba hasta caminar apropiadamente.

-Bueno... ¿te veo a la salida?-. Taehyung volvió hablar y giré para mirarlo. Tenía marcas en su cuello, no entendía en qué momento sucedió?

-Si-. Suspire-. Es una mierda que no nos toque juntos.

Pude verlo asentir al mismo tiempo que se alejaba. Decidí seguir mi camino, para mi suerte seguir siendo la "atracción principal" no me resultaba desagradable pero con tantas emociones encima, temía que mi erección  fuera notoria si seguía así de urgido.

La adrenalina la sentí elevarse a medida los minutos pasaban. Ni si quiera tenía su número, algo. Caí mi cabeza en el pupitre y rogué porque Yoongi allá tomado esta universidad como primera opción. Perdí la primera clase apretando las piernas y agradeciendo el no haber reunido como opción unas lindas tangas.

-Minie-. Levante mi cabeza y maldije al ver la cara de Jiwoo.

-¿si?-. Carraspee sentándome correctamente-. ¿Necesitas algo?

Era una estrategia el seguirme? Habíamos terminado hace mucho sin embargo siempre parecía rondar, no me molestaba pero por mucho que me guste la atención, hoy la estaba odiando.

Maldito Jeon.

-¿Harás algo hoy?

Forcé una mueca intentado sonreír, escanee su cuerpo entero y mal dotado no estaba. No estaba mal dotado pero yo quería al perdedor de Jeon. Mi perdedor.

Cuando intente formular palabra, una cabellera conocida se centró en mi visión, mis pupilas se dilataron como si estuviera a punto de ir por mi presa.

-Esto pinta mal..-. Dijo Yoongi acercándose-. ¿Vienes Minie?

Pase saliva alrededor de cuatro veces, intercalaba mi mirada en Yoongi y la persona que seguía escaneándome entero. Me erice y me removí inquieto sin formular palabra. Mi subconsciente me advertía que algo estaba mal y sería castigado.

Anhelaba mi castigo.






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Volví, "Kookmin" a todo costa nenas, desde acá habrá muchos cambios.

𝑨𝒕𝒓𝒆́𝒗𝒆𝒕𝒆. ©  [CASTIGANDO A MI ANGEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora