Capítulo 16 Empatía Parte 1

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Las cadenas suenan, al unísono con los quejidos de los afligidos, sudor y sangre que recorren el cuerpo de quienes han estado en contra de la tiranía, del llamado Rey. Gritos de perdición y de odio hacia una chica de cabellos negros, encadenada hasta que le sangrasen las muñecas, los pies descalzos rasguñados, el cabello tan sucio de tierra y ceniza, una mirada opaca desde hace años, sin ver la luz... sin libertad como su gente. La insultan, la desprecian, por no poder hacer algo por su gran amado pueblo, sin poder liberarlos.

-Arrodíllate ante mí.

Sin decir ni una palabra solo miro al cielo con esos ojos azules tan profundos. Con una rabia ante ese hombre.

-Sino lo haces... te obligare hacerlo.

-No... no lo hare.

-Si te casas conmigo dejare libre a tu pueblo.

-Si lo hago, sé que destino tendré a tu lado. Mi pueblo llorara, será masacrada, sus hijos serán tus soldados a temprana edad, sin un alimento seguro a menos que mate a quien tú menciones. Si me caso contigo... condenare a este mundo. No quiero destruirlo...

-¿Esa es tu voluntad?

-La mía y la de mi gente a quien masacras, a quien violas, a quien suprimes.

-Entonces no podrás ver más la luz del día, estas condenada. -Ordenan que la sostengan. -Quítenle las alas que tanto aprecia.

-¿Que hacen? No... por favor.

-Decide... tus alas o... -Hace una seña. Entre los hombres arrastraron a un niño pequeño, de casi 5 años de apariencia.

-¡Ay! -Exclamo de dolor. -¿Eh? Ma...

-¿Jiékè? -Yieku su pronunciación. -Pero ¿que...? ¡¿Como te atreves?! ¡Desgraciado! ¡Déjalo ir!

-Decide. La vida de tus alas que posees... o tu "único" engendro. Te recuerdo que el primero esta entre la oscuridad, perdiste a dos en batalla por querer regresar al primero y fue en vano. Y durante todo ese conflicto perdiste a otros dos. No te queda nada más que este pequeño que no sabe hacer nada. NADA. Mas que llorar.

-Solo tiene...

-¿5 años? Por favor ni mi hijo que tiene 7 se doblega ante algo tan "común".

-¿Es común que un niño asesine a diestra y siniestra para el orgullo de sus padres? Ningún niño debe de pasar por eso, no debe de ...

-En mi reinado sí. Hacer desde antes al hombre fuerte y temerario.

-Los corrompes de esa manera.

-Si, lo que digas. ¿Qué eliges? Se nos acaba el tiempo. -Lo tomo de los hombros al niño y le dan en su mano un filo como una navaja larga colocándolo al cuello del pequeño.

El cuerpo le temblaba, no podía permitir que lo quitasen lo único que tenía, lo que dijo el hombre era cierto... perdida tras perdida. No más...

-Yo... -Se dejo caer al suelo rindiéndose ante el rey, solo perder sus alas y no al niño. -Estas condenado... -Susurro.

-Bien hecho. Llévenselo.

-No... Maaa... -No podía pronunciar las palabras, lo llevaron a un cuarto solitario desde hace dos o 3 años estaba ahí sin nadie más.

El trauma de ellos dos... El niño vio como le destrozaran aquellas alas que tanto admiraba de su madre, y ella apreciaba esas alas por que protegía al pequeño de su sangre y a su pueblo. Si ella moría, todo se acababa. Las cadenas sonaron con ferocidad, aguantando las lágrimas, el sudor y el dolor, una a una le arrancaban las plumas, con machete y hacha, una manera cruel de arrancarle, destrozarle las alas tan finas de un color gris o plata casi blanco. Manchadas de su propia sangre, sus alas pagaron la sangre que el rey quería derramar enfrente de ella con su pueblo y con su preciado hijo.

El Mundo Shinobi y el FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora