Mi Dulce Omega. © [Yang JeongIn]

Capítulo 14.

El sol ya se estaba poniendo cuando Jimin se marcha con apenas unos cuantos avances de lo que se podría considerar la boda del siglo.

Volvería con las muestras del banquete y de los diferentes tipos de pasteles. Además de que Jin le había hecho saber su interés no sólo por contratarlo para la boda sino también para la Organización de su fiesta de aniversario.

Geumhyun se levanta estirando sus brazos y moviendo su cuello provocando que algunos de sus huesos hagan un sonido crocante en el proceso.

Jeongin se queda con ella mientras su suegro y su cuñado se despiden al señor Park.

— Alfa... ¿Se encuentra bien?

Pregunta algo preocupado pues se le notaba cansada. Geum lo mira. — Estoy bien, Jeongin.... — Dice con simpleza.

Remueve el cabello del Omega antes de comenzar a caminar con la intención de simplemente alejarse.

Pero, para su confusa suerte, Yang le sigue. — ¿Esta segura? Perdone que se lo diga pero no parece estar bien... Venga conmigo, por favor.

Pide. Geumhyun suspira cansada pero ver de pronto esos ojos junto con esa sonrisa crean en ella un sentimiento de deshielo. A esas otras era difícil poder negarle algo a Jeongin.

La Alfa asiente y estira la mano para dejarse guiar. El chico no pasa desapercibida la oportunidad a lo que rápidamente la toma para llevársela.

A diferencia de ella quién aún parecía dudosa y con miedo a equivocarse, Jeongin cada vez se estaba convenciendo más de que le gustaba la idea de contraer matrimonio con la Alfa de los Kim.

No sólo porque en ese lugar se había sentido bien recibido, tampoco por los regalos caros o los lujos sino porque al lado de ella había conseguido algo que durante toda su vida había anhelado: Una familia.

Tenía un par de suegros Amables y cariñosos, Un cuñado amigable y un concuño respetuoso. Pero ella era por mucho lo mejor de todo el paquete: Era una Alfa honorable, que lo respetaba y lo trataba como un compañero de vida, más no un trofeo o una máquina para procrear cachorros. Era hermosa, por dentro y por fuera, sabía escuchar y no temía hablar de lo que sentía además de su manera de hacerle el amor...

Jeongin sentía que se estaba enamorando de Geumhyun.

La pareja llega hacia su mini apartamento (Que de mini no tenía absolutamente nada) y haciéndola sentar sobre el sillón individual, se arrodilla para quitarle el calzado. Cosa que ella intenta evitar pues no quería verlo de rodillas, no después de haber pensado en la posibilidad de tener que dejarlo ir... No quería humillarlo más de lo que ya se había atrevido a hacer con el pensamiento.

— Yo puedo hacerlo...

— Pero yo quiero hacerlo, Alfa...

Réplica él.

Una vez con sus pies descubiertos, Jeongin sonríe comprobando que en efecto, su prometida no parecía tener defecto alguno. La deja en paz por un momento y se pone de pie para ir por algo. — ¿Le podría servir un trago? Quiero que se relaje ahora.

— Una Copa de Vino tinto no me vendría mal...

Admite. A lo que al hacer una parada en el minibar y servir 2 copas. Termina regresando no sólo con las bebidas sinó también con una loción de masaje.

Geumhyun observa esa sonrisa nuevamente y siente de nuevo esa punzada en su pecho. ¿Qué estaba haciendo? Cómo podía si quiera haber pensado que era mejor devolver a Jeongin al orfanato... Era una Perra estúpida que jamás se perdonaría tal falta de respeto.

Jeongin esta a punto de ponerse loción para masajear sus pies con devoción cuando ella le detiene. — Espera... No es eso lo que quiero para relajarme.

Dice sería y quizás algo tosca pues la sonrisa del Omega desaparece momentáneamente, creyendo que nuevamente había hecho algo mal.

Jeongin la observa dar un gran trago a su copa y algo nervioso se atreve a hablar. — ¿E-ntonces como podría ayudarla, Mi Alfa?

Pregunta a lo que con una señal ella le indica que se acerque.

— Así...

Dice antes de prácticamente lanzarsele encima y unir sus labios en un beso profundo desde el vamos.

Sí bien de primera mano, Yang parece sorprendido, no tarda nada en ceder y concederle a Geumhyun todo el mando. Los brazos de la Alfa se enroscan alrededor del cuello del chico mientras este por reflejo va hacia la cintura de ella.

Entre besuqueos y pequeños empujones ambos terminar arrancándose la ropa el uno al otro. La temperatura y la necesidad van subiendo cada vez más dejando que los absorba por completo.

Sin saber que no estaban del todos solos, en realidad.

⋅•⋅⊰∙∘☽༓☾∘∙⊱⋅•⋅

Ambos se encontraban desnudos sobre el sofá, sin nada más que una manta para cubrirlos.

Geumhyun se encontraba boca arriba sobre el sofá mientras Jeongin dormía plácidamente sobre sus senos, ambos empiernados y con ella acariciándole el cabello y la espalda. Incluso aún Unidos por el Coito.

No podía dormir, Sin embargo tocarlo le traía mucha paz. Era extraño pero no podía evitarlo, confirmando que en definitiva no podía devolverlo, Jeongin le brindaba paz y estabilidad, algo que no sería fácil encontrar en alguien más.

Y sinceramente enamorarse de él no sería difícil. El joven Omega se la estaba ganando a pulso.

Geumhyun se inclina depositando un beso en su cabeza y sonriendo. — Jeongin... Descansa, mi precioso Omega.

Susurra para minutos después ella poder caer en un sueño profundo también.

No es hasta que eso sucede que una de las puertas se abre ligeramente. A pasos lentos este sale del baño donde se había escondido puesto que había subido a darle mantenimiento al Departamento.

Pero no esperaba tener que toparse con algo como eso. La mujer que amaba yacía sobre ese sofá con ese patético Omega sobre ella disfrutando de la suavidad de su piel.

Ese debía ser él y ese debía ser su lugar. 

Ya suficientemente malo había sido saber que lo habían cambiado por un Omega tan débil... Pero aquello, haber tenido que escuchar todas sus declaraciones de amor y verlos hacer semejantes actos. Era demasiado.

Changbin aprieta su puño de la rabia. Estando a nada de explotar pero milagrosamente se contiene, Por mucho que Geumhyun se esforzará en olvidarlo y en aferrarse a ese estorbo, él sabía que ella era suya... Ya la había marcado una vez y podría hacerlo de nuevo.

Solo debía esperar el momento adecuado por lo que, en completo silencio y cuidado no dejar rastros de su aroma sale del Departamento cerrando la puerta tras suyo.