Epílogo

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Jaxon...

El vuelo aterrizo en Chicago, llevaba años sin pisar esa ciudad, y mas específicamente, 4 años desde su partida. Todo me recordaba a ella, cada calle. Por mínimo que fuera, cada parecía dejar en claro que Isa había estado allí. Las veces que la vi reír mientras caminábamos por el parque. Antes de ir a la reunión que tenia, decidí hacer un cambio en el recorrido y mi conductor se dirigió a la dirección que le dije.

Regrese a nuestro banco en el acantilado, pero no era el mismo. Había sido restaurado, tu nombre y el mío fueron tapados por la pintura nueva, aunque si miraba muy de cerca, quedaban los rastros de nosotros, de un nosotros que ya no estaba, uno que se había esfumado al igual que la promesa de estar juntos, promesa se quedo en mi memoria, al igual que tu recuerdo.

Saque la cometa de mi mochila y luego de un par de intentos logre que volara, ella estaba tan cerca de ti que por un momento sentí celos, camine dos pasos mas, quedando al borde del abismo, eleve la vista y sonreí.

El cielo era tan azul, y el sol parecía encandilarme con su brillo.

-Todo se siente igual, pero tan lejano, tan ajeno a mi. Sin ti.-solté poco a poco la cuerda.

El barrilete siguió subiendo, alejándose. Mi mano instintivamente la sostuvo de nuevo cuando estaba a punto de perderla, de dejarla irse con el viento.

-Cuida nuestro cometa, algodón de azúcar-finalmente lo solté, viendo como se iba.

Mi móvil sonó y conteste -Dime-

-¿Donde estas?- Daniel me preguntó.

-Hice una pequeña parada, ¿ya están todos ahí?-

-Estamos esperándote- su voz siempre había tenido ese tinte de seriedad.- puedes tardar lo que quieras, estaremos aquí cuando decidas venir-

-Gracias- colgué y volví a guardar el móvil en mi bolsillo. Me acerque nuevamente a la banca y con una roca quise marcarnos nuevamente, dejando grabado que ese era nuestro lugar, con nuestra historia.

Al entrar al café, me encontré a Paula con Ethan muy cerca uno del otro, Daniel hablaba con el hermano de ella y a su lado la mejor amiga del amor de mi vida, quien tenia un bebé en sus brazos.

-Hey- la chica fue la primera en notarme, me dio una sonrisa agradable indicándome que me acercara a ellos. Los demás detuvieron lo que hacían y me observaron con amabilidad.

Al llegar a la mesa, Daniel se levanto y vino a mi, estire mi mano para saludarlo pero en su lugar sus brazos me rodearon en un gran abrazo. -Te tardaste demasiado en regresar- susurro solo para nosotros.

-Es que...- mi garganta parecía estar obstruida por algo, tal vez era un lo siento o un ya no esta, pero nunca lo solté o deje salir.

Él en cambio, no tuvo que escucharme para saber de que se trataba -siempre serás nuestro amigo, y en mi caso. Mi mejor amigo-.

-Gracias-

Nos separamos y el resto de la banda me abrazo también, Paula puso su mano en mi cabeza revolviendo mi cabello -Mírate, todo serio y adulto-

-Mírate, toda enana y canosa- bromee. Ethan en cambio me miraba, con los ojos un poco enrojecidos. -Puedes golpearme, lo merezco- mire al suelo.

Su mano sostuvo el cuello de mi camisera y cerré los ojos esperando el golpe -Eres un imbécil, un hijo de puta y nunca sabes las consecuencias que dejan tus actos- su mano se destenso, dejando de ser un puño -pero así de idiota te conocí a los 14 y aun así te elegí como mi amigo.-

Todos se apartaron dejando pasar a Charlie quien venia con la pequeña bebé en brazos. -Te felicito- mire a la niña -es muy hermosa-

-Su nombre es Isa- él le sonrió -se llama como su tía-

El escuchar su nombre revolvió todo en mi, levante una mano inconsciente, tratando de tocar la mejilla de la niña quien al verme soltó un llanto. -Lo..lo siento- la retraje.

-No te preocupes, esta pasando por la crisis de los 8 meses donde odia a los desconocidos- Luna me explicó -¿quieres cargarla? Al fin, eres su tío- esas palabras me descolocaron un poco.

-Mi chica tiene razón- Charlie respaldo lo que ella dijo - se un buen tío y cárgala, ya me duelen los brazos- me la dio.

La sostuve con mucho cuidado y temor a que llorara de nuevo, en lugar de hacerlo. Sus ojitos parecidos a los de ella me observaron con gran atención para luego sonreír y soltar una risa que hizo que mis lagrimas cayeran -es hermosa- me senté junto a los demás.

-Espero que no cambies de opinión cuando la veas con el pañal sucio- bromeó.

-No lo asustes- su novia lo regaño.

-Solo le anticipo lo que vera cuando deba cuidarla, para que luego podamos salir a cenar como una pareja-

-Charlie-

-A veces, a veces se la podríamos dejar, unas horas- él se defendió.

-Él quizás no quiera-

-Si quiero- asentí rápidamente -si quiero, quiero cuidarla-

Todos comenzaron a reírse luego de ver mi rápida respuesta, y continuamos charlando sobre lo que había pasado en esos años. Como había cambiado la vida de cada uno y todo lo que nos quedaba por delante.

Ese mismo día, un par de horas mas tarde me encontraba presentándome de nuevo ante el publico, en un enorme escenario. Ethan y los demás me observaban en primera fila ya que seria solista esa vez.

La banda entera estaba ahí, hasta Robert, quien mantenía su mirada atenta en mi y sobre todo lo que ocurría alrededor. Las luces del escenario se apagaron y una sola quedo encendida en el medio, subí las escaleras y me acerque a ella.

Al quedar a la vista todo el mundo gritó mi nombre.

-JAXON- la gente aclamaba mi nueva aparición mientras levantaban carteles con cosas escritas.

Mis manos temblaron por escasos segundos, sintiéndome por primera vez, demasiado nervioso. Suspire obligándome a calmar los latidos de mi corazón. Mi pecho se inflo tomando la mayor cantidad de aire y luego soltándolo lentamente.

Detrás de mi, los músicos comenzaron con unas notas que daban inicio a la canción que había escrito. El publico que se quedo en completo silencio y cuando fue el momento, comencé a cantar de nuevo.

En un abrir y cerrar de ojos me encontraba mostrando al publico mi ultima canción, y lo que ella representaba para mi. Mantuve los ojos cerrados durante toda la melodía y cuando los abrí , al escuchar los últimos acordes, me encontré a todo el estadio con un globo blanco en sus manos.

El pianista toco la ultima tecla y todos soltaron las cuerdas, dejando ir las esferas que se elevaron como un gran manto blanco que poco a poco se disperso en el cielo. Y parado frente a todas esas personas que me ovacionaban entendí que..

Isa me salvo esa noche de caer, pero siempre nos mantuvo ahí, al dos centímetros de un precipicio y aunque ya no estaba conmigo, ella tiraría mi mano para no dejarme caer.

Pero no me alejaría de esa maravillosa vista que me regalaba el estar.

Al filo del abismo...

Al Filo del Abismo 💎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora