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Isa...
Eran las 7 de la mañana y me encontraba en una consulta con mi oncólogo, tome la primera porque debía volver a la mansión. Había aplazado ese dolor de cabeza y malestar por mucho tiempo y me encontraba frente a él, esperando que solo dijera que no era nada malo.
-Isa, no has venido a los controles del mes pasado- era verdad, no pude asistir porque ese día él estaba sufriendo un colapso por la abstinencia.
-Yo... estuve ocupada como acompañante-
-¿Te parece bien si hacemos unos controles de rutina?, para evitar sacar conjeturas apresuradas-me sonrió y asentí.
Lo primero fue un análisis de sangre el cual fue bastante rapido, le siguieron una tomografías y una resonancia magnética.
Después de eso, se me indico que esperara en la cafetería una media hora, cosa que no me pareció tan molesta ya que tomaría la oportunidad para visitar a Austin, a quien no veía hacia varios días.
Me dirigí al ascensor y apreté el botón del piso donde estaban los pacientes oncológicos. Al ingresar, vi todo como antes. Nada había cambiando en lo absoluto. La campanilla colgando, enfermeras yendo y viniendo.
Una me reconoció y vino a saludarme -¿qué haces aquí?-
-Vine por un control y quise pasar a saludar-
-¿Austin?-pregunto y asentí. -estas de suerte, creo que aun sigue despierto-
Me acerque a la puerta de mi amigo e ingrese, lo encontré mirando hacia el exterior por el ventanal, su cuerpo se veía aun mas delgado. Me aclare la garganta y se volteo a verme.
-Isa- me mostro su brillante sonrisa.
-Hola- camine rápidamente, evitando que el se moviera lo mayor posible. Al estar frente a frente, extendió su mano y sus dedos recorrieron mi rostro.
-Estas rosada y cachetona-
-¿Me veo mal?-
Me sonrió con melancolía -te ves hermosa y llena de vida-
Mi cuerpo se movió inconsciente y lo abrace, escuchando su risa en respuesta. -te extrañe-
-Yo también mi vida-sentí como su mano acariciaba mi cabello -te he extrañado demasiado-
Pasamos el rato hablando y riendo de todo lo que había vivido, le conté de mi experiencia con el alcohol y mi primer recital, le conté sobre mi trabajo y sobre Jaxon y su banda. Hablamos de todo lo que pudimos hasta que una enfermera vino a decirme que mi doctor ya tenia los resultados.
Finalmente, lo abrace de nuevo y él dejo un beso en mi frente -promete volver a visitarme-
-Claro que si-
-Te esperare-
-Y yo a ti- me negaba a dejarlo -tienes que luchar, y ganar-
-Lo intentare- nos despedimos y baje de nuevo al piso donde estaban los consultorios. Entre al cuarto y lo encontré viendo unas hojas, con el ceño fruncido.
