Cap 10: Trabajando juntos

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Obra = campo = obra de construcción

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En la casa de huéspedes, Arnold se encontraba hablando por teléfono con su mejor amigo:

-Así es Gerald...aunque no lo creas, trabajaré con Helga

-Viejo, me parece mentira...me imagino que debes estar saltando de felicidad

-Pues no lo creas – decía, mostrando su tristeza – porque, tú tenías razón...Helga ya me olvidó y tiene a alguien más

-¿En serio?...¿cómo lo sabes?

-Ella está con ese tipo, que es el hijo del dueño de la empresa en donde trabaja – hablaba con los celos a flor de piel

-Bueno, si es así...¿qué harás?, porque imagino que esos dos, trabajaran contigo

-Sí, pero no puedo hacer nada y no creo que soporte verla junto a él

-Que difícil situación Arni...aunque creo que será mejor; ya que, el verla con otro, hará que puedas olvidarla más fácilmente

- ¿Olvidarla? — repitió Arnold con una intensidad casi desesperada — Eso es imposible. Ahora que la he vuelto a ver, siento que la amo aún más.

-Pues tienes que hacerlo viejo...

-No sé Gerald...bueno hermano, gracias por escucharme...ya tengo que dormir, mañana será un día bastante complicado

-Ok, viejo...descansa...adiós

....

A la mañana siguiente, Arnold llegó muy temprano a la obra para reunirse con André y hablar sobre la repartición de las responsabilidades

-Hola, buenos días – dijo el rubio entrando a la caseta de madera, que serviría de oficina dentro de la obra de construcción del Teatro Circular

-Buenos días — dijo André, quien había llegado segundos antes, con una seriedad palpable y una evidente incomodidad — Mire, Arq. Shortman, voy a serle sincero: no me agrada la idea de trabajar con su constructora. Yo habría preferido que mi empresa se encargara de todo el trabajo.

- Pues, ya que estamos siendo francos, Ing. Evans — respondió el rubio encogiéndose de hombros con una mezcla de resignación y desdén — a mí tampoco me entusiasma la situación. Pero es lo que decidió la alcaldesa.

-Así es... solo acepté porque es un proyecto grande y mejorará el historial de mi empresa — dijo André con una mezcla de resignación y pragmatismo. — Ahora necesitamos llegar a un acuerdo sobre cómo dividiremos el trabajo.

- Pues sí — asintió el Arq. Shortman, buscando una solución equilibrada — Creo que Azul puede encargarse de toda la parte del diseño, la distribución, la estética, la simetría, los acabados, etc. Ustedes pueden encargarse de la parte física, y Azul también puede colaborar, ya que contamos con buenos ingenieros civiles.

-Ok, estoy de acuerdo...pero que quede claro que esto será una alianza forzosa...sinceramente no me agrada en lo absoluto

-Claro – sonrió con provocación – no se preocupe que, el sentimiento es mutuo

Los jóvenes acordaron que trabajarían en la misma oficina. Aunque habían llegado a un consenso profesional, en el fondo, se declararon la guerra en silencio. Se consideraban rivales no solo por pertenecer a diferentes empresas, sino por una competencia subyacente que iba más allá de lo laboral, una rivalidad de amor.

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