Capítulo 12
—¿Entonces podemos sentarnos en la mesa contigo?—la mujer se fijó que solo había una mesa y alrededor tres sillas.
Hannah se sacudió imperceptiblemente como también Harper. Nunca habían excepciones, primero él comía y luego ellas cuando el hombre de la casa terminaba de comer. O caso contrario, se preparaban dos mesas, en la mesa más grande comía él y en la mesa a un lado, la más pequeña, comían las mujeres que tenían que terminar de comer justo cuando él lo hacía. Ni antes, ni después, respetando la jerarquía de la casa. Así que… ¿Por qué está siendo amable ahora?
—Hoy tengo ganas de que mi familia coma conmigo, disfrutando de estar cenando en la misma mesa que yo y escuche las buenas nuevas que traigo hoy.
Ambas mujeres tragaron saliva, no sonaba tan atractivo para ellas como para el abogado quien no se dio cuenta de la tensión de las mujeres de la casa.
—Está bien, cariño, agradecemos con el corazón tu amabilidad—Harper sonrió intentando ser cálida y recordar que su Mark, su novio había planeado todo eso solo para ellas. Que estaba teniendo un detalle lindo para ellas. No debía hacerle malas caras ni hacerlo enojar en vano.
Miró a Hannah y ella entendió su mirada. Aceptar sentarse en la mesa y comportarse bien.
La necesidad de complacer era como una enfermedad en ella. Harper lo sabía, y sin embargo seguía haciéndolo, consciente o inconscientemente.
Ese fue uno de los motivos por el cual decidió afianzar esa idea de trabajar a escondidas de su novio para escaparse de la casa junto a su hija.
Una mejor vida, un mejor porvenir.
Cuando Harper pasó a su lado para tomar su lugar en la mesa, Mark alargó el brazo, cogió una de sus manos en las de él con delicadeza y se la llevó a la cara—. De verdad que siento mucho lo que pasó ayer en la noche—murmuró mientras le rozaba la palma con los
labios—. Juro que nunca volverá a ocurrir. Suceda lo que suceda.
—Me diste mucho miedo, Mark—la castaña susurró—. No eras tú mismo.
—Tienes razón. Sabes que no era yo—Ante la atenta mirada de Hannah, con un cuidado infinito, la atrajo hacia su amplio pecho—. Nadie podría quererte tanto como yo, lo sabes ¿Verdad? Las amo a ambas, a ti y a Hannah, con retraso mental y todo—Hannah no movió ni un músculo y tampoco se atrevió a mirarlo a los ojos. Él se enojaba si se quedaba mirando sus ojos "demasiado tiempo" pero ella, con cinco años, aún no sabía cuál era el "tiempo normal" de mirar a alguien a la cara sin que parezca que los estaba desafiando—. Tú lo representas todo para mí. Y a partir de ahora, los tres, como una familia unida, fuerte y feliz vamos a cuidarnos los unos a los otros, ¿verdad?
—No sé... —Su voz sonó tensa y vacilante. Harper nunca se había sentido tan indecisa, dividida entre el deseo de quedarse con su novio con el cual ya había tenido dos años largos de relación y el de dejarlo, porque ahora lo amaba al mismo tiempo que lo temía. Temía por la vida de su abejita y la de ella.
—Luego este fin de semana podemos salir e irnos a acampar en una montaña, como unas mini vacaciones. Tanto tú como yo hemos estado muy estresados últimamente, amor mío. Eso nos quitaría de encima una buena parte de la presión, y nos ayudaría a relajarnos la semana que entra—Argumentó el abogado razonablemente—. Ya sabes, tiempo de calidad entre padre e hija y madre.
Harper miró a su hija, que seguía sin mirarlos pero por su postura tensa, estaba escuchando todo a la perfección. Para evitar que la conversación siguiera y que la niña siguiera parada incómoda, como una estatua, decidió estar de acuerdo.
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Esposa por alquiler//BUENOVELA
RomanceEl CEO de Pure Wealth Corporation lo único que busca es crear una familia para finalmente ser feliz, tener hijos por docenas, una esposa amable, fuerte y valiente. ¿El problema? Vive en un país con déficit de natalidad y nadie es compatible con él...