Capítulo XI: En la cima de la soledad, el final.

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La biblioteca de la escuela contaba con una sala de lectura. Ese lugar había sido acondicionado para llevar a cabo la reunión de delegados y representantes de curso. Para Nahuel eran todas caras conocidas a excepción de los chicos de primer año, revoltosos como siempre, se llevaban la mirada de los presentes allí. Los mayores, por otro lado, hablaban entre ellos sobre diversos temas que nada tenían que ver con la reunión. Nahuel estaba buscando a la persona responsable de dirigir la cita, pero aparentemente aún no había llegado. Escuchaba un murmullo cerca de él. Fue cuando se dio cuenta que Jorge, el delegado del tercer año vecino le estaba hablando. —¿Me decías?— preguntó esperando no ofender a su compañero.

Jorge lo miró con recelo, era evidente que no le había prestado el más mínimo de atención a la conversación que para él tenían. —Jazmín ¿No debería acompañarte?— repitió. 

Justo en ese momento, Jazmín ingresó con Zoe, la delegada del turno actual y quien dictaba la convocatoria. Caminó con ligereza y una gran sonrisa hasta su amigo y compañero. —Esto será interesante.— le susurró al oído mientras se sentaba a su lado.

—Buenas tardes.— saludó Zoe iniciando la junta. Algunos respondieron el saludo otros simplemente mantuvieron silencio. —Se inició el ciclo 2001, con ello vemos caras conocidas y otras no tanto. Nahuel ¿Podrías explicarles a los chicos de primer año en qué consta ser delegado de curso?— 

La petición casi autoritaria le cayó de sorpresa, tanto, que quería contestar de mala manera e infantil. No obstante, su ego era demasiado grande para causar una mala impresión. Haciendo un gesto involuntario sacó un paquete de cigarrillos para tomar uno. —El delegado de curso es aquel que representa a su curso.— jugueteó con el cigarro paseándolo por los dedos. —Eso es algo que ya deben saber dado que cada uno de ustedes fue seleccionado por sus compañeros. Pero sepan que tienen que ser responsables, no se trata simplemente de perder minutos de clase. Si no que deberán defender intereses ajenos y mostrar una postura generalizada que los represente a todos...— Nahuel tenía a todos absortos, jamás pensaron que daría un detalle tan extenso de lo que significaba ser delegado de curso. —Ahora bien, estamos aquí reunidos todos los delegados para elegir al representante de turno. Aquel que nos represente a todos nosotros.— en ese instante señaló a la organizadora. —Zoe, es la delegada de turno actual, ella fue elegida el año pasado por su buena predisposición y porque conoce a gran parte del alumnado.—

—Bueno, como bien dijo Nahuel. El delegado de turno es quien nos representará a todos. Tomando la palabra frente a las autoridades del colegio. El procedimiento para seleccionarlo es el mismo que aplicaron en sus cursos por el cual fueron electos ustedes. En un papel podrán el nombre de aquel que decida postularse y tuvieran interés de elegir. Entonces ¿Quién se postula?— Luego de la pregunta de Zoe sólo se levantaron tres brazos. —Ignacio de sexto año, bien.— Zoe anotaba al primer postulado. —Cintia de quinto y Jorge de tercero...—Zoe terminaba de anotar. Nahuel miró con cierto escepticismo a su par vecino. —Perfecto, tenemos tres candidatos, les recuerdo que al igual que los delegados de curso, tiene que haber un delegado titular y otro suplente. Con ello, quiero hacer una mención especial y recomendación para esta elección. Nahuel Ruiz.— Zoe lo tomaba por sorpresa.

—¡Pero yo no me he postulado!— replicó con efusividad.

—Lo sé, pero tú mismo has dicho que aquel quien nos represente debería ser conocido por gran parte del alumnado. Tengo entendido que conoces gente del turno mañana, incluso del turno noche. Es por eso que te veo recomendable para el puesto.— indicó Zoe.

—Simplemente me nombras para evitar ser seleccionada tú misma, quieres escapar del cargo.— Nahuel lanzaba una acusación infundada.

—Si eso es lo que crees yo también me postulo.— Zoe levantó la mano. —Las opciones son muchas, así que dejemos que las veinticuatro personas aquí presentes lo decidan.—

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