El resto del receso escolar pasó sin sobresaltos. Nahuel respetó el hecho de no invadir a Elizabeth. Después de todo, si la llamaba por teléfono, seguramente la comprometería a dar explicaciones de quién era él. Sin embargo, cierto día una llamada entró, el identificador no funcionaba y nadie del otro lado contestó. Decidió no darle importancia, era algo que sucedía a menudo.
Entró al colegio con suma naturalidad, no pudo evitar mirar hacia el curso de primero séptima. —¿Qué mierda me pasa?— se lo reprochaba. Para él, era un asunto terminado. Lo de Elizabeth y él no podía ser. Insistió todo lo que pudo. Era hora de resignarse.Así es, había actuado estar más interesado que una simple amistad por daño a su ego. Su orgullo estaba por arriba de cualquier cosa, incluso de Dios. Entonces al insistir, pudo conocer un poco más de Elizabeth. Expresiones que no conocía, facetas de ella que no esperaba, además, ahora tenía la certeza de la firmeza de aquella muchacha. Porque estaba claro, ella moría de amor por él, pero no podía darse el lujo de ir contra sus convicciones.
Evitarla durante el primer recreo no iba a ser suficiente, si el deseo de la muchacha por verlo era más fuerte, era cuestión de tiempo. —¿Estás enojado conmigo?— Elizabeth apareció de la nada y lo abordaba con esa pregunta.
—No, para nada. Simplemente te hago las cosas más fácil. No sería justo que esté todo el tiempo contigo. Tengo otros amigos, eso hará que toda esta situación fluya de manera más natural.— contestó con una ligera sonrisa.
—Eres un tonto. Pretendes alejarme porque estoy enamorada de ti.— lo miró fijamente a los ojos. —Dije que podíamos ser amigos, no quiero que te alejes.— afirmó.
Nahuel levantó su dedo índice para señalarle la mención. —¿Lo ves? Tú misma sugieres una amistad sabiendo que eso complicaría aún más las cosas.—
—Tienes que ser sincero conmigo, porque no soy tonta, has jugado conmigo desde antes de romper con Sara. De repente tus sentimientos están por encima de todo.— Elizabeth se ponía firme.
Nahuel por el contrario se relajó, dejó caer sus hombros y colocó sus manos en los bolsillos de su pantalón. —Está bien... Llegamos a un punto donde las palabras no alcanzan. Si estás dispuesta, te espero después de clases.—
—¿Qué pretendes?— la pregunta de Elizabeth, claramente sobraba.
—Necesito que comprendas lo que siento, pero para ello, tendré que recurrir a un método más efectivo que simplemente decírtelo.— Nahuel sonaba sincero y para Elizabeth, hasta romántico. Al extremo de ser ridículo. Aun así, le agradaba el hecho de que se tomara ese detalle con ella.
—Bueno, está bien. Nos vemos después de clases.—
Cuando sonó el último timbre, ambos salieron en el orden que regularmente lo hacen. Elizabeth estaba esperándolo en la esquina más próxima. Al verlo, simplemente se acopló a su caminar. —Entonces ¿De qué querías hablar?— preguntó inocentemente ella. Aunque en el fondo sabía cuáles eran las intenciones de Nahuel.
—Dije que las palabras no alcanzaban. Tendré que hacer, más que decir.— comentaba él mientras caminaban a la par. —¿Te parece que nos quedemos allí?— Nahuel señaló un pórtico que estaba a media cuadra, pero debían girar y abandonar la oleada de alumnos que caminaban hacia Rivadavia. Ella no contestó, simplemente giró en la dirección indicada. Llevaba su mochila colgada de ambos hombros, al mismo tiempo, sujetaba cada correa con cada una de sus manos. Por el contrario, Nahuel llevaba su carpeta y cartuchera en una bolsa de nylon. —Aquí está bien.— indicó. Elizabeth subió el pequeño escalón, así que él imitó el accionar de su compañera. Luego apoyó la bolsa que cargaba con sus útiles. En cambio ella, estaba parada sujetando ambas correas de su mochila. —Deberías relajarte.— dijo él. —Apoya la mochila en el suelo...— con una ligera inclinación le sugería lo contrario.
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Sentimientos Pasajeros
Teen FictionBitácoras de vida. El desarrollo de un jovencito que a lo largo de su adolescencia, descubre distintos sentimientos. Los conflictos personales que lo obligan a relacionarse con su entorno. Afrontando así distintas situaciones que lo nutrirán de valo...