Experimentos

6 0 0
                                    

Como ya he compartido anteriormente, estuve viajando desde el 2020, por diferentes lugares en Sudamérica.

En agosto del 2022, llegué al norte de Colombia como consecuencia de un cambio de planes que experimenté, desde que estuve en la frontera de Brasil y Guyana francesa.

Mi intención fue cruzar a Surinam, desde Guyana pero las leyes migratorias, así como un sinnúmero de acontecimientos desafortunados, a los cuales me enfrenté, hicieron abortar el objetivo.

Por lo tanto, tuve que buscar otra alternativa para seguir mi ascenso en el mapa. La verdad, a lo largo de mi travesía había cruzado camino con mucha gente de Venezuela, con quienes conversé sobre la posibilidad de visitar, ese país, sin imaginarme que de esa manera esta decisión se convertiría en mi plan b, aparentemente. Añadí así a esta región continental a mi lista de "destinos a visitar"

Quise descartar a toda costa tocar la ciudad, que desde mi punto de vista, me había causado muchos dolores de cabeza, durante el viaje a Brasil, Manaus, pero fue difícil; la volví a visitar por quinta ocasión.

Para subir a Venezuela, debía cortar camino desde Belém y llegar a Manaus. Para este punto, nada me importaba más que salir definitivamente de Brasil, así que llegué al terminal de buses en Manaus y de ahí, llegué a Venezuela.

La situación, en general fue diferente a cómo viví en Brasil, que fueron cuatro meses en los que pude aprender a hablar portugues; tiempo en el que pude asimilar todas las experiencias que viví allá y que me tomará otro capítulo para describirlas.

Tardé quince días para atravesar Venezuela desde el sur, que integra regiones indígenas en la Gran Sabana, hasta el norte que conforma la región de la Guajira y que se comparte con Colombia.

Fue en esta región en la que me quedé por al rededor de cuatro meses y en la que viví uno de los acontecimientos que me han marcado, en todo el sentido de la palabra.


528Hz ProjektDonde viven las historias. Descúbrelo ahora