Mon
- Ni se te ocurra dar un paso fuera de la cama, Armstrong - Escucho decir a Sam quien viene saliendo del cuarto de baño, tengo que volver a tomar mi lugar y la veo acercarse para acomodarme nuevamente las toallas mojadas que ha traído. Bufo. Ella parece mi mamá en este momento.
Actúa como si estuviese muriéndome de cáncer o algo por el estilo, sólo tengo un resfriado y poca fiebre. Pone una de las toallas en mi frente tal como lo ha hecho ya dos veces atrás, la otra la coloca en mi abdomen y tengo que tratar de distraerme para no enfocarme en lo frío de ésta.
- No voy a morir, Sam - Le aseguro sonando totalmente seria, busco sus ojos y cuando los encuentro veo como las ruedas mostrando su notable desagrado ante lo que he dicho. Está tan empeñada en su papel de enfermera profesional que no sé cuándo me dejará siquiera levantarme para beber algo de agua.
La pelinegra se sienta a mi lado, aprovecho esto para apoyar mi cabeza en sus piernas y parece no importarle en absoluto el contacto. Tengo prácticamente una hora y media acostada en la cama con mi celular en las manos, he tenido suerte al lograr convencerla de que tenerlo conmigo no me mataría.
- Estaba analizando todo esto de tu enfermedad. - Comienza a decirme, levanto mi rostro para poder verla mejor y tengo que morderme el labio inferior para no reírme ante su expresión de doctora profesional. - Creo que encontré la causa de tu fiebre. - Dice sonando bastante seria.
- ¿Y cuál es esa razón, doctora Anuntrakul? - Pregunto, claramente burlándome de ella y su "análisis" de la situación.
- Que... - Empieza a decir pero se detiene para bajar la mirada y hacer contacto visual conmigo. - Soy demasiado para ti y te has calentado de más cuando me apoye en tu abdomen hace un momen... - Murmura y tengo que interrumpir sus palabras para que deje de decir tantas tonterías.
- Claro, Sam, eso debe ser. - Digo usando un tono completamente sarcástico. Ella se echa a reír y yo simplemente niego con la cabeza volviendo a concentrarme en mi celular.
- No, pero enserio, ¿Qué has hecho para que te diera fiebre? - Cuestiona una vez que ha terminado con su ataque de risa. Me encojo de hombros demostrando que no tengo ni la menor idea y ella suspira.
- Yo sólo sé que tengo unas enormes ganas de tener un gran helado frente a mí ahora mismo. - Murmuro sentándome sobre el colchón, cuidando que las toallas no se caigan, si eso pasa tendré a la doctora Anuntrakul regañándome como una desquiciada y poniéndome mil reglas respecto a los "movimientos bruscos".
- Mon, tienes fiebre no puedes comer un helado, estará frío. - Me dice mientras escribe un mensaje en su celular para su gran amiga, Jim. Puedo saberlo porque echo un vistazo a la pantalla cuando se distrae de vez en cuando. No es que sea una chismosa, sólo quiero asegurarme de que no es una traficante de súper estrellas que planea secuestrarme.
Venga que eso ha sido tonto pero puede serlo. Tengo que pensar en todo.
- Bien, frío y caliente, eso ayudaría a bajar mi fiebre más que tus tontas toallitas mojadas. No tengo cinco años, Samanun - Murmuro entre risas y ella deja su celular a un lado para voltear a verme, y a juzgar por esa mirada, sé que, o se viene un súper sermón o saldrá con una de sus bromas sin sentido.
- Técnicamente, cuando una persona está caliente y la otra fría, si inician un contacto terminarían por... - Y vuelvo a interrumpirla antes de que siga con su explicación.
- ¿Por qué estás siendo tan pervertida, Anuntrakul? - Cuestiono golpeando ligeramente su hombro izquierdo y riendo un poco. Ella se encoje de hombros y se une a mi risa, haciendo que ese sonido proveniente de su boca sea uno de los mejores que jamás haya escuchado. - Yo sólo quiero un helado. - Añado poniendo mi mejor puchero.
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MI PEQUEÑA ESTRELLA
FanfictionEs una adaptación. Prometo no dejarlos tirador ya tengo más de la mitad, sólo denle la oportunidad a esta loca historia de Amor