Cinco.

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Marinette llega a la casa Agreste con una expresión de determinación en su rostro, sin embargo a medida que se acerca a la puerta, su mirada se oscurece con atisbo de disgusto

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Marinette llega a la casa Agreste con una expresión de determinación en su rostro, sin embargo a medida que se acerca a la puerta, su mirada se oscurece con atisbo de disgusto

Se detiene tomándose un momento para respirar profundamente y recomponerse; tuvo sus muchas dudas cuando Julie fue a su hogar suplicando que asistiera a una reunión con su ex jefe. Se había levantado tarde ese día, debido a la molestia del día anterior y a lo cansada que termino anoche, que  sinceramente quiso negarse. La curiosidad es una debilidad en ella.

Hay un ligero viento soplando; abriga su cuerpo con una chaqueta beige de corte ajustado, un pantalón formal del mismo color que cae suavemente sobre sus piernas, una blusa blanca de cuello alto que ajusta y resalta su figura, en cuanto al calzado, unos zapatos de tacón color perla. 

Luciendo el cabello lacio, sus mechones caen suavemente sobre sus hombros, algunas hebras sueltas que enmarcan delicadamente su rostro. Sin olvidar una pequeña bolsa plateada.

Observa el gran botón rojo durante varios segundos hasta que su dedo se acerca a tocarlo, enseguida lo que parece un ojo alargado y robótico emerge de la pared como si pudiera ver su interior.

Desconoce que hacer, está a punto de hablar cuando regresa al lugar de donde vino, enseguida el elegante portón de hierro se abre frente a su nariz; su corazón late con fuerza mientras se prepara a dar el primer paso hacia la impresionante casa de ensueño.

Al ingresar la reja se cierra automáticamente detrás suyo, diciéndole que es tarde para huir. Sus tacones resuenan con cada paso creando un ritmo que anuncia su llegada, sube los escalones de mármol con una mezcla de emoción y timidez; cada escalón se siente sólido y lujoso bajo sus pies.

El espacio es tan impresionante, techos adornados con molduras intrincadas, un suelo pulido y brillante junto con unas escaleras que se curva elegantemente hacia los lados. Al pie de esta, se encuentra el Sr. Agreste.

Vistiendo una camisa de botones azul claro, pantalones de vestir grises junto con unos zapatos de cuero marrones; adoptando la pose que acostumbra con las manos hacia atrás y mismo peinado de siempre.

-Señorita Dupain-Cheng, es un gusto que haya aceptado venir. –Es lo más amable que puede decir. 

-Acepte la invitación porque quería saber de qué se trata todo esto. –Ignora el saludo.

Gabriel se sorprende un poco por la actitud de la chica frente a él, se ha convencido de que debe comportarse más amable pero duda cuanto tiempo podrá mantenerlo.

Hay un muy pequeño silencio entre ambos.

Interrumpido por el guardaespaldas que emerge de una puerta al lado izquierdo del Sr. Agreste, camina de forma tosca y marcada, colocándose a un lado muy cerca, parece que susurra algo en su oído antes de continuar su camino y desaparecer por la puerta aledaña.

Tentación 	‖Gabrinette‖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora