Doce.

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El baño estaba lleno de vapor, el aire caliente y húmedo envolvía el ambiente, la bañera en un rincón del espacioso baño del hotel, un oasis de relajación y lujo, estaba hecha de mármol blanco de Carrara, pulida hasta alcanzar un brillo impecable,...

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El baño estaba lleno de vapor, el aire caliente y húmedo envolvía el ambiente, la bañera en un rincón del espacioso baño del hotel, un oasis de relajación y lujo, estaba hecha de mármol blanco de Carrara, pulida hasta alcanzar un brillo impecable, y era lo suficientemente grande como para acomodar cómodamente a dos personas.

El agua caliente llenaba la bañera con un flujo constante y suave, creando pequeñas olas que jugueteaban en la superficie, las fragancias de aceites esenciales se mezclaban en el aire, inundando el baño con un aroma embriagador que relajaba los sentidos.

Gabriel se encontraba sentado en uno de los extremos, su cuerpo relajado en el agua caliente, Marinette estaba recostada de espaldas sobre su pecho, como si ambos fueran una sola entidad fusionada en un placentero abrazo. El agua caliente y burbujeante rodeaba sus cuerpos, la espuma flotaba suavemente sobre la superficie del agua, envolviéndolos en su abrazo etéreo y suave.

Las manos del hombre se movían con suavidad y delicadeza sobre la piel de la joven, explorando cada centímetro de su cuerpo, cada roca era como una caricia, y la piel de la mujer respondía con una suavidad excepcional.

-¿Cuánto tiempo piensas que llevamos aquí? –Cuestiona sin una exactitud del tiempo.

-Podríamos quedarnos el resto del día si quisiéramos. –Susurra detrás de su oreja.

-¿Quieres faltar? Sería sumamente descortés de su parte Sr. Agreste. –Gabriel apartó con suavidad el cabello mojado de la joven hacia adelante, revelando la suave curvatura de su cuello, comenzó a depositar besos en esa piel expuesta.

Los besos comenzaron en la base de su cuello, donde la piel era más sensible, y luego descendieron lentamente, el hombre saboreaba cada centímetro de esa piel suave y tersa, sus labios dejaban rastros húmedos y cálidos, y su lengua jugueteaba ocasionalmente, provocando escalofríos de placer en la mujer.

Ella cerró los ojos y dejó escapar un suspiro de deleite, la sensación en su cuello la hacía estremecerse de deseo, sus dedos exploraban los contornos de la espalda de la joven, siguiendo los músculos y la curva de su columna vertebral, sintiendo cómo la tensión se derretía bajo las hábiles manos del hombre, sus ojos seguían cerrados, y su respiración se volvía más profunda y tranquila.

-Me haces cosquillas. –Acompañaba estos besos con suaves caricias con los dedos, trazando círculos y patrones en la piel de la chica. 

Marinette inclinó la cabeza aún más, arqueando su espalda para ofrecer al hombre un acceso más fácil a su cuello ya la curva de sus hombros, las manos de Gabriel, firmes pero gentiles, recorrieron la espalda de la mujer, acariciando sus costados y deslizándose hacia sus caderas.

-Cada mañana de los últimos días me pregunto si tendré suficiente de ti –Marinette parecía estar hecha de la materia más delicada y exquisita, y él no podía evitar maravillarse ante tal perfección–, parece que nunca lo tendré.

Tentación 	‖Gabrinette‖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora