Diecisiete.

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Marinette descansaba plácidamente, su respiración lenta y apenas perceptible indicaba el sueño profundo en el que se encontraba; recostada en el hombro de su acompañante, quien observa con ternura el sereno rostro de la joven, las líneas de preocu...

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Marinette descansaba plácidamente, su respiración lenta y apenas perceptible indicaba el sueño profundo en el que se encontraba; recostada en el hombro de su acompañante, quien observa con ternura el sereno rostro de la joven, las líneas de preocupación del día a día se desdibujan en el sueño reparador y sus labios están entreabiertos, emitiendo suavemente un susurro ocasional.

La mano de Gabriel se desliza con delicadeza por el brazo de ella hasta llegar a su hombro y con extremo cuidado, le da una ligera sacudida, como un intento de despertarla sin causar brusquedad.

Poco a poco, ella parece estar emergiendo de las profundidades de su descanso, como una flor que comienza a abrirse con la luz del amanecer, abre lentamente los ojos, su mirada se encuentra con la del hombre, y una sonrisa perezosa se forma en los labios de la joven.

-Ya llegamos. –Marinette observa a su alrededor, la puerta del avión está abierta y el ruido ha desaparecido.

-¿Me quede dormida? Apenas me había sentado. –Ella se estira con gracia.

-Estabas exhausta, el vuelo dura tres horas por lo que fue una pequeña siesta. –Gira su vista, en busca del tercer pasajero que brilla por su ausencia.

-¿Y Nicolas? –A pesar de los problemas que tuvieron, debían regresar con él.

-Afortunadamente cuando abrieron la puerta, se fue. –Eso explicaba porque solo estaban ellos dos.

A Marinette no le preocupaba pero las palabras que le había dicho en la noche seguían clavadas en su interior, como una semilla que comienza a florecer.

-Tienes mi número y sabes donde encontrarme –Él toma su mano suavemente–, esperare pacientemente.

Marinette siente el contacto cálido de su mano –Sigo pensando que no tienes que hacerlo, mi indecisión no debe ser tu martirio.

-Quiero hacerlo –Él avanza hacia ella, sus ojos encuentran los suyos–, se que no fui muy maduro cuando me diste tu respuesta ayer, pero, si él es tu felicidad sabré entenderlo, elige lo que te haga feliz. –Luego, con una ternura que se siente como un suave susurro en el alma, le planta un beso en la frente, la joven experimenta una oleada de sensaciones, desde las cosquillas en el estómago hasta una dulce melancolía que inunda el momento.

Marinette se pone de pie y de inmediato se sienta en las piernas de su jefe rodeando su cuello con brazos que buscan perdurar ese momento, Gabriel desliza sus manos hacia la cintura de ella y acercándola a él en un abrazo que parece atesorar el presente como si fuera un regalo efímero.

-Voy a extrañarte Marinette –Escucha sus palabras, sintiendo la calidez de su aliento en su oído–, no te metas en muchos problemas y haz dos viajes si es necesario.

-Te despides como si nunca volviéramos a vernos. –Ella se aprieta aún más contra él, pegando sus mejillas y notando la textura áspera del crecimiento de la barba sin afeitar.

Tentación 	‖Gabrinette‖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora