Tres.

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Los pasillos de la empresa Gabriel’s son en su totalidad blanquecinos, pisos fríos y pulcro, lámparas en los techos que iluminan cada centímetro del lugar; no es el mejor lugar que Marinette eligió para sentarse con su cuadernillo de dibujos

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Los pasillos de la empresa Gabriel’s son en su totalidad blanquecinos, pisos fríos y pulcro, lámparas en los techos que iluminan cada centímetro del lugar; no es el mejor lugar que Marinette eligió para sentarse con su cuadernillo de dibujos.

Debería estar en su escritorio sin embargo estar bostezando frente al encargado de área no era una gran idea, además necesitaba inspiración o un lugar menos deprimente si quería terminar su portafolio.

Marinette no convive demasiado con sus otros compañeros de trabajo y en esas instancias finales siente que son como leones hambrientos a punto de saltar.

Traza líneas sin sentido, no puede encontrar el punto o el diseño que quiere mostrar, desesperada, raya sobre las líneas como si intentara borrarlo con ello. 

-Extraño modelo para un diseño. –La chica da un leve salto, no porque alguien estuviera ahí mirando, sino por quien era la persona.

-Sr Agreste, ¿Qué hace aquí? –Marinette se cuestionaba si algo andaba tan mal, en los meses que había estado ahí nunca vio al hombre de cerca y en menos de una semana se lo había encontrado frente a frente dos veces.

-Debería preguntarle eso yo. –Su tono es bajo y calmado. Ella se levanta, tratando de no verse tan baja pero es complicado.

-D-Diseñando –Intenta articular una palabra coherente–, eso hago.

-¿Aquí? –Él observa alrededor, ¿En medio de un pasillo sin gracia? ¿Sola? ¿Sentada en el frio e incómodo piso? 

La mira de reojo, trae unos jeans azul marino, blusa manga larga de color negro y unas zapatillas sin tacón del mismo color, no se hizo un peinado, lo trae suelto. 

-A veces la inspiración llega de lugares inesperados –Gabriel concuerda con ello pero sigue pareciéndole burdo–, todos están como locos allá, es más silencioso aquí.

Marinette mueve sus pies inquietos, golpetea los dedos contra la cubierta del cuadernillo y muerde sus labios, no se molesta en ocultar lo muy nerviosa que se encuentra.

Gabriel la hubiera ignorado pero el hecho de ser la chica de aquella vez y que estuviera en ese lugar tan horrible con una vista tan concentrada le hizo preguntarse, ¿Qué llama exorbitantemente su atención? 

Se sorprendo al ver eran simples trazos delicados manchados por otros más pesados y sosos.

-¿Puedo? –Extiende su mano hacia ella. Marinette clava sus ojos confundida, ¿Debe tomarle la mano?–, su cuaderno.

Sus manos tiemblan ligeramente mientras estira el cuadernillo y lo coloca sobre la palma de su mano; sus nervios crecen cuando lo ojea, pasando de página en página de atrás hacia adelante.

El diseñador revisa cada uno de los dibujos, como también es artista identifica varias cosas en ellos, hay una en especial que le hace fruncir el ceño.

Tentación 	‖Gabrinette‖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora