Capítulo 4

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No fue fácil para Lexa mantenerse fuera del radar de la policía. Ella acababa de cumplir los 17 años y necesitaba al menos sobrevivir en las calles por un año más para llegar a la mayoría de edad. De esa manera lograba liberarse de la posibilidad de que la policía la retuviera y la enviara a las casas de acogidas o con familias temporarias. Obviamente mientras investigaban quién demonios era ella y de dónde provenía, o si tenía algún relativo vivo.

Ella definitivamente no deseaba eso, aún se negaba a saber de ese pasado, ese del que por alguna razón inexplicable seguía huyendo. Sabía bien que había algo en ese pasado que la aterraba saber o confrontar, el solo pensarlo le daba mala espina, así que continuaba haciéndole caso a su instinto de supervivencia.

En poco tiempo tuvo que aprender a convivir con algunos contactos que se fue haciendo del bajo mundo de la ciudad. Eran personajes en los cuales obviamente no podía fiar o con los que podía contar por mucho tiempo, ya que eran criminales. En su mayoría drogadictos que le brindaban algo de ayuda a cambio de algunos favores que no eran muy legales, o que a ella le gustara demasiado. Pero era la única manera de sobrevivir sin ser atrapada por la policía o no terminar cayendo en ese tipo de organizaciones mafiosas de tratantes de mujeres nuevamente.

Por aquel tiempo, sobreviviendo en las calles de Boston, aprendió a entrenar su cuerpo, a hacerlo más robusto y a defenderse. Se transformó en una joven mucho más fuerte no solo física pero también mentalmente, más segura de si misma. Aprendió todo lo que necesitaba saber para sobrevivir en ese bajo mundo de ladrones, traficantes y criminales de todo tipo.

Desde como usar a los personajes que estaban a cargo, como lidiar con los pesados, hasta como evitar a los cazadores de jóvenes como ella. Así también como conseguir cosas con algo de encanto, carácter fuerte y usando muy bien su cabeza, notando, por cierto, que ella contaba con un alto grado de inteligencia. Asimismo, logró que algunos de esos compañeros de la calle le enseñaran defensa personal e incluso el manejo de armas blancas como navajas y cuchillos, así como también armas de fuego. Igualmente, a Lexa le gustaba portar solo su navaja mariposa, la que manejaba con mucha maestría y que normalmente la llevaba oculta en su tobillo.

Pronto se hizo de una buena fama y de nombre también. Era conocida como 'Heda Lexa', un apodo que le había dado el poderoso jefe de nada menos que la mafia irlandesa. Un peligroso y conocido jefe del crimen organizado con quien Lexa a veces hacía tratos y algún que otro trabajo. El hombre que rondaba los 50 años, por alguna razón que Lexa nunca comprendió, la había adoptado como una hija prácticamente.

Frank 'El Irlandés' McCarthy, era el 'Padrino'. El jefe de la organización criminal que operaba en un gran radio de los bajos fondos de la ciudad de Boston. Una noche Lexa sin saber quién era el hombre lo confrontó sin titubear en medio de una calle oscura, luego que los hombres del tipo le arruinaran un pequeño negocio.

Lexa no tuvo problemas en plantarle el rostro al jefe de esos idiotas, aún cuando varias armas de fuego le apuntaban a su cabeza. Frank enseguida procedió a detener a sus hombres, ordenándoles que dejaran a la joven acercarse a él y discutir el negocio que aparentemente su gente le había arruinado.

Lexa no era tonta, enseguida se dio cuenta de que ese hombre era alguien muy poderoso e importante en el mundo criminal. Aún así se dijo proceder como tenía pensado o sería un cuerpo en una bolsa negra al día siguiente. Ella no podía mostrarse temerosa en esos momentos. Por consiguiente, a paso firme, con el rostro contraído y el corazón latiéndole rápidamente, se acercó al hombre sin pestañear siquiera, incluso controlando su agitada respiración. Necesitaba demostrarle que no le temía y que ella tenía algunas cosas que aclararle, fuera quien fuera el sujeto.

Una vez que había llegado a un metro y algo de distancia del hombre que tranquilamente fumaba un cigarro esperándola, Lexa detuvo sus pasos y sin rodeos fue directa al asunto, mirando al hombre directo a los ojos verdes como los suyos todo el tiempo.

Más que una Mujer (Versión nueva)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora