Multiversal Trouble | SpiderBear

Catorceavo

[Este capítulo está totalmente situado en el pasado]

Un Híbrido de Oso se encontraba caminando hacia su hogar luego de haber atacado a unas personas indefensas en su camino. Después de todo, estaba en una competencia por una buena cantidad de dinero. Obviamente no iba a tener piedad por nadie.

El chico se dirigía al cuarto especial de Encantamientos con la idea de ser el primero de su equipo en usar la mesa mágica para conseguir mejores objetos. Pero antes de adentrarse al lugar, otro Híbrido de Oso iba saliendo del mismo.

— Hombre, Spreen. Al fin llegaste.

— Buenas...

Saludó el más joven levantando su mano hacia su compañero de equipo antes de acercarse a la puerta de Hierro para que lo escaneé. Y estuvo a punto de entrar pero la voz detrás suyo lo distrajo.

Spreen solo quería mejorar su armadura, buscar algo de comida y acostarse a dormir un rato porque estaba exhausto. Pero no contaba con un invitado inesperado.

— ¿Pero qué tenemos aquí? —Habló Rubius detrás suyo haciendo que Spreen se volteara para descubrir a qué o quién se refería.— Pero si es Roier, mi Archienemigo número uno.

Y esa fue la primera vez que Spreen vió a Roier.

Un chico castaño, de tez cálida, ojos avellana y un destacable hoodie de Spider-Man debajo de una armadura de Diamante.

Spreen no supo por qué, pero no podía quitarle la mirada de encima. Pero éste estaba muy ocupado hablando con Rubius.

— ¿Cómo que "Mi Archienemigo"? ¡Tú te metiste a mi casa sin permiso, pendejo! Así que tú eres mi enemigo ahora.

Y era verdad. Unos días atrás Roier había llegado a su Refugio para encontrarse con la (no) grata sorpresa de que Rubius y Quackity habían invadido la misma y robado algunos alimentos para después quedarse encerrados como dos pendejos.

Roier no dudo en jugar con ellos fingiendo que no iba a dejarlos escapar para finalmente hacerlo, porque Roier no podría ni matar a una mosca.

¿Cómo le haría daño a Rubius y a su amigo Quackity?

Rubius le contestó pero Roier no pudo poner mucha atención en sus palabras ya que sus ojos se desviaron hacia una tercera persona.

Un chico de cabello oscuro, camiseta celeste y... Guapo. Bastante guapo.
Y Roier pudo haber seguido disfrutando de las vistas de no ser porque notó que en su mano llevaba un hacha de diamante ensangrentada.

Guapo y Psicópata... Era mejor no meterse allí.

— No, no. Tú eres mi amigo y me debes tres diamantes ¿Recuerdas?

Dijo Rubius llamando la atención del Mexicano.

Spreen no pudo evitar poner atención a la conversación de ambos, dándose cuenta así que Roier era el chico del que Rubius le había hablado anteriormente.
El mismo que los había atrapado a él y Quackity en su refugio, manipulandolos para que le dieran algo a cambio.

¿Realmente era el mismo chico? Porque el tipo que tenía en frente parecía más que inofensivo. Hasta podría derribarlo con un solo golpe certero.