Cuarto

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Quesadilla...

Ni si quiera sabía lo que significaba esa palabra pero por alguna razón, el boleto en su mano indicaba que sí, y que había decidido viajar a dicho lugar.

Se encontraba sentado en el suelo, con su espalda apoyada en la puerta y el boleto aún en su mano intentando descifrar lo que pasaba.

Debía analizar toda la información que tenía hasta ese momento:

1- La noche anterior durmió en el Santuario de su pareja pero en la mañana despertó en un lugar completamente diferente.

2- Su comunicador seguía sin funcionar impidiéndole la comunicación con Juan o sus amigos.

3- En ese lugar había personas que, supuestamente, lo "conocían" pero él no recordaba haberlos visto nunca en su vida. No podía confiar tan fácilmente.

Y a todo eso agregarle el boleto con su nombre y las fotos de él con dichas personas.

No podía entenderlo.

Tomó su cabeza entre sus manos y de la frustración soltó el aire que tenía contenido en sus pulmones.
El boleto que estaba en su mano derecha se deslizó y terminó en el suelo, no podía perderlo.
Spreen levantó la mirada y acercó su mano al trozo de papel pero se detuvo.

Algo faltaba.

¿Dónde estaba su sortija?

Inspeccionó su mano con preocupación pero nada.
¿Había perdido su sortija de compromiso? Juan lo iba a matar.
Aunque de todas maneras era muy extraño que se la quitara.

Entonces un pensamiento fugaz cruzó por su cabeza.

Observó toda la habitación en busca de un espejo hasta que lo encontró. Se acercó rápidamente al mismo y analizó su rostro.

Era él, no había ningún detalle diferente. Verificó sus orejas y sus colmillos con tal de encontrar alguna anomalía pero todo estaba igual.
Spreen estuvo a punto de rendirse hasta que recordó algo más.

Se apresuró a tomar su camiseta y quitársela, dejándola en el suelo para poder observar su propio torso.

Su pecho y abdomen estaban intactos... y no tenía que ser así.

Normalmente su torso estaba lleno de cicatrices de heridas que fueron hechas por castigos del Profeta. Ese horrible ser que quería controlar a todos y todo en el pueblo Tortilla (dicho ser el cual por suerte ya no existía).

Pero ahora no tenía ninguna. Tenía pequeños rasguños pero no eran los mismos. Sus cicatrices solían ser de gran tamaño y de un color rojizo, pero esos rasguños ni si quiera se le asimilaban.

Hasta se sentía un poco más jóven.

Seguía analizando su cuerpo delante del espejo cuando se le ocurrió una idea.

¿Y si... No era él mismo?

Un pequeño golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos y lo puso alerta.
Sus orejas se inclinaron hacia atrás y tomó una posición más defensiva.

— ¿Spreen? —Se escuchó una voz masculina del otro lado.— ¿Estas bien? ¿Me dejas pasar?

~ • ~

No sabía a qué hora se había dormido la noche anterior, solo sabía que se sentía horriblemente mal y que la luz del sol no dejaba de molestarlo.
Su cabeza dolía, sus ojos se sentían ligeramente hinchados y en sus mejillas estaban los rastros de las lágrimas de la noche anterior.

Quería morir.

Tomó la manta de forma perezosa y se cubrió con ella hasta la cabeza. No se movería de allí en todo el día ni aunque le pagaran.

Multiversal Trouble | SpiderBearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora