Multiversal Trouble | SpiderBear

Extra: Infancia

[TW: Violencia semi-explícita, maltrato y pura tristeza, perdón de antemano.]

[Este es un Extra enfocado únicamente en el pasado de Spreen por lo que no habrá apariciones de Roier así que si No lo quieren leer está bien, y si lo quieren leer también está bien. Nadie les obliga <3]

Un día más en el cual el pequeño Spreen se encontraba corriendo.

Pero ésta vez no estaba huyendo de nadie.

La tienda de Reliquias del pueblo estaba a punto de cerrar y el menor tenía que llegar lo antes posible. Pues tenía algunas cosas para intercambiar por dinero. Y se preguntarán:

¿Por qué un niño de 12 necesitaba dinero?

— ¡Carola!

El gritó se escuchó hasta dentro de la tienda, dónde un hombre alto, fuerte y con una exuberante barba se encontraba guardando los objetos en venta para partir a su hogar.

El hombre levantó su rostro ante el llamado del Híbrido, reconociendo muy bien a dicho niño.

— No, no. Spreen. Hoy no.

Se negó antes de que el niño pudiera decir algo cuando se posicionó en frente suyo, y siguió guardando los objetos en cajas.

— Por favor, Carola. Necesito la plata.

— No, la última vez que me trajiste algo era totalmente falso. No volverás a engañarme. —Habló nuevamente el hombre rubio mientras cerraba la caja del suelo y la levantaba para llevarla a su camioneta.— Además ya es bastante vergonzoso ser estafado una vez por un niño de tu edad. ¡A estudiar, mocoso!

Spreen lo siguió por detrás, muy determinado.

— Ésto vale la pena. ¡Lo prometo!

Carola dejó la caja en la parte de atrás de su camioneta y con un suspiro se volteó hacia el menor.

Para Carola, ese niño era bastante insistente y manipulador como para solo tener 12 años. Pero lo entendía.

Spreen solo era un huérfano que a penas tenía para comer en ese lugar de mala muerte llamado "Orfanato" (además de otras situaciones desagradables que se rumoreaban). Estaba seguro que el niño sobrevivía como podía.

Tampoco es que Carola pudiera hacer algo más por él, casi nadie en aquél pueblo podía ya que vivían rodeados de miseria. Así era la vida por esos lugares y no la podía cambiar.

— Si me mientes otra vez te llevaré a la montaña más alta y te mandaré directo al Valhalla. ¿Me entendiste?

Exclamó el hombre con su marcado acento, pero Spreen ni siquiera se inmutó porque ya eran una costumbre las amenazas del mayor. Además estaba muy ocupado sacando una pequeña bolsa de tela de uno de sus bolsillos.

— Lo prometo, no te vas a arrepentir. Mirá.

Cuando el joven Híbrido abrió la bolsa, Carola se acercó interesado en su contenido pero no podía ver nada por las pequeñas manos del niño así que gruñó y de un manotazo le quitó la bolsa al menor.

— ¡Trae eso aquí!

— ¡Ey!

El hombre mayor metió la mano dentro de la bolsa fuera del alcance del menor, mientras Spreen daba pequeños saltos intentando llegar a lo que era suyo.

Finalmente Carola sacó el objeto que el niño quería entregarle: Un collar de perlas.

Carola silbó admirando el brillo de cada perla.