Décimo

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La gran torre se encontraba en silencio, exceptuando la punta de la misma. Por encima de la decoración giratoria. Dónde se encontraba un Mago conjurando hechizos y manteniendo conversaciones consigo mismo... O no.

— Ay, Vegettita. Estás esforzándote mucho.

El angel mitad Oso volaba al rededor del Hechicero sin que este le diera mucha importancia.

— Déjalo, está frustrado como aquella vez.

Contestó una versión rojiza del mismo ente, que al contrario del otro, éste se mantenía estático en un sitio.

— No me frustraría si no estuvieran aquí molestando. —Vegetta cambió de página su gran libro de conjuros, con el ceño fruncido y sin mirar a ninguno de los dos.— ¿No tienen algo mejor que hacer?

Ambas entidades se vieron entre sí antes de responder en unísono.

— No.

Vegetta suspiró.

Lamentablemente ya sabía la respuesta, pues esos entes con la apariencia de su ex pareja se habían pegado a él de por vida luego de que intentara recuperar al susodicho.

Porque sí, hace tiempo había perdido a su amado.

Y en un intento desesperado de traerlo de vuelta, rompió varias leyes Místicas provocando que en uno de sus tantos viajes interdimensionales, su forma Ángel y su forma Demoníaca se adhirieron a él.
Pero él no buscaba eso, él solo quería recuperar a su novio. Pero esa es otra historia...

— Bien, ¿Que quieren ahora?

Vegetta había cerrado el libro, finalmente volteando a ver a los dos mitad Oso que no lo dejaban en paz.
Sí, la mayoría del tiempo estaban a su al rededor pero el día de hoy se encontraban muy insistentes.

El Demonio miró directamente al Ángel mientras jugaba con su larga cola.

— ¿Se lo dirás tú o se lo diré yo?

Preguntó el mismo, de forma juguetona por instinto.
Entonces el Ángel observó al Hechicero con un rostro preocupado.

— Tenemos un problema.

— "Tenemos" me suena a manada.

Contestó Vegetta, dando la vuelta para llevar el libro a las estanterías.

— Justamente porque te involucra a ti y al pequeño niño Oso.

Vegetta se detuvo abruptamente cuando escuchó las palabras del Ente malvado.

— ¿Que quieres decir?

El Demonio se acercó flotando con una sonrisa ladina para apoyar sus brazos sobre los hombros ajenos de forma provocativa.

— Se están fusionando...

A pesar del tono divertido en la voz del ente, la información que estaba soltando no era para nada buena.

Pues, una fusión era un problema grande, bastante grande.
Ésta sucedía cuando el cambio de variantes se daba de una manera poco segura provocando un quiebre entre ambas dimensiones. Un quiebre que haría colapsar a los sujetos en cuestión, fusionando sus vidas por completo entre sí.

Y eso no sería tan malo si Vegetta no supiera lo que significaba eso. Ya que, por experiencia, sabía que Nadie sobrevivía a una Fusión.
Ambas variantes podían morir en el proceso o terminar con severos daños que los dejarían en una especie de coma de por vida.

— Eso es imposible. Lo hubiese sentido el primer día si fuera así.

Respondió Vegetta incrédulo a lo que el Ángel le devolvió una mirada de pena.

Multiversal Trouble | SpiderBearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora