Capítulo 05

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Aleksandra.

Respira, Death.

No pasa nada.

Simplemente, es tu jefe.

El hombre que paga tu sueldo, no debería intimidarte de esta forma, no cuando has tratado con los dueños y su otro hijo.

Sin embargo, no podía mantener mi calma habitual ante esa mirada gris azulada, misma que me escruta de forma intensa, pero que no muestra alguna emoción alguna y bajo mi mirada, notando que todavía tiene su mano extendida hacia mí.

¡Vamos, Alek! ¡Reacciona, Death! ¡Haz o di algo!

Después de un pequeño, pero tenso silencio, carraspeo por lo bajo para que mi cerebro logre coordinarse con mi lengua y respiro profundamente, tratando de controlar mis potentes y desconocidos nervios que tengo ante este hombre a mi frente, mismo que es mi jefe.

¿He mencionado que es mi jefe?

Tres veces, Death.

Bueno, subconsciente, necesito remarcar ese hecho, para evitar soltar un suspiro de adolescente hormonal. Como cuando su crush pasa frente a ella y la mira por una fracción de segundos, aunque en el fondo, sabes que no eres ni una mancha en la pared de su vida.

Estás divagando, Alek.

Cierto, necesito concentrarme.

Concentración.

Lo que significa que es buen momento para que mis ojos, dejen de mirar ese gris azulado que me escruta fijamente, hasta podría jurar que logra ver lo más profundo de mi virgen alma, y nuevamente, el nerviosismo, se cuela en mis venas.

Nunca vi un color de ojos tan peculiar.

Su mirada no se despega de la mía, a la par que ladea un poco su cabeza y nuevamente, me doy cuenta de mi falta de modales al ver que sigue con su mano extendida en mi dirección.

¡Estrecha su mano, Alek! ¡Es tu jefe y no podemos permitirnos quedar mal paradas con él! Sí nos despide, ¿¡quién va a comprarnos libros nuevos!?

Es de las pocas veces en las que te pienso dar la razón, subconsciente.

Finalmente, logro encontrar mis palabras.

—Señor Stirling...— digo en un murmullo, mismo que alcanza a escuchar porque asiente de forma lenta—, es usted...otro más...

—Ese soy yo, señorita Death— responde.

Algo parecido a una sonrisa, se forma en sus labios por el modo en que la curva de sus labios se eleva de forma efímera, antes de que recobre parte de su seriedad y veo que baja un poco la mirada, misma que sigo y las mejillas se me ponen rojas de la vergüenza al ver que aún tiene la mano extendida hacia mí.

—Oh...— exclamo mientras extiendo mi mano para estrecharla, los dedos me tiemblan de los nervios—, lo siento.

En el momento que mi mano entra en contacto con la suya, algo extraño me recorre de pies a cabeza y siento como mis vellos de todo mi cuerpo se erizan mientras que un escalofrío hace sacudir cada uno de mis nervios e inconscientemente, aprieto su mano ante las sensaciones que me recorren en todo el cuerpo.

La mirada del señor Stirling, se hace un poco más intensa sobre mí mientras que un destello fugaz se pasea por ese gris azulado, antes de que sienta como estrecha su mano con la suya con una fuerza pequeña, pero la suficientemente poderosa para que tenga que contener un poco mi respiración.

—Un gusto...— digo en otro murmullo, y sé que me escucha, porque su mirada gris azulada se enfoca más en mí con mucho más intensidad, y algo de curiosidad brilla de forma rápida en sus ojos—. Aleksandra Death. Jefa de redacción en la editorial...

Diablo Ruso (HDLF #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora