Capítulo 14

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Aleksandra.

La firmeza y seguridad de sus palabras resonaba en cada una de mis terminaciones nerviosas, mientras que mi estómago daba un vuelco de forma agradable ante el recuerdo de lo que acaba de suceder hace unos minutos.

La forma en que unas simples caricias de sus dedos, han empujado a mi cuerpo hasta el límite para después ser liberado por placentero orgasmo fue algo completamente alucinante, y que nunca me imaginé que podría suceder en manos del hombre al que le había declarado la guerra desde nuestro primer encuentro.

Sin embargo, todavía había cambiado anoche, cuando tuve prácticamente le confesé que había noches en las que soñaba la manera en como se adueñaba de mi virginidad, y que no me molestaba más de lo que admitía abiertamente.

Había algo que sí podía admitirme a mí misma, es que Patrick Stirling, realmente me atraía como hombre.

Y mucho.

A pesar de ser el Diablo encarnado, había algo en él que llamaba por completo mi atención. Tenía algo que llamaba a mi cuerpo a fundirse con el suyo, siguiendo cada una de sus exasperantes órdenes con tal de volver a recibir un placer tan agradable como lo ha sido ese orgasmo.

Siempre he creído en la leyenda que el Diablo, es la tentación encarnada para que cualquier mortal caiga en la cumbre de sus deseos perversos, utilizando su encanto en las palabras y acciones.

Cada uno de nuestros besos, nuestras provocaciones, las pocas muestras de amabilidad y la forma en que se pelea con cualquier hombre que trate de tocarme de forma indebida, ha hecho que terminara envuelta en sus encantos satíricos, al punto de dejarlo ser el primer hombre en darme un orgasmo con sus dedos.

Yo ni siquiera tuve el valor de tocarme a mí misma en mis peores momentos de excitación, y es raro que haya dejado que un hombre que apenas conozco de hace unas cuantas semanas, me tocara de la manera en como él lo ha hecho.

—¿Krasivyy?— el matiz ligeramente suave de su voz junto a las pequeñas caricias de sus pulgares en mis rodillas, me sacan de mi ensoñación—. ¿Estás bien?

Elevo mi mirada hacia la suya y era sorprendente el contraste de sus ojos grises azulados oscurecidos como el inicio de una tormenta, contra el tono suave en el que me había hablado.

No cabía duda que este hombre, era multifacético que me costaba un poco seguirle el ritmo.

Entonces, recuerdo que acaba de hacerme una pregunta y asiento de forma breve, sin confiar plenamente en mi capacidad de crear una respuesta coherente, lo que le causa algo de gracia, porque sonríe de lado con genuina diversión.

—¿Te molestaría decírmelo en palabras, angelito?— asiento de nuevo, mordiendo mis labios en una línea fina y se ríe por lo bajo—. ¿Por qué, Aleksandra?

Me toma un minuto exacto en volver a encontrar mi capacidad de responder, sin despegar mi mirada de la suya y paso mi lengua un momento por mis labios, cuando los siento resecos de pronto.

No pierdo a detalle cómo su mirada gris azulada sigue cada uno de los movimientos de mi lengua, aumentando la oscura tormenta del deseo en sus ojos, hasta que vuelvo a ocultar mi lengua dentro de mi boca y por un momento, muerdo mi labio inferior.

Tampoco pasa por alto mi movimiento, y jadeo por lo bajo, cuando su pulgar se presiona contra mis labios para comenzar a deslizarlo a lo largo de mi labio inferior, hasta que lo libero de la prisión de mis dientes.

—Así está mucho mejor...— murmura en tono ronco y lleno de oscuridad. La suavidad y dulzura de su voz, se habían ido para reemplazarlo por la reencarnación de mi tentación diabólica—. Ti tha ékana me aftó to ómorfo stóma...— habla en tono bajo en un idioma que desconozco, deslizando sus dedos por toda mi garganta—...tóso vathiá...Eímai sígouri óti tha choroúses ta pánta méchri na nióseis chortátos moró mou...

Diablo Ruso (HDLF #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora