Capítulo 16

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Patrick.

—¡Calipso Stirling Jones!— grito con impaciencia mezclada con exasperación desde el borde de las escaleras, antes de que revise la hora en mi reloj de mi muñeca—. ¡Date prisa, mocosa!

—¡Que ya voy, Diablo!— responde con un grito igual al mío—. ¿¡No sabes que una mujer necesita su tiempo para alistarse!?

—¡Lo creería si no hubiera visto que te llevas arreglando desde hace casi cuatro horas, Cal!— refuto con la molestia en cada una de mis palabras, antes de soltar un suspiro de pesar antes de que vuelva a mirar el reloj de mi muñeca—. ¡Apúrate!

—¡Dos minutos más, lo prometo!— chilla en tono irritado, ruedo los ojos—. ¡Me faltan los tacones y retocarme el labial!

—¡Juro que si no bajas en dos minutos, yo mismo iré por ti, Jones!— grito mi respuesta por última vez, antes de cambiar mi mirada hacia Reese McQuoid, quién espera pacientemente desde el sofá en la sala de estar con su teléfono en la mano y lo guarda, cuando me acerco—. Calipso, no debe tardar en bajar ya.

—No tengo prisa, la reservación no es hasta las 8:30— responde con tranquilidad, y no puedo evitar volver a mirar mi reloj por tercera vez en los últimos minutos y siento el peso de la mirada de Reese—. Sin embargo, creo que el impaciente es otro esta noche— despego mi mirada de mi reloj, solo para encontrarme con una sonrisa ligeramente divertida en su rostro y una de sus cejas oscuras, se arquea en mi dirección—. ¿Algo que te tenga nervioso, Diablo?

—Nada me tiene nervioso, Siniestro— respondo con algo de sequedad, caminando hacia el minibar que tengo en el extremo de la pared opuesta, y tomo la primera botella que tengo cerca que parece ser whiskey, y me sirvo en un vaso—. Sólo no me gusta que mi hermana sea una impuntual para sus citas— termino con mis palabras para darle un trago al whiskey.

Vuelvo a mi lugar en la sala, y vuelvo a mirar el reloj en mi muñeca mientras que la impaciencia mezclada con la irritación acerca de la impuntualidad de mi hermana menor, comienza a ponerme los nervios de punta cada vez que veo como los minutos pasan con más rapidez de lo normal.

Sólo faltan diez minutos.

Buscando una manera de sacar cada una de las sensaciones que me están recorriendo en estos momentos, vuelvo a ponerme de pie para caminar hacia el inicio de las escaleras.

—¡Calipso! ¡Date prisa por una jodida buena vez!— grito en exasperación, mientras que la impaciencia comienza a alterarme los nervios de una forma para nada sana, y reviso de nueva cuenta mi reloj—. ¡Juro a como me arruines esta noche te voy a asesinar, muñeca roja de porcelana!

—¡Ya voy!

Lucifer santo con esta mocosa.

Calipso, será la responsable de mis canas el resto de mi vida a cómo no se dé prisa.

Ocho minutos; pienso mientras que no dejo de mirar las manecillas de mi reloj, antes de volver a la sala de estar, dónde me encuentro con la sonrisa burlesca de Reese, lo que altera aún más mis nervios.

—¿Qué?— espeto de mala gana, Reese se ríe entre dientes antes de negar con su cabeza—. ¿De qué mierdas te ríes, McQuoid?

—Nunca te había visto tan impaciente un sábado por la noche, Diablo— responde con la sonrisa aún en sus labios—. Hasta creería que realmente te encuentras nervioso, para lo que sea que suceda esta noche.

Gruño con molestia mientras que me termino de un sólo trago el whiskey, antes de que fulmine con la mirada a Reese, quién sonríe aún más, claramente, disfrutando de todo el desastre en que me estoy convirtiendo en estos últimos minutos.

Diablo Ruso (HDLF #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora