Capítulo 08

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Aleksandra.

Cierro con más fuerza de la necesaria la puerta detrás de mí, mientras trato de luchar contra los instintos malvados de volver a tomar mi enciclopedia para ir hacia su oficina y lanzarla de nuevo contra su rostro perfecto y pedante.

Nunca en mi vida había odiado tanto a alguien, como lo es el asno satírico de mi jefe.

Trago en seco al recordar sus palabras dichas en ruso, aunque pude notar que se sorprendió un poco al darse cuenta que le he entendido, no cambia el hecho de que me asusté más yo ante su amenaza explícita y directa, misma que se repite en mi mente como una grabadora, donde su voz se hace cada vez más baja, aumentando la peligrosidad de su amenaza.

Y usted, no tiene idea las ganas que tengo de cortarle ese bonito cuello que tiene. Solamente, para verla cubierta de su sangre.

¿Acaso la pequeña redactora es capaz de entender el ruso?

Creo que este es el momento en que me arrepiento de haberle insistido a mis padres que me enseñaran parte de las raíces rusas que tiene la familia de papá, entre ellas, el idioma, porque siempre había tenido curiosidad por conocer los ancestros de mi familia.

Ahora, me arrepiento de haberlo hecho.

Más con la amenaza explícita de la manera en como mi jefe va a cortarme el cuello, a como no mantenga mi gran boca cerrada, ¿realmente será capaz de hacerme eso?

Es el Diablo, Death.

Me pregúntate, ¿que no será capaz de hacerte a como no mantengas tu boca cerrada?

Por una vez, tengo que darle la razón a mi subconsciente.

Respiro profundamente varias veces para calmar mi pulso acelerado, mientras que cada uno de los sucesos que acaban de suceder en la mañana, vuelven a mi mente como un tren y me pregunto, ¿en qué momento mi mañana del martes se convirtió en un completo desastre?

Desde que pensaste que era una buena idea emborracharte en un lunes, Death.

Nuevamente, mi subconsciente tiene razón en sus palabras.

Y como si fuera un recordatorio de la inconsciencia que hicimos anoche, una punzada de dolor me recorre en toda la base de la nuca, hasta mis sienes, mismas que masajeo suavemente para calmar el dolor, pero sé que no se irá hasta que no tome algo para calmarlo.

Decidida a que el asno satírico de mi jefe, no me arruine el resto del día en el trabajo que amo. Camino hacia mi escritorio, donde abro uno de los cajones donde tengo guardado la caja con ibuprofeno y agarro una de ellas, para llevármela a la boca, antes de pasarla con agua.

Me dejo caer en mi silla con un fuerte suspiro, para pasar mis manos por mi rostro antes de subirlas hasta mi cabello, donde le doy pequeños tirones suaves, pero eso empeora un poco el dolor de mi cabeza, aunque decido ignorarlo un momento.

Rayos, ¿en qué estaba pensando al creer que podría salir inmune del golpe que le he dado a mi jefe en la cabeza?

Para colmo, haberlo dejado inconsciente.

Sin contar que me ha escuchado, al decir que probablemente estuviera muerto y que tendría que ocultar su cuerpo junto a Christine.

¿En qué estaba pensando?

Puede ser que Patrick Stirling, sea un asno satírico, pero estoy segura que tiene una familia que lo quiere y ama.

Aunque no entiendo por qué, es un odioso y pedante jefe.

Sin embargo, aunque se diga a mi mismo que es el Diablo— cosa que no pienso refutar — el Diablo, alguna vez en su vida, fue humano, y como ser humano, tiene un valor incalculable en este mundo, al igual que el resto de toda la vida que habita en el planeta Tierra.

Diablo Ruso (HDLF #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora