Capítulo 6

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Tener a Joshua sentado en el sofá de su casa, acariciando a un gatito menor que la palma de su mano, mientras ambos veían una película de ciencia ficción y aventura juntos, era algo que Sydney no hubiera sido capaz de imaginarse ni en sus sueños más idílicos. Por eso no lograba parar de mirarlo, de sonreírle, de sentirse contento por su presencia.

Estaba confundido, aprensivo, y en el fondo de su alma creía que esta paz no duraría para siempre, pero por ahora era feliz y en eso intentaba concentrarse.

Su alegría se esfumó, sin embargo, cuando una particular escena de la película llamó su atención. En ella, se mostraba la muerte de un personaje, llamado Cinna. El pobre hombre era asesinado antes de que la protagonista de la historia, Katniss, fuera ingresada a los juegos del hambre. Ella lo veía morir a su frente, pero debía poner su shock y su luto a un lado para cumplir con sus objetivos y sobrevivir en la competición.

Esta particular escena no le resultaría muy dolorosa a un civil común y corriente, pero para Sydney, fue un tormento. Porque tal como había sucedido en el auto, sus recuerdos lo cegaron. A su frente ya no veía su televisión, la mesa de centro con su cena, ni las piernas de Joshua estiradas cómodamente sobre la misma.

Sino los edificios cuadrados, amarillentos y arenosos que rodeaban el desierto de Granadiz.


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Yahdid, desierto de Granadiz - 2016

El general Brooks se había equivocado al decirle que sus enemigos Yaharíes no poseían equipo y armamento de calidad. Se había equivocado al decirle a Sydney que el viaje sobre las dunas sería más difícil que conquistar a la ciudad en sí. Se había equivocado al no enviar convoys de respaldo para aquella particular misión. Se había equivocado a subestimar los números del enemigo. Porque así que pisaron la ciudad, tanto él como sus hombres supieron que capturar el campamento enemigo sería imposible.

Un soldado no puede vencer a veinte solo, por más rudo y competente que sea. Un soldado deshidratado, al borde de un golpe de calor, que no se ha duchado casi dos días, no ha dormido en semanas, y que mataría por una simple miga de pan y un vaso de agua, con suerte lograría vencer a otro.

Pero este era el estado de todos los integrantes de su pequeño batallón y esos eran los números con los que trabajaba. Veinte soldados Yaharíes contra uno de los suyos.

Estaban en la completa mierda y todo gracias al incompetente, inconsecuente, general Brooks.

¡Teniente!... el mayor Cruz le habló, mientras corría hacia él—. ¡Hay un sniper en ese callejón de ahí! apuntó al apretado corredor de donde había salido—. ¡Ramírez fue herido!

Joder...Sydney en respiró hondo y miró alrededor—. ¿Y Schmidt?

Lo está cuidado ahora mismo Cruz bajó el volumen de su voz al acercarse.

¿Y los comedores de crayón? ¡¿Dónde carajos están?!

Los 'comedores de crayón' que él mencionaba eran los oficiales del grupo élite de infantería ligera, oficialmente llamados de Green Rangers, o Rangers Verdes. Ellos usualmente eran los primeros soldados en llegar a una zona de conflicto y tomar control del área.

Los miembros del ejército de tierra solían molestarlos por su comportamiento alocado, errático, violento y poco estratégico, llamándolos por una infinita variedad de nombres y apodos derogatorios. "Comedores de crayón" y "cabezas de botella" eran los más comunes.

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