1. Atraído por el viento

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Estaba determinado a entrar a ese espejismo al que llamaban mar pero una mano tiró con fuerza de su ropa forzandolo a detenerse. Un par de brazos lo inmovilizaron.

-Finalmente se fueron, todo terminó. Sé coherente y olvídalo de una vez.
+Aún puedo salvarlo.
+No, Kazuha, el no es humano. No entenderá.
+Precisamente por eso es que debo ir. No lo logrará por si solo.

La persona abrió la boca pero antes de que cualquier sonido saliera, Kazuha desapareció de su abrazo.

+Vuelve primero. Lo traeré de vuelta.

Y solo pudo ver la silueta de su amigo lanzandose de espaldas al mar para luego deshacerse en la nada.
A la orilla del mar se oyó a alguien maldecir un nombre en un grito frustrado.


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Recientemente llegó a oídos de Kazuha el rumor de una leyenda urbana que recorre el puerto últimamente. Se dice que en unas islas vacacionales cercanas se esconden secretos de una maldición profetizada.

No es que sea fanático de las historias o rumores de este tipo. Es solo que esta en particular llamó su atención por el romanticismo implícito en cierta parte de la historia que todos parecían ignorar.

Era extraño. No es posible que sólo el piense de esta manera, no?

Así es cómo decidió investigar por su cuenta al respecto.

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Fueron semanas de viaje hasta que finalmente Kazuha tocó tierra otra vez, la isla cercana resultó no ser tan cercana.

De un vistazo entendió por qué está era una isla vacacional. El agua clara que permitía ver el fondo, la arena blanca llena de piedritas de colores y las pintorescas cabañas, hospedajes y restaurantes atendidos por las familias de los pescadores. Ciertamente la playa era hermosa y el pequeño pueblo encantador.

Lo primero que hizo Kazuha luego de tomarse su tiempo admirando el paisaje, fue adentrarse en lo profundo de la isla.

Tenía cosas que hacer antes de comenzar su investigación, o más bien, la investigación estaba presente incluso si no buscaba información activamente y solo pasaba el rato. El simple hecho de pisar la isla ya iluminó la mente de kazuha. El viento allí parecía haber estado esperando por él e incluso antes de tocar tierra ya había sentido como este lo llamaba invitando a seguirlo.

Kazuha era un samurái errante y un poeta, su estadía en la isla no estaba sujeta a nada más que a él mismo. Incluso si se le acaba el mora, podría dormir bajo las estrellas y pescar para alimentarse. Si quería comprar algo que vió en algún puesto, podría hacer algunos recados y comisiones y tendría el dinero para pagarlo. Podía tomarse el tiempo que quiera para hacer las cosas con paz y calma, disfrutando cada momento.

Cruzó el pueblito y caminó por un sendero que llevaba a quien sabe dónde. Habiendo pasado una hora y media caminando, el camino que hasta el momento era uno solo se dividió en dos, uno a su izquierda y otro a su derecha, dejando el centro repleto de vegetación sin camino.

Kazuha observó la situación, meditando en silencio su siguiente movimiento.

No conocía la isla. Tomar un camino al azar no es algo que no haya hecho en el pasado pero en este momento algo era distinto, algo se sentía distinto.

Kazuha no teme perderse. Antes dije que es un samurái errante, verdad? Sobrevivir al aire libre y no tener rumbo fijo es su pan de cada día. Pues, eso no tiene nada que ver ahora. El viento lo estaba guiando pero no llevaba a ningún camino visible, para sorpresa de Kazuha, la brisa fresca apenas perceptible cargaba de lleno contra el matorral frente a él. Lo cual era desconcertante.

Nuevamente, no sería una primera vez siguiendo al viento sin un camino visible y simplemente confiando en el. No. Lo desconcertante era que cada bello de su cuerpo se erizaba ante la idea de adentrarse allí. Los caminos a los lados están desprovistos de vientos, extraño. Al dar un paso adelante, su cuerpo se adormece, más extraño. Incluso si la brisa es leve, la vegetación se moverá, pero los arbustos y hojas de los árboles frente a él permanecen estáticos, muy extraño.

Buscando comprobar algo, Kazuha dió otro paso adelante. Su cuerpo, el cuerpo de un guerrero experimentado, gritaba peligro por todos sus poros. Otro paso adelante, la brisa fresca parecía impacientarse y se volvía más fuerte tratando de alentar a Kazuha a seguir. Dos pasos más, la briza aumentó al igual que el peligro, en este punto comenzaba a sudar frío. Se atrevió a acercarse un poco más hasta estar prácticamente dentro del matorral, el viento parecía ya una tormenta que lo empujaba, solo debía apartar una rama y para abrirse paso y seguir avanzando.

Pero no pudo quitar la rama que se interponía, una fuerza externa sujetaba con fuerza su brazo e impedía que hiciera cualquier movimiento.

Justo así, Kazuha despertó del transe en el que estaba. El fuerte viento que lo empujaba desapareció de la nada y volvió a ser la briza fresca e imperceptible que recorre la isla, solo que ahora no lo guía a ningún sitio.

—"Para empezar, esto es propiedad privada y está prohibido el paso. No solo te metiste aquí sino que incluso quieres perderte yendo por tu propio camino? Amigo, siento decirte que tu pequeña aventura se termina aquí."

La persona detrás de Kazuha habló sin siquiera presentarse.

Kazuha volteó a ver a la persona detrás de el. No era más alto que el. La placa en su pecho indicaba que era algún tipo de autoridad en la isla, por lo que recordaba kazuha, en su camino vió lo que parecía una estación de policía y los uniformados portaban una placa parecida. Aunque la vestimenta y la placa eran diferentes en la persona detrás de el, kazuha confiaba en que fuera un hombre de ley.

—"Me dejé llevar mientras caminaba y creo que me perdí, oficial? Lo siento si causé algún problema, no era mí intención. Puedo molestarte para que me guíes de regreso?"

Kazuha explicó esperando que su suposición fuera correcta y que el hombre se prestara a ayudarlo a volver para probar sacarle información en el camino. Para su suerte, el extraño aceptó.

—"Da la casualidad que mí turno por hoy termina en unos minutos, y estoy libre el resto del día, por lo que puedo conceder mí compañía." El hombre sonrió. "Pero, debo advertirte que todo en esta isla tiene un precio, ya sea resolver una duda o prestar un favor."

La risa fluyó hasta oídos de Kazuha y se mantuvo haciendo eco. Puede decir que este hombre es agradable por lo que disfrutará de su compañía.

—"Lo tendré en cuenta, oficial"

—"No te preocupes por eso, puedes llamarme simplemente Heizou"

Ambos caminaron de vuelta al pueblo, charlando casualmente de la vida.

Un cuervo observaba a Kazuha mientras se alejaba con Heizou y solo cuando los humanos desaparecieron de su vista el pájaro voló en dirección contraria, cruzando por donde el viento llamaba a Kazuha a ir, donde estaba el silencioso mar.

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Bandera Negra [Kazuscara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora