15 de noviembre
Buenos Aires, ArgentinaBajamos del auto de Valen, y el aire fresco me pegó en la cara como una señal de lo inevitable. Estábamos parados frente a mi edificio, y la despedida ya estaba encima de nosotros. Valen y Dani me habían llevado a desayunar para estirar un poco más el momento, pero la sensación seguía siendo rara. Ellos ya sabían que me iba, pero el tener que decírselo y vivirlo en serio fue otra cosa.
- Te voy a extrañar, Solci. - me dijo Valen, dándome ese abrazo apretado, como solo él sabe dar cuando siente que algo grande está por pasar.
Le devolví el abrazo, fuerte, como si eso pudiera retener algo de lo que dejábamos atrás. Sentí ese cosquilleo incómodo que viene con las decisiones importantes, las que sabés que no tienen vuelta atrás. A veces las palabras no te salen, así que lo único que hice fue sonreírle cuando nos soltamos.
- Yo también, boludo. Pero tranqui, vamos a estar hablando. No te me pongas sentimental - le dije, dándole una palmadita en la espalda, tratando de quitarle un poco de drama al momento.
- Igual... cualquier cosa, ya sabés que te caigo en Italia, ¿no? - me dijo con una sonrisa ladeada, como siempre, medio en chiste y medio en serio, así siempre fue Valen.
- Obvio, vos ya tenés el cuarto reservado allá - solté, mordiéndome el labio para no tentarme con la risa, aunque en el fondo tenía la cabeza en mil cosas.
La verdad es que ni siquiera tenemos un lugar listo allá. Mis tíos antes venir avanzaron con lo que podían, pero hay cosas que necesariamente tenemos que hacerlas allá y la única manera de avanzarlas es yendo lo antes posible para reformarla y de cierta manera adaptarnos a lo que vendría ser nuestra nueva vida en nuestro nuevo hogar. Y sé que va a ser un proceso, que nos va a costar, pero en algún momento sé que vamos a sentirnos como en casa otra vez, y más con la ayuda de absolutamente todos. No me va alcanzar la vida entera para agradecerle a los Martínez que básicamente a parte de ayudarnos nos van a adoptar en sus hogares.
- Te me cuidas mucho ¿si?
- Ustedes también, los quiero. - le dije antes de volver a despedirnos con otro abrazo bastante rápido. Me quedé un segundo mirando cómo se subía al auto, Dani volvió a levantar la mano y sentí ese vacío típico después de una despedida instalándose en el pecho. Suspiré, acomodándome el pelo, y me di vuelta hacia el edificio.
Este último tiempo posta había sido un tremendo quilombo.
Después de lo de Córdoba y la boda, volví al laburo el lunes, pero ya estaba clarísimo que no podía seguir, Valen me insistió pero luego de todo, la cara no me daba. Les di la noticia y Flor estaba más que chocha de saber que me iba, pero bueno, eso realmente me chupo un huevo.Ya estaba todo decidido, más aún después de que se confirmara en si todo lo que hizo Rodrigo a Ezequiel. No me dejó otra opción que dejar mi vida en Buenos Aires atrás. Y aunque suene raro, no tengo otra.
Cuando era pendeja, soñaba con irme afuera. En mi cabeza todo iba a ser pura felicidad, un cuento de hadas, pero ahora me doy cuenta de que la realidad es muy diferente. Ya no se trata de esa decisión idealizada, sino de algo mucho más pesado. Esa sensación de que te quedan pocos días, y ni hablar de las despedidas. Mi madrina se largó a llorar, y papá y yo estuvimos todo un dia con esa melancolia encima. Cuesta más de lo que pensé, y no por el hecho de irme, sino por las razones detrás. Siento que me estoy escapando, y eso es lo que me pesa. Nunca lo vi como algo malo antes, porque siempre fue encerrarme en mi mundo y estar con la gente que quiero. Pero esta vez, me estoy yendo con parte de esas personas. Y lo peor es que no es una decisión que tomé por elección, sino porque me siento empujada. Y ahora estoy empujando a los que quiero también, para que "yo" esté bien.
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Hilo Rojo - Paulo Dybala, Madison Beer
Fiksi PenggemarEl hilo rojo puede enredarse, estirarse, tensarse o desgastarse... pero nunca romperse. #1 Mb 27/05/2023????