Galletas de amor (Parte 1)

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¡Hola! Cómo les expliqué anteriormente este será la primera historia corta que tratará del vídeo donde Aziraphale le habla a Crowley durante la pandemia.

Les puse el vídeo para que tengan mayor contexto, aunque siento que ya lo abran visto jajaja bueno sin más los dejo de molestar y solo me queda decir disfruten.

...............

— Sabes ... podría pasarlo en tu casa, deslizarme y verte comer pastel hasta podría llevar una botella de algo bebible — Sugirió el demonio, ya que era mucho más divertido estar con ángel, que solo en su departamento.

Ante la idea, Aziraphale no pudo evitar tartamudear, por alguna razón se puso demasiado nervioso.

Bueno siempre Crowley lo ponía de esa manera —Me temo que eso sería romper todas las reglas, de ninguna manera .... te veré cuando esto termine.

Comentó firmemente el Ángel, al ver la respuesta de Aziraphale tuvo que ceder, no sin antes soltar un suspiro.

— Claro, voy a poner el despertador para Julio. Buenas noches, Ángel.

Declaró Crowley, algo desanimado terminando la llamada con su pequeño Aziraphale.

El demonio colgó, Aziraphale por su parte no pudo evitar ponerse un poco desanimado también, hubiese querido que Crowley estuviera junto con el, además de darle algunos pasteles aprobar.

— No se puede hacer nada .... hasta junio podremos volver a vernos — Aziraphale suspiró. No quería esperar tanto para volver a ver al demonio, después de todo se sentía solo.

— Realmente odio está pandemia — Dijo algo molesto el Ángel.

Crowley sostenía aún el teléfono sintiéndose un poco abatido al pensar que tendría que esperar varios meses para volver a ver al ángel, realmente lo extrañaba.

— No se puede hacer nada, hay que seguir...

Las palabras se interrumpieron en su garganta, ¡¿Espera?! ¿Seguir las reglas? ¿El seguiría las reglas?

— ¿Por qué esperar hasta junio? — Así, sin pensarlo dos veces, decidió cambiar de opinión. Tal vez el Ángel se moleste con él, pero era algo que se preocuparía más tarde.

Crowley sostenía sus cosas para ir a la casa de Ángel con una sonrisa maliciosa en el rostro.

Mientras tanto Ángel no pudo evitar quedarse mirando a la nada, realmente echaba de menos a su querido demonio.

Tanto que lo había llamado, por qué realmente extrañaba escucharlo.

Al verse tan deprimido el ángel decidió levantarse y hacer más postres para subirse el ánimo.

Sin embargo cuando hojeo el libro de recetas que había tomado de su biblioteca se dió cuenta que ¡Había hecho todas las recetas!

— Creo que tengo otro libro — Comentó en el aire para ir a su biblioteca privada y poder sacar otro libro de recetas, miraba cada título, cuando finalmente lo encontró el pequeño ángel.

Emocionando tomo el libro de recetas, sin embargo más en el fondo había otro libro, bastante escondido tomo con curiosidad y pudo deslumbrar el título.

— ¿? — Aziraphale no pudo evitar arquear una ceja, nunca había leído este libro ¿por qué estaba allí? Miró nuevamente en el lugar pero ya no había nada más.

Debía de confesar que el diseño del libro era bastante bonito, era totalmente de cuero y sus letras color dorado. Iba a hojearlo pero un sonido sordo lo hizo saltar del susto.

Dejo el libro sobre una de las mesas para ir al ruido que provenía tal vez eran nuevamente aquellos jóvenes que querían robar su tienda.

Al estar allí no había nadie.

— ¿Hola? ¿Hay alguien allí? — Dijo Aziraphale algo temeroso después de todo ya era algo tarde.

— Deberías cambiar esa cerradura, entre sin ninguna dificultad ángel -— Comentó el demonio al ver a Aziraphale.

— ¡Santo Dios! ¿Crowley? .... ¿Que haces aquí?

— Estaba aburrido

— ¿Aburrido? Te había dicho en la llamada que no podías venir ¿No recuerdas querido? — A pesar que su corazón latía muy fuerte por el susto que le dió Crowley, no lo detenía para reñirlo.

El demonio miró al ángel, para caminar hasta el, al estar tan cerca del rostro del peliblanco.

— Ángel se te olvidó que soy un demonio no sigo órdenes tan fácil

— No es que sigas órdenes, pero ....

— ¿Quieres que me vaya? — Ambos se miraron por la extraña cercanía que había, el corazón de ambos se podía escuchar a lo lejos que latía rápidamente. Tanto Aziraphale como Crowley tragaron saliva al ver que ninguno de los dos cedía para poder separarse.

Sin embargo Aziraphale no podía seguir con este juego absurdo.

— ..... Suficiente, haz lo que quieras querido

Crowley no pudo evitar soltar una sonrisa burlona siguiendo detrás al pequeño ángel quien caminaba nerviosamente.

Después de caminar unos cuantos segundos Crowley se sentó en un sofá que había, mientras miraba al ángel sacar algunos materiales para cocinar.

— ¿Que harás?

— Unas galletas ¡Estarán muy ricas ya lo verás!

El demonio observaba al pequeño ángel preparar las galletas desde su asiento cómodamente. El aroma dulce se empezaba a impregnar en el aire, creando un ambiente reconfortante a pesar que a Crowley no le gustaban los dulces no podía evitar sentir ansias de probar dichas galletas.

Aziraphale estaba concentrado en su tarea, moviéndose con una gracia delicada mientras mezclaba los ingredientes. Su cabello rubio caía suavemente sobre su rostro quien también se había sonrojado levemente en sus cachetes por tales movimientos que estaba haciendo.

Los ojos del demonio recayeron sobre Aziraphale, siendo cautivado por cada gesto, debía admitir que se encontraba fascinado por la manera en que Aziraphale cuidaba cada detalle. Observó cómo elegía con esmero los utensilios adecuados, cómo tamizaba la harina con delicadeza, y cómo añadía los ingredientes uno por uno, siguiendo una receta ancestral. Aunque pudiera parecer extraño, Crowley no podía evitar encontrar belleza en esa minuciosidad celestial.

El demonio sin darse cuenta de su mirada que era tan penetrante, el pequeño ángel no pudo evitar darse cuenta de esto. Para mirarlo un tanto nervioso y regalarle una sonrisa cálida.

El demonio ante esto casi se atraganta con su propia saliva, desembocando una oleada
de nervios. Sentía una mezcla de temor y anticipación, como si estuviera en el borde de algo nuevo y desconocido. La sonrisa de Aziraphale iluminaba su rostro angelical de una manera que Crowley encontraba deslumbrante, pero también le generaba una sensación de vulnerabilidad.

— ¿Querido, te encuentras bien?

— Si estoy bien, solo parecías bastante entretenido en lo que estás haciendo que no pude evitar mirar por curiosidad — Trato de excusarse el pobre Crowley.

— ... ¿Quieres venir ayudarme?

— ¿Ayudarte? .... Yo nunca lo he hecho

— No importa, ven vamos hacerlo juntos — Comentó el ángel con cierta emoción en su voz, después de todo seria algo divertido el hacerlo juntos.

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¡Hola! ¡Espero que les haya gustado la primera parte de este one shot!

Muchas gracias por haber dado la oportunidad a esta historia ¡Los espero en la siguiente parte!

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