Un borracho en la librería (Parte 1)

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Era de noche en Londres, el ángel se encontraba arriba leyendo uno de los tantos libros que poseía, la luz era tenue pero cálida.

El peliblanco podía sentir como sus párpados se cerraban en contra de su voluntad, por el cansancio que su cuerpo humano sentía, este trato de removerse en el sillón en un intento de combatir contra sus deseos de dormir, pero finalmente no pudo.

Pasaron algunos minutos cuando escucho como un ruido estrepitoso quebrantando el ambiente tranquilo, sacando un susto al pobre ángel. Este se levantó algo desorientado pero pudo recuperarse rápidamente para dirigirse aquel ruido.

- ..... - Caminaba algo temeroso pues no eran horas para que los clientes entrarán a su librería.

Otro ruido más escandaloso que el anterior volvió a escucharse.

-¿Disculpe? ¿señor? ¿señora? La tienda está cerrada ..... temo decirle - Dijo Aziraphale tratando que aquella persona ajena a la librería se fuera.

Lo cual no logró, porque nuevamente otros cuantos libros cayeron al suelo.

-¡Disculpe! - Comentó el ángel ya molesto al ver el desastre que esa persona estaba haciendo, cuando finalmente la tranquilidad llegó ante Aziraphale al ver de quién se trataba.

-¿Crowley? - Mencionó al notar los ojos únicos de su compañero demonio, el pelirrojo se tambaleó ligeramente.

Provocando que ángel corriera hasta donde estaba Crowley, tomándolo de la cintura tratando de mantener el equilibrio de este.

-¿Por qué tomaste tanto, querido? - Dijo Aziraphale aún confundido por la situación, pues el olor a alcohol empezó a recorrer sus fosas nasales.

Era verdad que el demonio tomaba demasiado, pero nunca para ponerse en ese estado. Los pensamientos abarcaban la mente del pobre peliblanco, tratando de encontrar una forma de ayudar al pelirrojo.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al notar cómo el cuerpo de Crowley se inclinaba hacia él, y en un instante, el cuello de Aziraphale se convirtió en el punto de apoyo para el demonio.

-Aziraphale - Susurró el pelirrojo de manera agrave y poco entendible, pues su lengua se barría con facilidad.

El peliblanco podía sentir el calor y la presión del cuerpo de Crowley contra el suyo, así como su aliento contra su piel, provocando una extraña mezcla de emociones en el interior del ángel.

La tensión se elevó en ese momento, Aziraphale se encontraba perdido en esa mirada dorada, que parecía leer la razón del nerviosismo del ángel.

Pues Crowley sonrió de manera coqueta, mostrando sus colmillos.

Carraspeó un poco el peliblanco, tratando de recuperar la compostura.

-Vamos querido, déjame ayudarte - Comentó débilmente el ángel, posicionándose más cerca del demonio, sujetándolo mientras lo subía arriba hasta su habitación.

Después de unos segundos el pelirrojo se encontraba tendido en la cama, el sudor recorría Aziraphale en su frente. Este se sentó en una de las esquinas de la colcha para empezar a secarse la frente con la propia manga de la pijama.

Unas manos lo atraparon, empujándolo hasta la cama, los brazos de Crowley lo envolvieron como si fuera una serpiente envolviendo a su presa.

- ¡¿Querido?! - Exclamó Aziraphale asustado.

Crowley lo puso debajo suyo, el peliblanco no podía entenderlo. Cuando esté acarició suavemente los labios carnosos del ángel.

Era evidente que Aziraphale se encontraba incómodo, pues no estaba acostumbrado a ese tipo de contacto físico.

-Detente querido - Dijo Aziraphale mientras sus manos trataban de detener al demonio.

Sin embargo al pelirrojo no le importo lo mucho que decía el ángel y su intento de huir de él, este se inclinó hasta sus labios para besarlos, ante esto el peliblanco al ver que sus palabras estaban siendo ignoradas cerro fuertemente los ojos.

Crowley se detuvo un momento para mirar cómo su ángel temblaba de miedo ante las acciones que estaba haciendo, un momento de lucidez llegó a su mente, deteniéndose inmediatamente.

El demonio estaba luchando contra el alcohol que recorría cada parte de su ser, sentía como ardía su piel, tenía mucho calor y más cuando su ángel se encontraba enfrente suyo sus sentidos demoníacos lo inundaban y solo aparecía una idea.

Hacerlo suyo, era lo único que podía escuchar en su mente, una idea que venia acompañada de calmar sus sentimientos que lo estaban abrumando al demonio.

Lo amaba demasiado, pero no encontraba la manera de expresarselo al ángel ni siquiera podía explicárselo el mismo.

Y parecía que el alcohol se aprovechaba de este mismo, desatando su lado impulsivo y caótico.

Pero al ver el miedo de Aziraphale el pelirrojo dió un paso para atrás, sentándose muy lejos de su ángel.

Aziraphale al no sentir nada, la mirada del peliblanco empezó a buscar a Crowley este se encontraba en la esquina que hace unos segundos el ángel se encontraba.

- ¿Querido? - Preguntó, pues podía notar como el demonio no se encontraba bien.

- Ángel yo ....

Crowley se movió ligeramente provocando que Aziraphale se alejará un poco asustado por los movimientos.

El demonio noto esto, sintió como su corazón se rompía, había arruinado todo, su ángel le tenía miedo.

- No te haré nada Ángel - Dijo el pelirrojo tratando de sonar calmado.

El peliblanco busco removerse, tratando de mirar a su compañero, tenía la esperanza que ya estuviera más sobrio.

- Es mejor que me vaya

- No puedes irte querido ..... - Comentó Aziraphale al notar como algo en el semblante del demonio cambio.

Lo cual preocupaba a Aziraphale.

- Estoy bien, muchas veces he estado borracho ..... además no quiero que me odies .... no podría soportarlo.

Era claro que el alcohol aún no bajaba de su cuerpo, dejando ver esa vulnerabilidad que tanto se había esforzado Crowley en no mostrar.

- Espera, no te vayas - Dijo Aziraphale

Sin embargo Crowley nuevamente ignoro a la petición del ángel pues era lo mejor, ya que no se encontraba en las mejores condiciones, este se levantó un poco tambaleante.

Unas manos delicadas y suaves tomaron su muñeca en un intento de detenerlo.

- Aziraphale .... no - Comentó Crowley de manera seria, el ángel pareció titubear ante la advertencia del demonio.

Pero este no quería ceder, ya que si lo dejaba ir, algo en ellos dos se quebrantaría.

Aziraphale no sabía que hacer, posicionó sus manos sobre el rostro del pelirrojo, notando como pequeñas lágrimas brotaban lentamente, la sorpresa del ángel fue inexplicable era la primera vez que veía llorar al demonio.

- Querido.... - Las palabras del peliblanco fueron interrumpidas. Ya que el demonio tomo las palmas del ángel, presionando ligeramente.

- Ángel lo arruiné - murmuro en un intento de disculparse por lo sucedido.

- ¿Me odias? ¿Odias que sea un demonio? - Las inseguridades podían notarse en cada palabra que decía Crowley.

El corazón del ángel se vio lastimado al ver cómo sufría el pelirrojo, sus labios temblaban ligeramente por las emociones de Crowley como si estos estuvieran de alguna manera conectados de una forma profunda.

Y supieran cuando uno estaba realmente mal.

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¡Hola! Espero que les guste la primera parte.

¡Muchas gracias por leerlo!

Nos vemos en la segunda parte que es +18 recuerden.

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