Picnic nocturno (Parte 1)

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Crowley se encontraba en el parque de Londres mientras esperaba al pequeño ángel que lo había citado allí.

Cuando una agitada voz, hizo voltear al demonio, dejando ver a un desordenado Aziraphale, el pelirrojo solo arqueo ligeramente la ceja para esperar a que el ángel se explicará.

- ¡Oh! Querido perdona la demora - Comentó Aziraphale apenado por su tardanza, mientras se acomodaba un poco su aspecto.

- No importa Ángel, ¿Qué pasa? - Pregunto curioso el pelirrojo al notar la sonrisa nerviosa del ángel.

Este se dirigió a Crowley mientras se sentaba en la banca, tomando una respiración profunda.

- ¿Quieres ir de picnic conmigo? - murmuró nervioso el ángel, pues no sabia si su compañero le agradaría aquella idea.

Sus ojos celestes miraron al demonio, esperando una respuesta favorable. El pelirrojo no pudo evitar emocionarse ante la iniciativa de Aziraphale por invitarlo.

Se podía reflejar tal emoción en sus ojos dorados, pero estos eran cubiertos con sus anteojos obscuros que siempre traía puestos, imposibilitando al ángel poder verlos.

Tardo unos breves segundo el demonio tratando de calmarse a si mismo para que su voz no delatará la emoción que sentía ante la propuesta del ángel.

Mientras tanto Aziraphale pensó que su idea sería rechazada, por el silencio del pelirrojo, bajo la mirada cabizbajo, esperando un "no", se forzó en hacer una sonrisa poco sincera.

- Está bien ¿Cuando será? - Trato de decir tranquilamente Crowley.

- ¡¿Si?! - Exclamó emocionado para continuar hablando - Esto bueno .... Sería hoy por la noche.

- ¿En la noche? - Pregunto un tanto confuso el pelirrojo.

Pues rara vez el ángel salía de noche, lo cual tomo por sorpresa al demonio.

Aziraphale asintió fuertemente.

- ¡Por supuesto querido! Hoy en la noche habrá estrellas fugaces - Comentó el peliblanco, Crowley se hizo un poco pequeño ante la idea.

Pues claramente le recordaban a un mal momento, este se iba a negar, pero al observar a su ángel tan emocionado no podía rechazarlo directamente.

El demonio trato de encontrar alguna excusa pero su mente no fue de mucha ayuda para ese momento.

- Ángel, ¿Para que quieres ver las estrellas? Desde la ventana de tu librería se ven.

- No entiendes querido, estás estrellas son diferentes a las demás.

- Bueno técnicamente no son estrellas - Dijo Crowley con mala cara, pero el humor del ángel no empeoró, ante el comentario del demonio.

- Bueno, estás "estrellas" cumplen deseos de acuerdo a lo que dicen los humanos.

- ¿Deseos? Ángel, eso es estúpido, creo que mejor .... - Por el rabillo del ojo, el pelirrojo noto un fugaz destello de tristeza en los ojos celestes del peliblanco.

Haciendo que sus palabras se atascarán en su garganta, se removió incómodo al ambiente que se estaba creando entre ellos.

- ...De acuerdo, lo haremos - Exclamó Crowley con un tono de irritación evidente.

- ¡Oh! ¡muchas gracias querido! - La expresión de Aziraphale cambió casi de inmediato, y su rostro se iluminó con una mezcla de agradecimiento pero también de felicidad.

Crowley pudo notar cómo su ritmo cardíaco empezaba acelerarse, un ligero rubor se formuló en las mejillas del demonio.

- Entonces nos vemos querido, recuerda pasar por mí en la librería - Finalmente se marchó Aziraphale dejando solo al demonio.

El pelirrojo no pudo evitar mirar con cierto desconcierto al ángel, este molesto ante su propia actitud cruzó los brazos, pensando en primer lugar porque había aceptado ir de picnic nocturno con Aziraphale.

Posó sus dedos sobre su cabello peinandolo un poco para atrás, suspirando profundamente.

Pues no era la primera vez que se encontraba el demonio cediendo con facilidad a los deseos del peliblanco.

De alguna manera culpaba a esa mirada de Aziraphale que tenían alguna clase de poder sobre el pelirrojo, provocando debilitar la voluntad con mucha facilidad.

¿Por qué siempre parece tener poca resistencia ante las demandas del ángel?

Sus pensamientos vagaron un rato, emergiendo una sensación incomoda.

- ¿Será bueno traer vino? -, pensó en voz alta tratando de cambiar sus pensamientos.

Escondiendo la verdadera razón del porque el pelirrojo accedía fácilmente a las peticiones del ángel.

El peliblanco brincaba emocionado, tratando de llegar a su librería lo antes posible, para poder preparar con gran ilusión los aperitivos para el picnic.

Al estar en la librería, colocó el letrero de "cerrado" asegurándose que se pudiera ver a través del cristal.

Ya que al ángel, no quería ser molestado por ningún humano, al menos no por el día de hoy.

Aziraphale rápidamente se dirigió a la cocina, dónde mayormente preparaba algunos platillos para su disguste personal.

Pero ese día iba ser diferente, pues el pelirrojo probaría las preparaciones del ángel, a pesar que esto lo ponía nervioso, se sentía más emocionado.

Aziraphale empezó a sacar cada ingrediente con mucho cuidado, para empezar a preparar los bocadillos que comerían durante el picnic.

El peliblanco no pudo evitar soltar una sonrisa de sus comisuras, ya que su compañero Crowley nunca entendía porque hacía las cosas por el mismo, como un humano.

¿Por qué no utilizar un simple milagro? Para Aziraphale iba más allá, pues disfrutaba mucho hacer las cosas por el mismo además de aprender de los humanos diferentes cosas que hacían diariamente.

Aunque sus habilidades no se asemejaban a los humanos ya que debía de aceptar que era un ángel.

No sé asemejaba a las grandiosas cosas que podían hacer los humanos.

Pero eso no significaba que lo dejaría de lado y no lo intentaría, incluso cuando las cosas no fueran del todo bien.

Aziraphale se sumergió en la tarea, las horas pasaban, y el atardecer empezaba a desaparecer lentamente.

Finalmente los bocadillos estaban terminados, el peliblanco se detuvo unos instantes para admirar el trabajo que había hecho y el esfuerzo que había puesto.

Con una gran sonrisa de satisfacción, empezó a tomar cada bocadillo para empezarlos a guardar en la canasta.

El corazón de Aziraphale se empezaba a emocionar, al imaginarse la reacción que tendría Crowley y el agradable momento que ambos pasarían juntos observando las estrellas.

Dónde no importaría sus bandos, solo serían dos seres compartiendo un momento agradable e íntimo.

Dónde ser un ángel y un demonio no importa mientras ambos disfruten en contemplar las hermosas estrellas dibujadas en el cielo nocturno de Londres.

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¡Hola! Espero que les haya gustado está primera parte.

Muchas gracias por darle la oportunidad a la historia, si es que llegaste hasta aquí.

¡Los espero en la siguiente!

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