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Galletas de amor (Parte 2)

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- Ángel en verdad yo no creo que esto ...

Aziraphale interrumpió al demonio de continuar con la negativa actitud de no ayudar.

- Realmente no están difícil, yo pude hacerlo, vamos querido.

Al ver tan terca actitud del ángel el demonio tuvo que ceder, Aziraphale se acercó a Crowley para remangarle las mangas para que estás no se mancharan.

El demonio noto el aroma del perfume de Aziraphale realmente olía bastante bien realmente extrañaba el olor de Aziraphale después de tanto tiempo.

- Listo querido - Al estar listo ambos empezaron a preparar las cosas.

La atmósfera estaba cargada de una extraña pero agradable energía. Mientras revolvía los ingredientes en un recipiente, Crowley no podía evitar sentir una extraña conexión con Aziraphale.

El ángel sonrió para sí mismo mientras observaba a Crowley revolver la masa con una determinación casi feroz.

- ¿Así está bien? - Pregunto un poco dudoso el demonio.

- Si está perfecto, bien ahora ... - Miró la receta nuevamente para sacar las herramientas escenciales para continuar en la preparación de las galletas.

Aziraphale empezó a moldear con cariño, dándole forma a las galletas una a una. Sus dedos acariciaban la masa con una ternura casi reverente, como si estuviera creando algo más que meras galletas. Cada una de ellas era un regalo, una expresión de afecto que estaba a punto de ser compartida junto con su compañero de cocina.

Cuando finalmente el demonio colocó las galletas en la bandeja y las deslizó en el horno precalentado, Aziraphale se encontraba emocionado por el resultado, preguntandose en que sabor tomarán o si habrá quedado bien la receta.

Por su parte el demonio disfrutaba feliz el estar a lado del ángel.

- ¿Quieres que prepare un poco de té mientras esperamos a que terminen de hornearse querido? - El demonio asintió para sentarse en el sofá, disfrutando el delicioso aroma que se impregnaba en el habitación.

- ¿Y que tal te gustó la actividad? - Dijo el pequeño ángel dejando delicadamente las tazas llenas de té.

- Supongo que no fue tan aburrido

- Me alegro mucho que te hayas divertido

Había un silencio cómodo entre ellos, lleno de complicidad y entendimiento. Sabía que, cuando las galletas estuvieran listas, no solo estarían deliciosas, sino que también llevarían consigo el amor y el cuidado que habían puesto ambos en aquel postre.

Finalmente, el delicioso aroma llenó mucho más aquella habitación, y Aziraphale abrió la puerta del horno con anticipación. Las galletas se veían perfectas, doradas y crujientes.

Aziraphale tomó una con cuidado para notar el delicioso aroma que está desprendía, está se la entrego a Crowley quien la degustó.

Saboreando el delicioso sabor de esta, era exquisito, el ángel tomo otra galleta para tambien comerla, exclamando de lo deliciosa que estaba.

- Realmente sabe demasiado bien

- Si saben muy ricas - ambos tomaron las demás galletas para poder sentarse y poder desgustarlas con calma compartiendo un agradable momento.

Las horas pasaban, y era ya demasiado tarde, Aziraphale parpadeaba levemente pues sus ojos se cerraban inconscientemente, pues ya había pasado su hora de dormir.

Pero Aziraphale quería poder disfrutar un poco más con Crowley. Pero en algún punto sus ojos no pudieron más y cedieron para cerrar lentamente sus párpados.

Los ojos del pelirojo se fijaron en el rostro de ángel. Este dormía profundamente, no pudo evitar acercarse un poco más, como comprobando que estuviera dormido.

Con su mano retiro algunos mechones del cabello de Aziraphale, siempre lo encontró hermoso, sin dudar, además de esos chinos tan excéntricos que llamaron su atención.

- Realmente estoy jodido - Estaba enamorado de este hermoso ángel. Poco después las palabras llegaron a su cabeza solamente eran amigos no había nada más doloroso que eso, pero aún así el demonio no podía molestarse con el ángel por no corresponder a sus caprichos sentimientos.

Aziraphale no tenía la culpa de no sentir lo que sentía el demonio. Él simplemente era quien era, un ser de luz y bondad en un mundo lleno de sombras y maldad. O así lo pensaba Crowley.

En lugar de eso el pelirrojo, eligió aceptar la realidad de una amistad. Y que cada momento compartido, cada risa compartida, era un regalo que no podía ser despreciado. No importaba que su corazón anhelara más.

Con cuidado, levantó a Aziraphale en sus brazos, siendo consciente de su fragilidad y ternura mientras dormía. Su rostro tranquilo y sereno parecía radiar una tranquilidad que rara vez experimentaba el demonio. Lo llevó con suavidad hasta su alcoba, asegurándose de no despertarlo de su dulce sueño.

Crowley se encontraba junto a él, mientras lo acomodaba con delicadeza, sus manos se detuvieron en el cabello sedoso de Aziraphale, sus rizos dorados se enredaron en sus dedos.

Sus sentimientos no correspondidos lo habían atormentado durante mucho tiempo, y en ese momento de vulnerabilidad, la tentación se volvió abrumadora.

Un impulso ardiente lo empujó a acercarse más, a inclinarse y presionar sus labios contra los de Aziraphale mientras dormía, deseando con desesperación poder probar el sabor de su dulzura, en un desespero de lograr aquello que hacía mucho tiempo poder hacer realidad. Pero, justo cuando estaba a punto de dejarse llevar por el impulso, Crowley se detuvo en seco.

- Creo que es mejor irme - Dijo casi como un susurro para el mismo, después de todo seguía siendo un demonio. ¿Cómo se le ocurrió aprovecharse de la vulnerabilidad de Aziraphale? ¿Es que acaso no lo amaba?

En ese instante, su amor por Aziraphale trascendió su propio deseo egoísta. Sabía que besar a Aziraphale sin su consentimiento, incluso en su estado inconsciente, no era correcto.

Crowley se inclinó y depositó un suave beso en la frente de Aziraphale. Era una muestra de cariño silenciosa. Era un beso desprovisto de cualquier intención romántica o lasciva, simplemente un gesto de amor platónico y cuidado.

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¡Hola! ¡Espero que les haya gustado la segunda parte de este one shot!

Muchas gracias por haber dado la oportunidad a esta historia ¡Los espero en la siguiente parte y última de este one shot!