Brooke.
Aparqué en la arena junto a las motos de mis compañeros. Me quité el casco que me protegía de cualquier golpe en la cabeza y acomodé el desastre que tenía pegado al cuero cabelludo con una mano.
Me tomé un momento para analizar el lugar donde correría ese día. La línea de salida estaba a una buena distancia de la línea de meta, justo como debía. Se notaba a leguas que era bastante grande comparada con otras arenas. Esta estaba perfecta para hacer comer polvo a los contrincantes.
Con ese pensamiento me bajé de la moto.
Miré el cielo, estaba precioso; estrellado, azul oscuro, con una luna radiante y llena.
—Brooke...
Dirigí mi atención a Mason —uno de mis compañeros de equipo— con una sonrisa de boca cerrada. El me dió un repaso rápido con sus ojos tan oscuros como la noche antes de abrazarme.
—Que bueno que estas aquí.
Siempre que lo hacía me sentía pequeña. El era alto, mucho más alto que yo y bastante corpulento.
Al separarnos, observé a los otros equipos. Éramos ocho en total, como era costumbre.
Lo que haríamos ese día, no vendría siendo una carrera formal, era... amistosa. Es decir, no había dinero ni apuestas de por medio, solo era un evento para probar lo que nuevos y viejos corredores de la zona tenían para demostrar. Cosa que también ayudaba a ganarse el respeto de los competidores.
—¿Contra quién voy a competir? —le pregunté a Mason.
—Contra una chica de ese equipo —Rhett llegó hasta nosotros para luego señalar a un equipo con pulseras rojas —. Todos son muy buenos, pero como eres una chica creen que tienen que tenerte condescendencia.
Rhett también era de nuestro equipo y mi mejor amigo de muchos años atrás. Sus ojos cafés brillaron al verme, y apreciaba que lo hicieran, pero no pude darme el tiempo de un afectivo abrazo por las palabras que salieron de su boca.
—No necesito ninguna lastima de ningunos imbéciles. —mascullé.
Respiré hondo, y con la seguridad que me caracterizaba caminé hacia el equipo rojo. Los chicos que me siguieron sin protestar.
Cuando ya estábamos a unos metros de los cuatro participantes de ese equipo, me gané la atención de ellos y los restantes.
Los invitados por su parte, estaban bebiendo y disfrutando de la música que producían los sonidos de las camionetas en un área apartada. Ellos no podían estar en este lado de la arena, era solo para competidores e invitados especiales.
—Se llama Jacob, pero es mejor que lo llames Jake. Nadie lo llama por su nombre, no le gusta —me susurró Rhett antes de que yo emitiera una sola palabra. Se detuvo de brazos cruzados a mi lado y me aclaró de quien hablaba —. El capitán.
Asentí con la cabeza, devolviendo mi mirada hacia los grupos.
—¿Quién es Jacob? —pregunté.
—¿Por qué me molestó? —murmuró Rhett.
Rápidamente, un chico se giró hacia nosotros. Tenía una cerveza en la mano. Ni siquiera se molestó en mirarme demasiado al principio, se dirigió directamente a su compañera.
—Soph, aquí está tu contrincante —ahora si me miró —. Y me llamo Jake, para que lo tengas claro.
Lo miré sin interés para luego darle un repaso a la chica que también estaba dándome un repaso a mi. Su cabello era rubia de ojos azules. Éramos todo lo contrario a la otra, sin contar la piel. Ambas éramos pálidas.
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La Última Carrera
RomanceUna chica sin miedo a la velocidad con miedo al compromiso. Un engreído que lucha por lo quiere. Brooke Myers tiene claro lo que quiere en su presente, y eso no incluye nada de lo que Jacob Williams quiere para su vida. Aún así, sus caminos se cruz...