Para cada Brooke Myers que aún está aprendiendo a pedir ayuda.
Para cada Jacob Williams que aún está aprendiendo a brindarle apoyo a las personas que quiere.
Brooke y Jacob.
Había pasado exactamente un año desde ese 25 de abril. Como sabrán, no era una fecha fácil para las personas más allegadas a Miles, y mucho menos para Brooke, que se encontraba viendo el hospital a lo lejos, sin que nadie pudiera verla. Había sido un hábito al que se había acostumbrado desde que su hermano murió. De alguna manera lo sentía más presente haciendo eso, era su forma de lidiar con el duelo.
Estuvo un rato ahí, con la mirada perdida en aquella entrada tan conocida pero que ahora le parecía tan lejana y dolorosa, cuando tiempo atrás pasaba por ella con una gran sonrisa regalándole donas a todos.
Luego de la muerte de Miles no volvió a entrar, no podía, se sentía incapaz de estar en ese lugar por razones distintas a las que estaba acostumbrada.
El camino de vuelta a casa fue igual de pesado que siempre, aunque Brooke fantaseaba con llegar y tirarse en su cama. No quería hacer nada, ni ver a nadie, solo quería hundirse en su miseria sola. Pero claro que eso jamás sería posible teniendo el novio que tenía, que la esperaba en la puerta de su departamento.
Jacob subió la mirada cuando sintió los pasos de Brooke. Evitó la mueca de preocupación que amenazaba con colocarse en su rostro cuando vió las ojeras de ella junto con su aspecto cansado. Era peor que antes.
—¿Dónde estabas? —le preguntó.
Brooke enarcó una ceja.
—¿Ahora debo explicar cada paso que doy?
Abrió la puerta de su departamento y ambos entraron, quitándose las chaquetas.
Jacob tragó saliva. Lo menos que quería era pelear con ella. No ese día. Ninguno de los dos necesitaba una pelea.
Las cosas entre ellos estaban complicadas. Eran como un sube y baja. A veces estaban bien, a veces mal... No era fácil, pero lo intentaban.
—No dije eso.
—¿Entonces?
—¿Estabas otra vez en el hospital?
Brooke se tensó un poco, y eso fue suficiente para que Jacob supiera la respuesta.
No era sano, no era para nada sano que siguiera haciendo eso. Se lo había pasado varias veces porque sabía lo difícil que era toda la situación para ella. Sin embargo, la última vez que había pasado, Brooke había dicho que no lo volvería a hacer. Y ahí estaban de nuevo, en el mismo punto.
—Brooke...
—No lo entiendes. —le dijo, sin mirarlo.
Se le habían humedecido los ojos, y ese sentimiento de vacío que se había vuelto habitual en ella se prolongó, dejando una sensación de amargura y dolor.
—Siempre dices que no te entiendo, pero lo hago—le dijo Jacob, buscando una mirada que ella se negó a darle —. Se que es duro, que duele, pero no es la manera.
—¿Entonces cuál es? —le espetó, molesta.
Solía molestarse con facilidad, con cualquier mínima cosa. Había algo amargo en ella que Jacob intentaba sobrellevar porque no lo comprendía del todo. La verdad era que Brooke tampoco lo entendía, era algo que simplemente llegaba y la consumía, dejándole un sentimiento potente de tristeza y vacío, con ganas de dormir y de no levantarse de la cama. A veces ni siquiera sentía la necesidad de comer, solo se quedaba en un limbo extraño de absoluto dolor amargo.

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La Última Carrera
RomanceUna chica sin miedo a la velocidad con miedo al compromiso. Un engreído que lucha por lo quiere. Brooke Myers tiene claro lo que quiere en su presente, y eso no incluye nada de lo que Jacob Williams quiere para su vida. Aún así, sus caminos se cruz...