Capitulo 4

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La mañana gris y lluviosa confería al lugar una atmósfera lúgubre y melancólica. El cementerio, rodeado de altos árboles desnudos y lápidas cubiertas de musgo, parecía sumido en un perpetuo silencio, solo interrumpido por el suave susurro del viento y el repiqueteo de las gotas de lluvia sobre los paraguas.

La sala mortuoria, con sus paredes de tonos pálidos y su iluminación tenue, se hallaba impregnada de una mezcla de tristeza y solemnidad. Grandes arreglos florales adornaban el lugar, esparciendo un sutil aroma a lirios y rosas, mientras velas encendidas conferían una tenue luz dorada que contrastaba con la penumbra reinante.

Los asistentes, vestidos con atuendos oscuros y semblantes serios, formaban pequeños grupos dispersos, compartiendo sus condolencias y palabras de apoyo. Entre ellos se encontraban familiares, amigos cercanos y algunos conocidos de Sergio, quienes se unían en el dolor de su partida.

Los ojos rojizos y las lágrimas que surcaban los rostros de los presentes reflejaban el profundo pesar que embargaba sus corazones. Susurros de conversaciones apagadas y sollozos contenidos se entrelazaban, creando una sinfonía de tristeza y conmoción en el ambiente.

Lucia, la hija de Sergio, se encontraba en el centro de atención, rodeada por seres queridos que intentaban brindarle consuelo. Su rostro pálido y demacrado evidenciaba el profundo impacto emocional que la partida de su padre había dejado en ella. Vestida de negro, se abrazaba a sí misma, buscando algo de calma en medio de la tormenta de emociones que la embargaba.

Perdida en sus pensamientos, se reprochaba en silencio. Una mezcla de culpa y tristeza se entrelazaba en su interior, mientras los ojos de sus seres queridos la observaban con compasión. En su mente, se preguntaba una y otra vez si podría haber hecho algo para evitar la trágica pérdida de su padre.

"Quizás si yo hubiera estado allí...", susurró Lucia para sí misma, su voz apenas audible entre el murmullo del funeral. "No puedo evitar pensar que no fui una hija lo suficientemente buena, que no estuve allí cuando más me necesitaba". Las lágrimas amenazaban con emerger, pero ella luchaba por mantener la compostura.

Cada mirada compasiva que recibía de sus seres queridos parecía intensificar su sensación de culpa. Se sentía expuesta, como si todos pudieran leer sus pensamientos y juzgarla por sus supuestas faltas. En medio de la multitud, anhelaba encontrar un respiro, un momento de paz en el que pudiera reconciliarse consigo misma.

Un recuerdo en particular se aferraba a su mente en ese momento. Recordó la vez en que su padre la acompañó a comprar un libro que tanto anhelaba. Fue un momento de conexión y felicidad entre padre e hija. Sin embargo, ahora se cuestionaba si aquellos momentos alegres eran suficientes para compensar las ocasiones en las que estuvo ausente o no brindó el apoyo que su padre necesitaba. Lucia luchaba con sus propios pensamientos mientras trataba de encontrar algún consuelo en medio del dolor. Sabía que su padre la amaba incondicionalmente, pero el sentimiento de no haber sido suficiente persistía en su corazón roto. Buscaba desesperadamente la aceptación de los demás, temiendo ser juzgada por sus propias dudas y autocríticas.

Esteban y Martin se aproximaron al lugar con cautela, ingresando a la sala mortuoria donde se llevaba a cabo el funeral. Sus pasos resonaban en el suelo de mármol, creando un eco tenue que se mezclaba con el susurro de las conversaciones apagadas.

El semblante serio y determinado de Esteban contrastaba con la expresión de profundo cansancio en los ojos de Martin, quien luchaba por mantenerse despierto después de una noche de poco descanso. A medida que se acercaban a Lucia, pudieron ver el tormento y la confusión reflejados en su rostro.

Pero Esteban también notó el cansancio evidente en el rostro de Martin y decidió abordar el tema.

"Martín, parece que no has tenido una noche tranquila", comentó Esteban, observando las ojeras que se acentuaban bajo los ojos de su compañero.

El BOSQUE OSCURODonde viven las historias. Descúbrelo ahora