Capitulo 14

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Sarah esperaba ansiosamente en el bar de la esquina del colegio, como todos los miércoles, viernes y sábados, a que Juan terminara su jornada.

Esa tarde, tenían un destino especial. Se dirigirían al hospital donde la madre de Sarah se encontraba en terapia, luchando por recuperarse de aquel fatídico incidente que la había afectado seis meses atrás. Desde entonces, la vida de Sarah había dado un giro inesperado y las experiencias en el bosque oscuro habían quedado en un segundo plano.

Cuando Juan finalmente se unió a ella en el bar, notó la preocupación en el rostro de Sarah. La tomó suavemente de la mano y le sonrió con ternura. —Estoy aquí para apoyarte en todo lo que necesites. —le aseguró. Sarah agradeció el gesto con una leve sonrisa, sintiendo el consuelo que la compañía de Juan siempre le brindaba.

Caminaron hacia el hospital, compartiendo silencios y palabras de aliento en el camino. La madre de Sarah había sido una figura amorosa y protectora en su vida, y la situación la había afectado profundamente. Aunque ambos profesores tenían una relación cercana, Sarah aún no se había atrevido a revelar los sueños extraños y las situaciones oscuras que había experimentado en los últimos tiempos. La prioridad en ese momento era el bienestar de su madre.

Al llegar al hospital, fueron recibidos por el médico a cargo, quien les proporcionó una actualización sobre el estado de salud de la madre de Sarah. Aunque las noticias no eran del todo alentadoras, se mantenían esperanzados y dispuestos a brindarle todo el apoyo necesario.

Entraron a la habitación, y allí estaba, en coma y rodeada de tubos y cables que sostenían la lucha por su vida. Su rostro lucía apacible, pero la situación era desgarradora para Sarah.

A un costado de la cama, en el suelo, yacía Kimberly, tan leal como desde que era cachorra, que no se había separado de Amelia desde aquel fatídico día. Su presencia brindaba consuelo y compañía en momentos difíciles, y todos en la habitación podían sentir la calma que transmitía.

Sarah se acercó con cuidado a su madre y tomó su mano con ternura. Aunque no podía responder, sabía que su madre podía escucharla, y le susurró palabras de amor y esperanza al oído. Juan observaba con respeto y empatía, sabiendo que este era un momento íntimo y sagrado para Sarah y Amelia.

Miró con cariño a Juan mientras sostenía la mano de su madre, Amelia. Le habló con dulzura, sabiendo que aún en coma, su madre podía sentir su presencia y escuchar sus palabras.

—Aquí está Juan —dijo con una sonrisa tierna—. Te lo presenté hace algún tiempo. Él ha estado a mi lado en estos momentos difíciles, apoyándome y siendo mi compañero en todo. Te aseguro que es una de las mejores personas que he conocido.

Juan asintió con respeto y afecto hacia Amelia. Aprovechó para entregarle a Sarah un extraño atrapasueños —Le traje esto. De donde vengo trae suerte y prosperidad. También es capaz de hacer que tengan hermosos sueños.—dijo con suavidad—. Sarah ha sido una persona increíble para mí también, y estar aquí para apoyarla en este momento es lo más importante para mí.

Sarah sonrió agradecida mientras recibía el atrapasueños de manos de Juan. Observó el objeto con curiosidad y admiración, notando los detalles intrincados y la belleza única que lo caracterizaba.

—Gracias, Juan. Es hermoso —dijo con sinceridad—. Significa mucho para mí que estés aquí y que hayas pensado en traerme algo tan especial. No puedo imaginar cómo sería enfrentar esto sin ti a mi lado.

Juan le devolvió la sonrisa con calidez. —Siempre estaré aquí para ti, Sarah. Eres una persona maravillosa y fuerte, y estaré a tu lado en cada paso del camino.

Amelia, a pesar de estar en coma, parecía transmitir una sensación de tranquilidad en la habitación. Sarah colocó cuidadosamente el atrapasueños junto a su madre, como si fuera un símbolo de protección y esperanza.

El BOSQUE OSCURODonde viven las historias. Descúbrelo ahora