capitulo 3

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"Pido perdón, aunque no sea por arrepentimiento o remordimiento genuino. Mis palabras emergen desde lo más profundo de mi ser, un lugar oscuro y plagado de sed de veneno que consume cada latido. Cada gota que recorre mis venas se convierte en un nuevo trofeo que ansío reclamar.

Aquella noche infernal, mientras el mundo dormía ajeno a mi existencia sombría, mis acciones se transformaron en una encarnación de la malevolencia. No pude conciliar el sueño, no por culpa de mi atroz acto, sino por la terrible euforia y ansiedad que me invadían al saber que mi plan había triunfado sin fisuras. No consideré las consecuencias terribles que seguirán atormentando mi alma y mente, solo encontré satisfacción en mi sed insaciable.

Desde entonces, la sombra ha tomado el control de mi vida. Las tinieblas se agitan a mi alrededor, danzando en una macabra sinfonía que me envuelve en su abrazo tétrico. Voces susurran secretos ocultos, alientos que me incitan a continuar por el camino de la perdición. Cada paso que doy está marcado por la maldad y la destrucción.

No soy una mala persona y sé que tampoco lo eran aquellos a quienes he hecho daño. Pero, ¿qué tiene de malo que uno desee saciar sus ansias y lo haga? Es una pregunta que me atormenta y a la que no encuentro respuesta.

Mi crimen no es un remordimiento que me consume, sino una llama siniestra que arde sin cesar en mi interior. Las imágenes de mi víctima me asaltan en mis sueños, una pesadilla que se repite sin tregua. El olor a sangre impregna mi existencia, un recordatorio constante de mi sed insaciable.

Lucía, te imploro que no te acerques a mí, que no te adentres en la oscuridad que me rodea. Mi maldición no debe mancillar tu vida. Abraza la luz y escapa de las sombras que me envuelven. Mi camino está empedrado de veneno y malevolencia, y no mereces ser arrastrada a esta espiral de caos.

No puedo pedirte perdón genuino, pues la ausencia de remordimiento corroe mi ser. Sin embargo, te ruego, te suplico, que encuentres la fortaleza para alejarte de mi influencia maligna. Construye tu futuro sobre los pilares del amor y la bondad, dejando atrás los horrores que me persiguen.

Con un corazón envenenado y consumido por la sed de veneno, me despido de ti, Lucía. Anhelo que encuentres la paz y la redención lejos de mi presencia tenebrosa. No puedo amarte, pues el amor ha sido eclipsado por la oscuridad que me consume.

Que la vida te brinde la oportunidad de encontrar la luz en medio de las sombras que me rodean.

Con angustia y pesar, Sergio."

Esteban finalizó la lectura de la carta. Sí, era una carta de suicidio. El misterioso profesor de ciencias sociales de la Secundaria Número 17 había decidido quitarse la vida.

La tormenta no daba tregua; las sirenas de los bomberos y la policía destellaban en las calles mientras el viento ululaba con ferocidad. Esteban se encontraba perplejo, sosteniendo la carta entre manos temblorosas. Las palabras escritas por el profesor eran desgarradoras, impregnadas de dolor y desesperación.

El profesor, reconocido por su inteligencia y carisma, ocultaba detrás de su enigmática apariencia un tormento interno profundo. Nadie habría imaginado que tras su sonrisa se escondía una oscuridad tan abrumadora.

Martin, con tristeza reflejada en su mirada, tomó su libreta y comenzó a anotar detalles de la escena. Él conocía al profesor, ya que fue su maestro de ciencias sociales en la secundaria. Siempre lo recordaría como uno de los profesores más geniales que había tenido.

La atmósfera en las calles de la pequeña Ciudad Libertad era intensa. La tormenta no cesaba, y las sirenas de los bomberos y la policía resonaban en el aire, iluminando las calles con sus luces intermitentes. Algunas cortinas de las ventanas vecinas estaban corridas, indicando el interés de los curiosos por lo que estaba ocurriendo. Los vecinos estaban atentos, algunos más chismosos que otros, esperando ansiosos cualquier información que pudieran obtener del lugar. Se agrupaban detrás de la cinta amarilla de la escena del crimen, como zombies a la espera de algo macabro, o como los ancianos que esperan la apertura de las puertas del bingo para comenzar a jugar. Sin embargo, en este caso, era evidente que estaban esperando a que sacaran el cuerpo sin vida por la puerta.

El BOSQUE OSCURODonde viven las historias. Descúbrelo ahora