C a p í t u l o 2

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S I L V I A

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S I L V I A

No digo nada en respuesta al ominoso comentario de Jorge. En lugar de eso, dejo que mi mente se desborde con todos los escenarios posibles. Me doy cuenta de que no vamos a mi casa, sino que tomamos la ruta conocida hacia donde trabaja mi madre. Un sentimiento de temor se agolpa en mi estómago con la esperanza de que sólo vayamos a visitar a mi madre y no que alguien conocido esté en el hospital. Esos sentimientos de temor se convierten en terror cuando entra en el aparcamiento de Urgencias, que no es la entrada que utilizaríamos si se tratara de una visita amistosa.

Jorge apaga el auto y apoya la frente en el volante antes de que un profundo suspiro salga de su boca. —Silvia… lo siento mucho.

—¿Por… qué?

—Por lo que voy a decirte… —Las lágrimas se acumulan en sus ojos pero se disipan cuando se aclara la garganta—. Tu madre… —se ahoga.

Y al instante mi peor temor cobra vida.

El funeral cae en el día más frío y lluvioso de abril

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El funeral cae en el día más frío y lluvioso de abril. Me castañetean los dientes mientras nos sentamos bajo la carpa en el lugar de la tumba y me reprendo por no llevar un abrigo más grueso como me aconsejó mi abuela.

Me ciño más la chaqueta negra y hago rebotar las piernas tanto por los nervios como para calentarme las piernas desnudas. Oigo mocos a mi alrededor cada poco tiempo y Jorge me agarra la mano con más fuerza, como si quisiera decir estoy aquí. Me doy cuenta de que intenta mantener la compostura por mí, pero aún no he llorado y sus ojos no dejan de lagrimear.

—No puedo… no puedo arreglarlo. Lo siento mucho. —Lo dice una y otra vez en voz baja.

Sigo sin llorar a pesar de escuchar la emoción en su voz. No sé por qué no tengo esa reacción cuando quería a mi madre más que a nadie en el mundo. Pero las lágrimas no aparecen. Ni siquiera siento el consabido pinchazo. Me siento entumecida. Hueca. Como si estuviera en un sueño donde los sentimientos y las sensaciones no existen. Me suelto de las manos de Jorge y me pellizco por centésima vez en la última semana. Dios, ¿estás seguro de que no estoy soñando?

Amor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora