C a p í t u l o 13

274 15 4
                                    

S I L V I A

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

S I L V I A

—Tengo que prepararte para recibir mi polla. —Sus palabras tienen un efecto vertiginoso y casi me desmayo cuando me pone de espaldas. Mis ojos se abren de golpe y mi visión sigue siendo un poco borrosa, pero es lo suficientemente clara como para ver la dulce sonrisa de su cara—. Eres muy hermosa —susurra mientras se quita la camiseta por la cabeza y deja al descubierto su cuerpo duro y delgado.

—Me haces sentir hermosa —le digo. Nunca nadie me había hecho sentir tan querida y, si lo pienso bien, Jorge siempre se ha esforzado por hacerme sentir especial. Se cierne sobre mí y me mira fijamente, contemplando mi cuerpo desnudo, y siento que mi piel se calienta bajo su mirada.

—Vaya —susurra y sacude la cabeza antes de frotarse los ojos con una mano—. Realmente eres perfecta.

Me relamo los labios, muriéndome por algo más que quedarme aquí tumbada mirando a este Adonis desnudo. Su polla parece crecer y palpitar cada vez que mis ojos pasan sobre ella y, cuando vuelvo a mirar hacia arriba, los ojos de Jorge están encapuchados y llenos de lujuria.

—¿Cómo... vas a prepararme? Ya me he venido dos veces.

—La tercera es la vencida, ¿sabes?

Sonrío ante su carácter juguetón y la capacidad de quitarle importancia a esto, como si esta situación no fuera intensamente erótica, y me río en respuesta.  —Idiota.

Se inclina y me aprieta los labios en el cuello y grito al sentir el filo de sus dientes. Me pasa la lengua por el espacio que ha mordido, calmando el escozor, y suspiro bajo sus labios. Me sigue besando por todo el cuerpo, dedicando tiempo a mordisquearme los pezones y a hundir la lengua en mi ombligo antes de volver al resbaladizo espacio entre mis piernas. Mi sexo palpita; mi cuerpo sabe lo que le espera de nuevo y le agarro la mandíbula para que me mire.

—Estoy tan contenta de hacer esto contigo —le digo sinceramente—. Nunca me sentí bien... antes de ahora. —Y esa es la verdad; todas esas veces con Carter me sentí bien pero nunca me sentí así.

Nunca sentí que él pudiera verme realmente. Él veía a la animadora bonita, popular y a veces estrafalaria. Supongo que por eso es tan intenso con Jorge. Me conoce por dentro y por fuera. Solía decir que me conocía mejor que yo misma. ¿Es por eso que se siente así? ¿Porque me conoce tan bien? ¿Sabe lo que mi cuerpo quiere y necesita? Siento que algo oscuro y perverso florece en mi pecho, que tal vez este era el plan para mí todo el tiempo.

Joder. No.

Sonríe, una sonrisa genuina, y eso me desarma momentáneamente y despeja mi mente de todos los pensamientos morosos sobre mí, mi madre y el hombre con el que ambos hemos intimado.

Ahora no, Silvia. Ten este traumatizante avance más tarde.

Revela todos sus dientes y me hace vibrar el corazón que este hombre sea tan jodidamente guapo. Así de guapo y además me desea. Me doy cuenta de que sigo sujetando su cara y me da un beso en la palma de la mano antes de volver a mirar mi coño y luego a mí. No tengo ni un segundo para preguntarme qué va a hacer cuando siento una bofetada en mi coño. Una bofetada de verdad. En mi coño. Oh, Dios mío.

Amor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora