Aves y Semillas (TEMPORALMENTE CANCELADA)

Lavanda

Esa fue una misión exitosa y relativamente breve, estos patanes de la colmena volvieron a la cárcel en un abrir y cerrar de ojos habiendo llegado la policía a donde se encontraban. La noche ni tímida ni perezosa se vuelve a hacer presente con el pasar de las horas, noche en la que la cena sería una pequeña fiesta de pizza.

Varios cartones se distribuían en la mesa del comedor, abiertas las cajas mostrando la comida en su interior. Todos juntos, hablaban de lo genial que era tener un nuevo compañero con peculiaridades de su tipo, y que era divertido mandar a los tipos malos tras las rejas.

— ¡Otra! ¡otra! —  Cyborg tenía la boca bien abierta, mirando con desespero a su mejor amigo, quien le tiraría un gran pedazo de pizza. Él la atrapa, la mastica y traga, alzando los pulgares como aprobación, ¡le encantaba comer!

Starfire no estaba convencida con la temperatura de su porción, así que empleó sus rayos láser oculares para calentarla, resultando esto en una pequeña explosión de queso que llegaría a manchar parte del rostro de Raven.

— ¡Mis las disculpas, Raven! —  Starfire se apura en mostrarse arrepentida, con algo de miedo en sus ojos por la reacción de la contraria.

Esta, aunque ligeramente fastidiada, no hace nada realmente malo. Su reacción se limitó a suspirar para ganar paciencia. — No hay problema. Fue un accidente. — Respondió Raven a la disculpa.

No complacida con ello, la pelifucsia alienígena agarra con cuidado el rostro de su compañera y limpia su rostro con el dedo pulgar, regalándole una sonrisa. —  Ya está, ¡te ves muy bonita!

Un ligero rubor se asoma en los pómulos de la gótica diablilla. —  Gracias. —  Cierra sin expresar lo más mínimo, luego de lo ya evidente.

 Pero qué momento tan bonito estaban compartiendo. Tanto que al terminar de comer, se limpió el sitio y todos fueron a dormir con una sonrisa.

Como era obvio, no había una habitación disponible aún para Wildweed ya que se unió de manera tan inesperada, se habló de que durante un tiempo dormiría en el lobby.

(. . .)

Eres una burla, Robin. ¿En serio te creías que las cosas iban a mejorar para ti con un nuevo imbécil en tu equipo?

Abre los ojos, ¡siempre estarás a la sombra de Batman!

Nadie te quiere porque seas Robin, nadie te quiere por quien eres o crees que eres. Si te estiman es por la famita que te has ganado al ser un simple compinche.

No tienes superpoderes, no tienes ese intelecto del que tanto presumes... Piénsalo, la razón de la cual los Teen Titans existan es porque fracasaste queriéndole probar a Wayne que no necesitabas de nadie más, y tuviste tanta culpa de volver que simplemente decidiste empezar de cero.

No, eso no se puede hacer, Robin. Empezar de cero es imposible.

Y bien lo sabe ese crío que recién ha llegado. Cuando menos te lo esperes os va a traicionar, porque realmente a nadie le importa quiénes sois, a nadie le importa quién eres, a nadie le importa seguir tu estúpida moral hueca que nace a raíz de un complejo de inferioridad que crees haber vencido, sabiendo siempre en el fondo que no eres más que un niño cirquero. Una burla.

¿Qué esperas, Robin? ¿A que ese tal Harry os de por culo a todos? ¿A que ponga a todos en su contra con su falso carisma?

¿Esperas a que descubras que eres un fraude?

Porque eso es lo que eres, siempre lo serás.

Un fraude.

(. . .)

— ¿Robin? ¡Robin!

El susodicho estaba en aquel limbo entre vigilia y sueño, similar a esa sensación de parálisis a media noche. Sudaba, jadeaba constantemente en busca de algo de aliento que sus pulmones no podían proveer debido a que en sí mismo se estaba sofocando. Sus sonidos de agonía tal vez no penetraban las paredes lo suficiente para hacerse oír en las habitaciones del resto de titanes, pero Wildweed pudo hacerlo debido a que dormía en el salón.  

Robin estaba en su cama sufriendo a causa de su propia mente, Wildweed vino a tiempo para ver que estuviera bien. Siendo ese no el caso, este intenta sentar o recostar a su contrario, cargándolo un poco para apoyarlo y así permitirle respirar mejor.

— ¿Estás teniendo un ataque de pánico? — Pregunta el rubio, recibiendo un murmurado "sí" por respuesta. — N-No sé muy bien qué hacer... Mmm, déjame...

 Wildweed no tenía muy en claro en cómo actuar, usualmente era él quien se encontraba en ese tipo de situaciones cuando vivía con su famila... Un momento, ¡eso es!, tal vez actuar como lo hacían sus familiares ante esto era la solución.

Frotó sus manos un poco para hacerlas calentar, de modo que estas empezarían a liberar un aroma a lavanda realmente relajante. Wilweed acaricia el cabello de Robin con la mano izquierda, y su rostro con la derecha.

Aún jadeando, Robin encontraba algo más de paz, ya que aunque alterado podía sentirse seguro. Las dudas atacaban su cabeza, la voz molesta y grave que lo enloqueció provocó que desconfiara un poco en las acciones de su nuevo integrante, pero ¿por qué parecería esforzarse tanto en ayudarlo, en lugar de aprovecharse de su estado frágil?

— Yo... No tengo mucho conocimiento ayudando con ataques de pánico, pero quiero hacerte saber que estaré contigo todo lo que necesites, ¿de acuerdo?

Wildweed sonríe  a Robin, para demostrarle que puede estar tranquilo.