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Las últimas semanas habían sido un torbellino de emociones para ti. Desde que te habías dado cuenta de tus sentimientos por Kenma, te encontrabas cada vez más cerca de él, aunque de una manera indirecta. Aún no tenías la confianza suficiente para considerarte una muy buena amiga para él, pero eso no te impedía acercarte, incluso si era solo para verlo jugar al voleibol después de clases.
Como siempre, estabas en las gradas, observando cómo Kenma se movía con poca gracia por la cancha, concentrado en cada movimiento, parecía moverse un poco más de lo usual. A pesar de su naturaleza tranquila, su habilidad en el voleibol era evidente para todos en el club. Para ti, era simplemente hipnotizante verlo en acción.
En el otro extremo de las gradas, Kuroo te miraba con una sonrisa pícara en el rostro. Conocía tus sentimientos por Kenma y, como siempre, no perdía la oportunidad de burlarse un poco.
-¿Qué tal? ¿Disfrutando del espectáculo? - preguntó Kuroo con una risa suave.
Te sonrojaste ligeramente y apartaste la mirada de Kenma. - S-sí, es impresionante verlo jugar. - respondiste, tratando de ocultar tus emociones.
Kuroo arqueó una ceja, notando tu reacción. -¿Sabes? Kenma siempre está más concentrado cuando sabes que estás mirando. Tal vez deberías hablar con él después de la práctica. - sugirió con una sonrisa traviesa.
- ¡Kuroo, cállate! - murmuraste, sintiendo cómo tus mejillas ardían aún más. Sabiendo que el pelinegro lo decía con el fin de molestarte y reírse un poco de ti.
Mientras tanto, Kenma continuaba jugando, ajeno a la conversación en las gradas. Su mente estaba completamente enfocado en el juego, sin darse cuenta de las miradas furtivas que recibía de ti.
A medida que la práctica de voleibol llegaba a su fin, te encontraste ansiosa por hablar con Kenma, pero también nerviosa por dar el primer paso. Observaste cómo él se unía al grupo para recoger el equipo, y te preguntaste cómo podrías acercarte a él sin parecer demasiado obvia.
Kuroo se acercó a ti con una sonrisa traviesa. -¿Te animas a hablar con él esta ve? No tienes nada que perder. - sugirió, dándote un pequeño empujón de ánimo.
Inspirada por sus palabras, decidiste armarte de valor y acercarte a Kenma mientras él guardaba las pelotas de voleibol. Con cada paso que dabas, podías sentir el latido acelerado de tu corazón.
-Hey, Kenma. - lo llamaste tímidamente cuando estuviste lo suficientemente cerca.
Kenma se volvió hacia ti, sus ojos ámbar parpadeando con curiosidad. -¿Sí? - respondió, su voz tranquila pero cortés.
Tragaste saliva, tratando de mantener la calma mientras te enfrentabas a él. - Solo quería decir que estuviste genial hoy en la práctica. Realmente admiro tu habilidad en el voleibol - expresaste con sinceridad, esperando que no sonara demasiado obvio el hecho de que estabas babeando por él.
