San Valentín.

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No es San Valentín, pero debía publicarse en San Valentín 😓

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No es San Valentín, pero debía publicarse en San Valentín 😓






Los últimos días habían sido tranquilos entre tú y Kenma. Ya habían pasado algunos meses desde que formalizaron su relación, y aunque para los demás podría parecer algo común, tú sabías que entre ustedes dos había una conexión más profunda, algo que no necesitaba grandes demostraciones públicas.

El día de San Valentín se acercaba, y aunque no eras fanática de lo tradicional, querías hacer algo especial. No porque sintieras que debías cumplir con algún estereotipo, sino porque querías tener un momento auténtico con él, algo que no necesitara flores ni chocolates.

El gimnasio de la escuela estaba decorado con globos y luces, y por todos lados había estudiantes intercambiando regalos. El equipo de Nekoma había terminado una práctica extenuante, y como siempre, Kenma estaba junto a la puerta con su consola en las manos, esperando que Kuroo terminara de hablar con los otros.

—Oye, Kenma —llamaste su atención al acercarte, sintiéndote un poco nerviosa, pero decidida a hacer que el día fuera único.

Kenma levantó la vista de su consola y te miró. Sus ojos, aunque calmados, siempre parecían llenos de algo más que no solía expresar en palabras.

—¿Hmm? —murmuró, como esperando a que dijeras algo.

Tomaste aire y, sin saber exactamente cómo decirlo, soltaste lo primero que se te ocurrió.

—¿Te gustaría hacer algo diferente hoy? No por San Valentín… solo por nosotros.

Kenma te observó durante unos segundos, como si analizara tus palabras. Finalmente, dejó su consola a un lado y asintió ligeramente. No era del tipo que hacía preguntas, pero su silencio siempre te hacía sentir que estaba de acuerdo, que estaba presente, aunque no lo dijera.

Decidiste llevarlo a un lugar que ambos conocían bien: el techo de la escuela. Era un sitio al que a veces ibas cuando querías escapar del ruido, y sabías que Kenma apreciaba esos lugares tranquilos, alejados del bullicio. Mientras subían las escaleras, ambos caminaban en silencio, pero no era incómodo. Era el tipo de silencio que compartían con comodidad, como si las palabras no fueran necesarias.

Al llegar al techo, el frío aire de febrero los envolvió, pero también lo hizo la paz del atardecer. El sol comenzaba a ponerse, y el cielo tenía un tono anaranjado suave que contrastaba con el bullicio que se escuchaba desde abajo.

—Pensé que sería un buen lugar para nosotros —dijiste, señalando una manta que habías traído para sentarse—. Algo diferente, pero más nuestro.

Kenma te observó con su típica mirada tranquila, y luego se sentó junto a ti en la manta, sin decir nada, pero claramente disfrutando del momento. Ambos se quedaron allí, viendo el cielo oscurecerse lentamente, sin necesidad de llenar el aire con palabras vacías.

Kozᥙmᥱ Kᥱᥒmᥲ ᭟  ⸼ᝢONE SHOTS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora