2) Irresistible Tentación | Ran Haitani (Pausada)

Capítulo 3

Domi Russo

Las estrellas son los deseos que se han quedado a medias por falta de fe. Por eso nunca desaparecen sin importar el sol, la luna, las lluvias, los tornados o lo que pueda venir, aunque no se puedan cumplir tiene la fuerza de esperar que vuelvan a creer en ese deseo y que la fe se apodere de nuevo para poder cumplirse.

cinco días después decidimos viajar a Japón a estar junto a Daemon y compartir con su prometida, Axel ira después, creo que será dos días antes de la boda, al menos estaré con mi familia en su espera. 

Observo fijamente a las personas que nos rodean por todo el aeropuerto, me desperté tan temprano que no tuve ni tiempo en despedirme de Axel.

—Hermana – giro el rostro al llamado de mi hermana Emilia.

—Se supone que no tendríamos que traer vestidos tan reveladores – la miro de arriba para abajo.

Desde que empezó a desarrollar se ha desprendido de la moda emo que tenía y ahora quiere parecerse mejor que a su hermana que parece una chica con estilo creído.

—¿Por qué todo te molesta? – la pregunta ofende mi carácter

—No estoy enojada simplemente te estoy cuidando, hace mucho frio a estas horas – me cubro con el abrigo de pana.

—La belleza cuesta o eso es lo que dice Emily, la cosa es que no quería traerme pantalones, sabes todos los que tengo son flojos, hace meses que mamá no me lleva a comprar.

—Espero no pases más frio, Japón está en su temporada de invierno y estamos a pocos días de entrar en octubre, así que por estos meses por favor compra algunas cosas para cubrirte las piernas

Asiente sin estar de acuerdo, las manos se me congelan tomando mi maleta, mamá termina de hacer todo el procedimiento y subimos al avión, mi mal genio está presente y no tengo idea del porqué, empora cuando la azafata termina derramando el vino en mi pierna cuando le sirve a mi madre.

Me levanto más irritada de lo normal al baño para limpiarme, me observo al espejo y parece que quiero hasta golpearme por idiota, como es que estoy de nuevo a punto de volver a ese desagradable lugar.

Enfrentar las cosas es de valientes, pero... ahora mismo no me siento tan comprometida con esto.

Salgo de nuevo y la azafata se disculpa, no le prestó atención, no estoy para responder porque juro que le estrellare la botella en la cabeza

—¿Todo bien Domi? – asiento

Mamá no se convence de mis palabras ni mucho menos yo que no tengo idea del porque me enojo por todo. El viaje dura más de cinco horas, concentro mi mente en la pantalla de mi teléfono, debo dibujar algo que represente amor.

Dios mío, el amor es lo ultimo que quiero toca, debo salir de confort de odio, de lastima y de sufrimiento que siento al pintar, Amor, amor, amor, ¿Se supone que solo dibuje un corazón y ya? Sería mucho más fácil y ya.

Si no me enfrento a mis debilidades jamás estaré lista para superarme.

—Hija ponte el cinturón de seguridad, estamos por aterrizar – asiento

Apago mi teléfono y de tantas formas que puedo expresar ese sentimiento no me convence ninguna, es lo peor.

Después de minutos al fin tocamos tierra, me coloca la sudadera que llevo en el bolso, el frio esta de lo peor y se supone que aun no estamos en invierno, bajo del avión buscando mi maleta, me coloco una mascarilla para que nadie se entere que ya pise estas tierras, o quizá no quiero él lo sepa.

—Daemon está esperándonos, démonos prisa – ruedo los ojos.

Camino con pereza, siento que todas las cámaras del lugar me siguen, que sensación tan irritante, localizo con la mirada al idiota de mi hermano, esta más alto que recordaba

—Hijo – mamá lo saluda cuando llegamos a su lugar.

Saluda a mis hermanas y me concentro en ver a todos lados para verificar que no nadie sospechoso me mire

—No sabe que has venido, tranquila – me susurra al odio

—Nadie saber que me has traicionado y me quizá me salgas con la sorpresita que sois los mejores amigos ahora – se queda serio un momento y luego se ríe

—Estas muy tensa hermana, Ran ya no siente el mismo interés por ti – una flecha directa al corazón

—¿Quién te ha dicho que quería saber eso? – suelta una risa leve

—¿Por qué no lo pensaría? – maldito, se acerca y me abraza – te he extrañado tanto cabrita loca.

—Deja de llamarme así – me suelta

Sus ojos grises son idénticos a los de mi madre, el cabello negro que oculta el azul y esos lentes más formales lo hace ver una persona madura, ¿ha pasado tanto tiempo para que este mejorara?

—Te ves mucho mejor que antes – lo suelta con sarcasmo

—No he cambiado mucho – no me siento cómoda aquí

—No hablo de tu físico hermana, hablo de tu forma de ver y en tus ojos se ve.... – no termina porque me empujan hasta caer al suelo.

Le pego un rodillazo en las costillas, cuando queja me doy cuenta que es Domenique, abro los ojos a más no poder.

—Tenía que esperármelo – se queja

—Hermano, lo siento – me levanto junto a él – me has tomado de sorpresa.

—Tenías que ver primero quien se te lanzo como loco encima.

—Porque haces esas cosas tan torpes, parece que Daemon fuera el más grande de la familia

—Deja que disfrute mi adultez, nunca pude ser un niño

—Eres patético – le sonrió – me alegra tanto que vinieras.

Levanta la vista, sus ojos conectan con los míos sin dejar de analizar algo, me sonríe de una forma que no comprendo, ¿orgullo? O es ¿amor?

—Te ves diferente, una mujer madura – no entiendo lo que quiere expresar.

Solo me dice eso y se va con los demás, ¿Pero que he cambiado? Después de unos minutos... buenos después de tres malditas horas esperando que charlaran al fin nos vamos al auto.

Miro toda la ciudad de Tokio, ha cambiado, evolucionado que la tecnología de los anuncios comerciales es a 3D, lo que se esperaba del país de los inteligentes.

Al llegamos a Hotel donde nos hospedaremos, entramos y nos entregan las llaves de nuestras habitaciones, dejo a todos para irme, necesito mi espacio.

Cierro la puerta después de entrar, el silencio y la oscuridad es lo que mas detesto, me apresuro abrí las cortinas y encender las luces para que den la claridad. Me recuesto en la cama tan suave.

Suspiro sin ganas, me siento sola cuando se que Axel esta al otro lado del continente, me levanto a desempacar y a bañarme con las rosas tan deliciosas de la tina, cierro los ojos manteniendo la mente el blanco disfrutando el agua caliente que se pega en mi piel.

No siento nada solo el momento donde abro los ojos y alucino con el maldito rostro de ese maldito.