Draco se encontraba leyendo en su sala común. Le gustaba el agradable calor que la chimenea desprendía, era el mes de noviembre y el frío se hacía presente. Pronto Hogwarts sería cubierto por la blanca y fría nieve de invierno. Le gustaba la nieve, pero no le gustaba cómo está provocaba que su nariz y mejillas se sonrosaran del frío. Le daban un aspecto tierno y casi angelical. Se cubría la mitad de la cara con su bufanda para ocultar su sonrojo.
Escuchó un resoplido y levantó su vista del libro, se topó con la figura de Damien. Este tenía un aspecto tenso y casi asustado. Volvió su vista a su libro y continuó leyendo tranquilamente, se le dificultó poner total atención a su lectura por los molestos sonidos de Damien. Cerró el libro y suspiró con frustración, tendría que volver leer las últimas páginas para poder continuar con lo demás. Se giró hacia Damien y lo fijamente, estaba murmurando palabras en voz baja mientras jugaba con sus manos.
Nunca se imagino que Damien sería de esos chicos.
Se acomodó en el sillón de cuero negro para continuar observando a Damien. Quería entender el porqué estaba en ese estado, por lo que sabía, no había discutido con Rigel, tampoco estaba en problemas. De lo poco que conoce a Damien, una cosa si es clara, no es de meterse en problemas. Empezó a sentir desesperación al ver como cada vez decía, lo que parecían ser incoherencias, cada vez más rápido.
Decidió intervenir finalmente.
—¿Pasa algo, Roux? — pregunto con voz aburrida.
Damien levantó la cabeza y fijó su mirada en el pequeño platinado. Soltó un suspiro tembloroso y negó firmemente. Draco entrecerró los ojos con reproche, claramente miente.
—¿Estas seguro? — insistió—. Puedo ayudarte, ¿sabes?
Damien volvió a mirarlo y lo pensó. Es probable que el platinado sí pueda ayudarlo, pero le daba vergüenza revelarle el motivo de su estado de crisis. Pero de cierta forma, confiaba en el pequeño que tenía enfrente. Finalmente accedió a contarle su preocupación.
—En tres dias es el partido de quidditch... —¿eso era? ¿Damien nervioso por un partido de quidditch? No lo creía — y... y-yo... el padre de Rigel — no entendía lo que quería decir, Draco elevó sus cejas animándolo a continuar — el padre de Rigel vendrá a verlo, y Rigel me presentará oficialmente como su novio — finalizó.
Draco asintió con compresión. Quiso reír, saber que es lo que tiene al ojiverde en ese estado le causaba gracia sin duda. Conocía a su tío Regulus, o como él lo llama, tío Reggie. Podría ayudar a Damien habiéndole acerca de su tío y algunas maneras de impresionarlo.
—No te agobies por eso, yo te puedo ayudar — palmeo sus manos en las rodillas —. Conozco a mi tío lo suficiente como para saber si le puedes agradar o no.
Vio cómo la mirada de Damien se iluminó y su rostro se relajó.
—¿De verdad puedes? —preguntó mientras se levantó de un salto y se sentó a la par de Draco.
Draco asintio tranquilamente — Claro, por algo te ofrezco mi ayuda — dijo obvio.
Damien se quedó estático, parecía pensar en algo hasta que la compresión se vio reflejada en su rostro.
—¿Me ayudas para quedar bien conmigo? — pregunto con una ceja alzada —. Sé que te gusta mi hermana — dijo acusatoriamente. Draco abrió sus ojos con sorpresa y sintió como sus orejas y cara se ponían calientes. ¿Tan obvio era? Lo vio con pánico —. No te asustes, no me molesta realmente — dijo con una mueca —. Apenas y te acercas a ella.
ESTÁS LEYENDO
My Dear Ravenclaw | Draco Malfoy.
FanfictionDraco Malfoy se enamora de una dulce chica Ravenclaw, pero, no tiene el valor de acercarse a ella por miedo al rechazo. -- Malfoy, dos miradas no se cruzan más de dos veces solo por casualidad. No existe Voldemort en esta historia.